Control biorracional de plagas y enfermedades se convierte en nuevo estándar

El control biorracional de plagas y enfermedades en combinación con técnicas convencionales de control se ha convertido en un estándar de buenas prácticas agrícolas.

Escoger la semilla adecuada, hacer análisis de suelo y agua, asegurar la entrega de dosis adecuadas de fertilizantes, en combinación con el monitorio continuo de plagas y enfermedades, son prácticas preventivas que permiten al productor llevarle la delantera a cualquier percance productivo.

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Todo comienza con el suelo

suelo en manoAlejandro de la Fuente, ingeniero agrónomo y asesor a productores para la empresa consultora Scientia Tech Asesoría, S.C. comenta: “El primer punto es una nutrición balanceada; entre más insumos orgánicos se utilicen, más balanceada será la nutrición.

Se trata de alcanzar un balance en los nutrientes y generar la suficiente actividad biológica en el suelo o sustrato para que los nutrientes se absorban de manera adecuada. Los sistemas de nutrición convencionales (N-P-K) están hechos para cosechar carbohidratos, pero los sistemas de defensa de las plantas son a base de proteínas. Por consiguiente, se diseña un programa de nutrición que favorezca la síntesis de proteínas, para lo cual se requiere que estén en suficiencia todos los elementos esenciales y minerales traza.”

De la Fuente explica la importancia de obtener ese balance ideal en las propiedades del suelo. “Es necesario obtener un balance en la relación Ca/Mg en la CIC del suelo, un adecuado balance P/K para proveer de energía suficiente a la planta, microelementos y minerales traza y una adecuada actividad biológica en el suelo o la rizosfera, que será dependiente y proporcional a la cantidad de materia orgánica del suelo, para mantener la disponibilidad de nutrientes y que estos sean absorbidos por la planta en forma adecuada y en el caso de los cationes, debidamente complejados en compuestos orgánicos.”

Trabaje con la naturaleza

De la Fuente asegura que dependiendo de las características genéticas de la planta, una planta resistente a una enfermedad tiene suficiente energía para desplegar sus defensas y contener la enfermedad a tiempo.

“La energía de la planta usted la puede medir indirectamente por su contenido en grados Brix. Por ejemplo, los tomates que son producidos en forma convencional presentan lecturas de entre 4 y 8° Brix. Si usted eleva sus lecturas por encima de 9° Brix, notará que las plagas y enfermedades tienden a desaparecer del cultivo. Si alcanza lecturas superiores a 14° Brix — lo que no es fácil — no habrá plaga o enfermedad que afecte su cultivo, incluso tienden a desaparecer las mal llamadas ‘malas hierbas.’”

De la Fuente nos comenta que mediante el uso de elicitores como lo son el ácido salicílico y sus derivados, algunos extractos vegetales y de algas marinas, el productor puede incentivar los mecanismos de defensa de la planta con el fin de prepararla para defenderse en caso de infección.

“Existen otros extractos vegetales que no sólo actúan como elicitores sino que aportan compuestos de defensa de las plantas con acción fungicida, tales como el árbol de té (Melaleuca argentifolia), gobernadora (Larrea tridentata), extracto de semillas de cítricos, extracto del alga Ascophyllum nodosum, etc. Estos proporcionan cierto ahorro de energía a la planta ya que no invierte energía para producir dichos compuestos.”

Opciones de biofungicidas

Los productos a base de Bacillus (B. subtilis, B. pumilus, B. cereus, B. liqueniformis, B. stearothermophilus, entre otras), son considerados la mejor opción en el control de bacterias. “Lo mejor para controlar bacterias son las bacterias,” manifiesta De la Fuente.

Por su parte, Jorge Estrada Berg Ortiz, gerente de negocios para productos biológicos y cultivos frutales de Bayer CropScience México coincide en la importancia del uso de productos a base de bacterias para el control de bacterias, “Nuestros biofungicidas de la familia Serenade son formulaciones elaboradas en base a una bacteria que se llama Bacillus subtilis (QST 713). Esta bacteria les permite a los productores controlar enfermedades producidas por hongos y bacterias en prácticamente cualquier cultivo. Adicionalmente tiene un efecto positivo cuando es aplicada en el suelo, ya que la bacteria es un habitante natural del suelo. Al ser aplicada en el suelo, fija nitrógeno atmosférico, ayuda a solubilizar los fertilizantes para los cultivos dándole un aporte positivo a la fisiología de la planta. Ves cultivos más fuertes, más verdes, adicionalmente al control de las enfermedades.”

Según Estrada, Serenade es utilizado ya sea en mezcla o alternado con las soluciones químicas, y advierte que es un biofungicida de contacto con efecto preventivo, no curativo.

“Los agricultores no pueden continuar haciendo uso irracional de productos químicos. Se tiene que comenzar a migrar hacia la aplicación de programas de manejo similares a los que se aplicaban a los cultivos en el caso de cigatoka que ya se tiene limitaciones en cuanto al tipo y familias de productos químicos que pueden ser aplicados en un ciclo — ya esto lo estamos empezando a ver en hortalizas, y ahí es donde están entrando los biofungicidas, donde el productor puede usar los productos entre aplicaciones de productos químicos mezclados para darle un mejor control de las enfermedades; sin aumentar un nivel de residuos químicos en los frutos.”

Los biofungicidas pueden ser aplicados poco antes de la cosecha y no presentan problemas de residuos ni restricciones para los mercados internacionales.

Experiencias de control en México

Hace poco más de 15 años, cuando De la Fuente trabajaba con la empresa Exportalizas Mexicanas, se estableció un programa de manejo integrado de plagas con énfasis en el control biorracional, en un promedio anual de 1,200 ha de hortalizas a cielo abierto tales como tomates, pimientos, pepino y berenjena.

Según De la Fuente, se utilizaron jabones para el control de plagas de insectos, aceites vegetales o minerales, extractos vegetales con efecto insecticida, insecticidas microbiológicos a base de bacterias u hongos entomopatógenos, insecticidas de origen biológico como avermectinas y spinosinas y de reguladores del desarrollo de los insectos y feromonas sexuales para atracción en trampeo masivo o monitoreo, para confusión sexual, así como feromonas de agregación para trampeo.

“Logramos producir tomates (400 ha) y berenjenas (150 ha) donde el único insecticida o biofungicida sintético que se aplicó fue imidacloprid por el sistema de riego por goteo a los 7 días después del trasplante,” relata De la Fuente. “Vimos un incremento en la calidad de los frutos y la extensión en tiempo del ciclo de cultivo (más semanas cosechando).”

Carlos Mercado López, agrónomo asesor de Agrícola Casamil y Herradura, maneja el control de plagas y enfermedades con productos a base de Trichoderma, Bacillus subtilis, extractos de plantas y semilla de cítricos, lombricomposta y lixiviados de la misma lombricomposta a través de su sistema de riego. “Sabemos que controlando vectores evitamos enfermedades, y usando hongos, bacterias, extractos y compostas (en sus diferentes formas) evitamos enfermedades radiculares.”

“Hemos usado crucíferas para controlar nematodos, así como la fermentación, reproducción y aplicación vía sistema de riego de la bacteria Bacillus stearotermophilus para el control de microorganismos dañinos para nuestros cultivos. Adicionalmente utilizamos Bacillus turingiensis y licuado de gusanos muertos por el virus de la poliedrosis aplicado al follaje.”

Mercado López concluye que, de aplicarse a tiempo y correctamente, los productos biorracionales ofrecen excelente control de plagas y enfermedades.