El sabor del tomate depende de una compleja mezcla de azúcares, ácidos orgánicos y más de 30 sustancias químicas volátiles que pueden influir en la intensidad del sabor y en la percepción de la dulzura. La composición de este cóctel de sabor depende en gran medida de la genética de cada variedad y se ve influenciada por las condiciones de crecimiento.
En el 2012, Ontario fue responsable del 66% del total de la producción nacional de tomate de invernadero, siendo el 40% de las hectáreas cultivadas dedicadas a TOV. “Estamos integrando la información recabada por nuestro equipo dedicado a realizar estudios de los consumidores sobre los aspectos sensoriales que generan la preferencia de los consumidores, con los perfiles genéticos y bioquímicos de cientos de diferentes líneas de tomates,” comenta Liscombe. “Seleccionaremos líneas que tengan las características de sabor preferidas por los consumidores canadienses y después transferiremos estas características a las variedades de tomate adaptadas a la producción comercial bajo invernadero en Ontario.”
Fuente: Nota de prensa de OGVG.