Plan de negocios y planeación estratégica para tu negocio (Parte III)

Nota del editor: Antes de leer este artículo, se recomienda primero ver las partes UNO y DOS que le anteceden para una mejor comprensión.

La “estrategia” es el inicio, el desarrollo y la culminación del Plan de Negocios, por lo tanto, es una actividad constante cuando dirigimos una empresa. Un común denominador en los empresarios exitosos que conozco es que dedican una parte de sus labores semanales a pensar en la estrategia, su recomendación es dejar las prisas o las preocupaciones por lo menos una vez por semana y cerrar la agenda de actividades, con el único objetivo de sentarse a meditar y utilizar la imaginación para visualizar el camino que recorremos en el presente y de qué forma nos llevará al futuro.

No es necesario que la empresa tenga malos momentos para realizar una planeación estratégica, incluso cuando el negocio es exitoso lo debemos de hacer, tenemos que visualizar qué funciona correctamente y cómo pudiera mejorar.

Como experiencia personal, te puedo comentar que cuando me aventuré a instalar mi primer invernadero invertí una gran cantidad de mi patrimonio debido a las altas utilidades que ofrecía entrar en esta actividad. Los primeros dos años fueron fabulosos, en los cuales disfruté de utilidades que me hacían sonreír y ver un futuro muy agradable, lo que me llevó a invertir más recursos en ampliar mi capacidad productiva.

El gran problema que se presentó posteriormente es que muchos inversionistas vieron la misma oportunidad y a los tres años saturaron el mercado, los precios de venta se cayeron y mis ingresos no alcanzaban ni siquiera para pagar a los empleados, y aun así el espejismo de que era un excelente negocio se mantenía y seguían entrando mas inversionistas y productores al sector, haciendo muy difícil mantenerse en dicho negocio.

La opción mas viable era vender los invernaderos a un precio mucho menor de la inversión original, aceptar mis pérdidas y no volver a dedicarme a las actividades agrícolas; la otra alternativa era sentarme a pensar qué camino podía elegir para continuar en un negocio tan rentable y tan generoso como la agricultura.

Elegí seguir en el negocio, pero me detuve a planear de qué forma podría hacer rentable una vez más mi negocio. Modifiqué mi visión, mi misión y mis objetivos; el resultado fue cambiar el cultivo que sembraba, salí a buscar los productos que hacían falta en el mercado y cuánto me costaba producirlos, al encontrar el más rentable y más escaso fue como tomé la decisión.

Al día de hoy, y después de 7 años, sigo sin tener competencia, pero a diferencia de los momentos en los que estuve a punto de cerrar mis puertas, ahora sigo revisando las amenazas que pudieran presentarse y continúo realizando modificaciones, pero principalmente, me sigo enfocando en productos que son escasos en el mercado.

Ha habido momentos en que la baja de rentabilidad se debe a un mal manejo de los costos, los cuales deben de revisarse y es increíble encontrarnos con actividades que no generan valor, pero muchas veces representan una carga en nuestro presupuesto que podemos eliminar para obtener mayores utilidades.

En los libros y en la academia encontramos que las estrategias a seguir deben de estar relacionadas a la visión, la misión y las metas (vistos en la parte I y II), así como también las debemos enfrentar para decidir el por qué sí de las oportunidades que se nos presenten y el por qué no debido a las amenazas.

Como te has podido dar cuenta, siempre le doy más importancia a las amenazas, y continuamente hago una lista de las situaciones externas que pudieran afectarnos y que nos obliguen a tomar mejores decisiones.

Muchas veces he visto consultores que recomiendan diversificar nuestra producción y generar valor agregado en nuestros productos, pero no realizan un diagnóstico de las actividades básicas de los productores y, en algunas ocasiones, encontramos que desde un inicio la forma de organización de su negocio es inadecuada o, en su caso, las actividades que realizan tienen que fortalecerlas y especializarlas antes que dar los siguientes pasos para crecer.

En alguna ocasión conocí un grupo de 30 productores que sentían que estaban muy bien organizados y al estar agrupados podían presentar varias fortalezas, situación que no servía de mucho, ya que no contaban con un comité de decisión, todos opinaban y cada uno pensaba que tenía las mejores ideas. Sin embargo, no se podían poner de acuerdo en las decisiones y el grupo no tenía ningún rumbo: desperdiciaban reuniones cada 8 días durante 3 o 4 horas, carecían de una planeación estratégica y, por consiguiente, no había ningún beneficio en una magnífica idea que era la de formar una agrupación que representara la fuerza suficiente para poder negociar de una mejor forma con clientes y proveedores. Pero al no contar con una visión, una misión, metas y estrategias, solamente estaban perdiendo recursos de tiempo, de esfuerzo y económicos.

Otro ejemplo muy claro en nuestro país, ahora que ha habido amenazas para terminar con el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, es que algunos analistas recomiendan a las empresas mexicanas diversificar su exportaciones a otros países diferentes a Estados Unidos y Canadá, como Asia, Europa o Medio Oriente, situación positiva pero que quizás no todos podrán optar al revisar los costos de logística y capacidad productiva.

Por ello, otra opción es consolidar nuestras actividades en los primeros eslabones de nuestras cadenas productivas. Como ejemplo, pudiera mencionar el tema del mezcal en México, es un producto que está presentando una explosión exitosa en los mercados de exportación mucho más importante que el tequila, las recomendaciones son buscar la certificación de calidad e inocuidad para poder elevar su valor.

Sin embargo, desde el primer eslabón de la cadena de producción del mismo hay una insuficiencia de plantaciones de agave mezcalero, y para incrementar el inventario de plantas el proceso llevará 4 años como mínimo para poder obtener la materia prima para producir el mezcal y poderlo envasar, entonces realmente la amenaza la estamos generando nosotros mismos y tenemos que detenernos a pensar en una estrategia ordenada para poder tener resultados exitosos.

Utilizando la planeación estratégica como herramienta podemos crecer y hacer más rentable un negocio, hoy en día con la tendencia de algunas economías de desglobalizarse y de seguir un camino nacionalista, sendero que para la agricultura en México será difícil, debido a la inercia exportadora de nuestro país y los empleos y divisas que actualmente están generando; la recomendación es fortalecer nuestra industria desde los primeros eslabones de las cadenas productivas y buscando vincular nuestra producción con los avances modernos de investigación que en México sí existen y son muy buenos, para encontrar estrategias que deriven en mayores rendimientos.

Como hemos podido comentar, realizar una planeación estratégica en forma continua y habitual nos dará excelentes resultados. En algunas ocasiones la visión, la misión, las metas y sobre todo las estrategias podrían cambiar o sufrir modificaciones, sin embargo, es mejor tenerlas como una buena herramienta a no contar con ellas.

Es como los extinguidores, que por reglamentación se encuentran en las paredes de todo negocio para ser utilizados en caso de una amenaza de incendio, con la diferencia que la planeación estratégica se debe utilizar continuamente, ya que diariamente existen amenazas que por el dinamismo de nuestras actividades pueden poner en riesgo la marcha de nuestro negocio; pero precisamente para eso nos sirve, para poder evitar esos riesgos y tratar de minimizar el que ocurran en todo momento, adicional a generar utilidades de manera continua.

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