Manejo inadecuado del suelo en las Amazonas

Muchos agricultores en zonas tropicales como la del Amazonas, todavía practican uno de los sistemas agrícolas más desastrosos jamás empleados, al arrasar y quemar bosques tropicales en un intento de cultivar la tierra chamuscada resultante de tal atrocidad. Estas finas capas de suelos tropicales se agotan rápidamente, con lo que la duración de la producción del cultivo es trágicamente corta, y al final permanecen únicamente los llamados “desiertos húmedos.”

En los ecosistemas tropicales, donde casi todos los nutrientes son almacenados en las alturas de las biomasas vivientes constituidas por las copas de los árboles, los suelos tropicales son poco profundos e inadecuados para la agricultura. Las materias procedentes de vegetación muerta, tales como hojas caídas, se pudren rápidamente en los trópicos, y los árboles de raíces poco profundas absorben los nutrientes de inmediato, dejando apenas nada para la formación del suelo.

A pesar de ello, una de las pistas más intrigantes en la formación de suelos profundos, ricos y regenerativos nos ha llegado recientemente de la cuenca del Amazonas. Allí han sido descubiertas, junto con vestigios de agricultura precolombina, zonas de “terra preta do índio” (tierra negra del indio).

Estos suelos negros y ricos han sido descubiertos en el Amazonas en parcelas — unas 900 hasta la fecha — cuya extensión individual promedia 20 hectáreas y pueden alcanzar dos metros de profundidad. Los investigadores han concluido que esta terra preta no se manifiesta de manera natural, sino que fue creada por una civilización precolombina. Estiman que algunas de esas parcelas de tierra negras y profundas podrían tener 7,000 años. ¿Qué les parece esto como ejemplo de sostenibilidad?

Dichos suelos proporcionan interesantes claves sobre posibles soluciones a algunos de nuestros problemas modernos más desconcertantes. Extendida degradación del suelo, desertificación, y agotamiento de reservas de agua dulce amenazan nuestra capacidad para alimentar a la creciente población mundial, la cual se prevé supere 8,000 millones en 2030. La terra preta podría incluso proporcionar pistas para frenar la creciente acumulación de carbono en la atmósfera, presunto culpable del calentamiento global.

El ingrediente secreto de terra preta es “biochar” o carbón vegetal — materia orgánica que ha sido quemada a baja temperatura y retiene la mitad de su contenido original de carbono. Al mezclarse en el suelo, biochar incrementa drásticamente la retención de nutrientes y la actividad microbiana en el suelo, con lo que el agua se filtra mejor, en vez de escurrirse. Y como el carbono de biochar al parecer permanece estable en el suelo por cientos o quizá miles de años, algunos científicos defienden su uso extendido para fijar carbono en el suelo, que de otra manera se fugaría a la atmósfera, con el fin de invertir el efecto invernadero global.

Muchos estudiosos de este secreto perdido del ancestral Amazonas creen que terra preta do índio podría desencadenar la necesaria “revolución negra” en la agricultura mundial.

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