La demanda de los alimentos orgánicos: ¿moda o realidad?

La demanda de los alimentos orgánicos: ¿moda o realidad?

La agricultura orgánica ha pasado de ser un movimiento reducido a ser un modelo agrícola competitivo y con una enorme proyección internacional, todo ello motivado por una demanda creciente por parte de los consumidores en todo el mundo.

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Atendiendo a los últimos datos facilitados por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), se registra una superficie cultivada en el país que pasó en los últimos 10 años de 86 mil a casi 400 mil hectáreas. Al mismo tiempo, el número de productores en una década creció de 33 mil 587 a alrededor de 140 mil.

De los datos facilitados por el SAGARPA se desprende que entre los principales productos orgánicos está el café, cuya producción alcanza el 50 por ciento del área cultivada; aguacate con un 15 por ciento; hierbas aromáticas y medicinales con alrededor del 10.31 por ciento; hortalizas, 9 por ciento; cacao, 5.92 por ciento, así como uva silvestre, con 4.11 por ciento.

En lo concerniente a las principales zonas productoras, se puede citar a Chiapas, Oaxaca, Michoacán, Chihuahua y Guerrero.

Agricultura orgánica, en constante aumento

Para la consultora en agronegocios de Michoacán, Ángeles Anahí Casillas Godínez, “es evidente que la agricultura orgánica ha ido creciendo en México, debido principalmente a la enorme demanda por parte de Estados Unidos y Europa, y especialmente, a las exigencias de los consumidores que cada vez demandan más este tipo de alimentos”. Además, Casillas Godínez reconoce que “la agricultura orgánica tiene dos grandes asignaturas pendientes como son la promoción y potenciar la internacionalización de los productos orgánicos, especialmente en los mercados del centro y norte de la Unión Europea”.

La demanda de los alimentos orgánicos: ¿moda o realidad?

Demanda creciente en Europa

En la Unión Europea, la demanda de alimentos orgánicos está creciendo anualmente a un ritmo de un 10 por ciento. En este sentido, el productor-exportador de cítricos y granadas orgánicas, Juan Antonio Martínez Rubio, director gerente de la firma española Toñifruit, localizada en Librilla (Murcia), señala que “existe una demanda muy activa y dinámica en la Unión Europea en el consumo de alimentos orgánicos, tanto en países centro europeos como Alemania; y nórdicos como Noruega, Finlandia y Suecia. Por lo que las exportaciones de orgánicos mexicanos tienen unas expectativas muy positivas en estos mercados, tanto en el sector de frutas, como en hortalizas”.

“A pesar de los aspectos logísticos, México es un mercado que puede tener una gran proyección internacional, aunque está falto de tener mayor promoción en la Unión Europea, así como puede convertirse también en un mercado complementario al estadounidense”, apunta Martínez Rubio.

Por su parte, Fermín Sánchez Navarro, director general de la empresa española GRUVENTA (Grupo de Ventas Hortofrutícolas), que tiene su propio departamento de productos orgánicos, ha apuntado también que “estamos seguros que los productos orgánicos mexicanos tienen enormes posibilidades de crecimiento en el mercado europeo, donde se valora su gran calidad y donde tienen cada vez mayor demanda por parte de nuestros clientes”.

“Tanto las hortalizas orgánicas como el aguacate orgánico de México tienen grandes opciones en Europa, por eso entendemos que sería muy positivo forjar alianzas comerciales entre productores y empresas orgánicas mexicanas con compañías españolas, para crear acuerdos comerciales que serían enormemente beneficiosos para la expansión de la producción orgánica mexicana en la Unión Europea”, apunta Fermín Sánchez.

Por otra parte, el consultor agroalimentario de Zamora (Michoacán), Jaime Galván, señala de forma contundente que “los alimentos orgánicos son una realidad actualmente, por su importancia social, cultural y económica, y con el impulso que le están aportando las empresas y productores mexicanos, no hay ninguna duda de que su futuro es extraordinario para nuestro país”.

Artículo escrito por Francisco Seva Rivadulla, periodista y experto en comunicación agroalimentaria.