Manejo integrado para controlar enfermedades del suelo en las fresas

Desde el 2005, los productores de California empezaron a notar el ataque de dos enfermedades ocasionadas por hongos que habitan en el suelo: Macrophomina phaseolina que provoca la pudrición carbonosa; y Fusarium oxysporum, que ocasiona la marchitez por Fusarium en sus producciones de fresa.

Este problema se presentó cierto tiempo después de que los productores dejaron de utilizar el bromuro de metilo como fumigante.  “Los productores de fresa se dieron cuenta del rumbo al que se dirigía la industria y sabían que llegaría el día en que tendrían que producir sin bromuro de metilo,” explica Steve Koike, fitopatólogo del Centro de Extensión Cooperativa de la Universidad de California en el Condado Monterey.

“Debido a que estos productores de fresa estuvieron entre los primeros en cultivar sin este fumigante, también fueron los primeros en sufrir el ataque de estas enfermedades,” añade.

Los mismos síntomas
Para complicar la situación, los patógenos de la marchitez por Fusarium y los patógenos de la pudrición carbonosa presentan síntomas idénticos; por lo que el diagnóstico a pie de campo no es una opción. Para evitar diagnósticos erróneos, Koike pide a los productores que envíen muestras a su laboratorio más cercano.

¿Cuáles son los síntomas con los que debemos estar alerta? Las plantas afectadas por cualquiera de los dos patógenos presentan el follaje marchito, las hojas viejas mueren (las hojas jóvenes frecuentemente permanecen vivas) y las plantas sufren achaparramiento.

“Los fitopatólogos anticiparon este problema cuando los productores dejaron de utilizar una herramienta tan poderosa como lo era la combinación de bromuro de metilo con cloropicrina,” comenta Koike.

“Hoy en día, todas las áreas principales de cultivo de fresa en California tienen ambos patógenos. Estamos sumamente alarmados.”

El cambio en las prácticas de manejo de plagas y la falta de las herramientas necesarias se traduce en desarrollos biológicamente importantes. En este caso, se trata de dos nuevas enfermedades. En todo California, la mayoría de los brotes están asociados con los cambios realizados en las prácticas de fumigación.

Aplicación insuficiente
Además de ya no usar el bromuro de metilo, muchos productores de fresas no están aplicando los materiales fumigantes que se tienen actualmente a todo el campo de cultivo. De acuerdo con Koike y otros investigadores, los productores primero forman las camas de siembra y luego aplican un fumigante a las camas, pero sólo a las camas; en parte, para reducir costos.

El resultado de esta práctica es que los productores están tratando como mucho la mitad del terreno que se debería tratar.

“Si fumigas la mitad del terreno, entonces la otra mitad se queda con el hongo y los productores seguirán teniendo problemas. Por lo tanto, el problema no se reduce únicamente a la sustancia química, sino a la forma en que se están aplicando los fumigantes,” comenta Koike.

Variedades resistentes
“Cuando hay cambios en las prácticas de producción como los descritos en este artículo, es preciso pensar en el fitomejoramiento,” recomienda Koike.

En la mayoría de los cultivos y en el caso de las principales enfermedades transmitidas por el suelo, la mejor forma de evitar problemas es utilizar variedades resistentes o tolerantes. No obstante, en la actualidad no hay variedades de fresa disponibles con la resistencia que se requiere.

“Tenemos algunas variedades que son un poco más tolerantes a Macrophomina y tenemos otras variedades que son un poco más tolerantes a Fusarium, pero no hay ninguna variedad que sea tolerante a ambas enfermedades,” comenta Koike.

“Aun cuando hubiese variedades tolerantes, si las condiciones son favorables para la enfermedad o si la población de hongos es muy elevada, las plantas sucumbirán a la enfermedad y morirán. Pueden vivir más tiempo, pero finalmente se colapsarán.”

Opciones para los productores
“Aun cuando los productores de fresa no tienen variedades con altos niveles de resistencia a ambos patógenos, sí tienen opciones,” comenta Koike. Incluso si no hay reemplazos inmediatos para el bromuro de metilo, los productores tienen acceso a otros fumigantes y todo depende de la forma en la que los utilicen.

Explica que esos otros materiales matan al Macrophomina y al  Fusarium, pero no son tan efectivos como la combinación tradicional de bromuro de metilo con cloropicrina. Además, con la práctica de fumigar las camas, sin fumigar el resto del campo de cultivo, los productores están teniendo una caída en su desempeño productivo.

“En primer lugar, estamos tratando de encontrar una sustancia química substituta que se aplique antes de la siembra; así como fumigantes que puedan ser más efectivos para reducir los niveles de los patógenos en el suelo antes del trasplante de las plantas de fresa,” agrega.

En segundo lugar, la investigación se concentra en fungicidas que puedan ser aplicados a las plantas de fresa ya establecidas en el campo, de tal suerte que sea posible proteger sus raíces contra las infecciones de Macrophomina o de Fusarium.

“No somos muy optimistas respecto al segundo método, ya que si analizamos todos los otros sistemas de enfermedades transmitidas por el suelo, hay muy pocos casos en los que se puede aplicar un fungicida a un cultivo y obtener buen control de patógenos transmitidos por el suelo; como es el caso de estas dos especies. Sencillamente no funciona bien.”

Plan de ataque a dos bandas
En este momento, el plan es poner en práctica métodos integrados para reducir la susceptibilidad de las plantas a los dos patógenos. “Lo primero que debemos hacer,” comenta, “es ser conscientes de la necesidad de sanitizar, especialmente el equipo.”

Con toda probabilidad los patógenos que se adhieren al equipo son la fuente principal de contaminación de los campos de cultivo.

“Los productores ya son más cuidadosos con su equipo. Si hay un campo infectado con Macrophomina y al final del ciclo se remueve el suelo para extraer las plantas viejas y después se mueve el equipo hacia otro campo de cultivo; ese equipo utilizado puede transportar al patógeno. Cada vez hay más productores que lavan el equipo antes de trabajar un campo limpio. Esta práctica es una medida de MIP muy importante y apropiada.”

El segundo método integrado para el control de estos patogenos devastadores y las enfermedades que provocan es la rotación de cultivos. “Los productores de fresa están practicando la rotación en sus operaciones hortícolas y tratan de alejarse de los campos infestados para evitar que los hongos se continúen acumulando,” concluye.

 

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