Recursos hídricos para el desarrollo de la agricultura

 

Nota de los editores: El 4 de abril de 2010, un terremoto de magnitud 7.2 en la escala Richter sacudió el estado de Baja California, afectando en gran medida a la producción del fértil valle de Mexicali, afectando a 60 mil hectáreas productivas e inhabilitando varios canales de irrigación. Varios hechos e ideas expresados por el autor de este artículo, aunque referidos a otras tierras, podrían aplicarse para resolver algunos problemas en zonas agrícolas desérticas o con serias limitaciones de recursos hídricos en México.
 
 
El amor por una persona tuvo, al parecer, más peso que la voluntad política de muchos gobiernos regionales en los últimos 500 años. Si cuando existe amor, todo se puede, me pregunto si algunos que ingresan a la política realmente aman a los que gobiernan.
 
 
Me encontraba en tierra desolada, desértica; una tierra que además en el 2007 había sido recién azotada por un terremoto de 7.9 en la escala Richter y que se había cobrado 600 víctimas mortales y dejado a miles de familias sin viviendas. Me refiero a Ica, una tierra de donde surge el 65% de las exportaciones agrícolas del Perú, y en la que destacan cultivos como espárrago, uva de mesa, melones, paprika, y por supuesto la uva destinada a elaborar el famoso licor Pisco.
 

Ingenio ancestral

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Los incas conformaron una civilización impresionantemente desarrollada, logrando en su era lo que muchos no han conseguido hasta ahora. Una muestra de ello son sus famosos andenes, que simulaban una serie de peldaños de escalinatas separados por paredes de piedra, para el mejor aprovechamiento del agua de lluvia. Constituían un sistema de terrazas en las faldas de las zonas montañosas con las que utilizaban el agua varias veces, conforme se trasladaba vía superficial y vía subterránea, lixiviado de una terraza a otra. Bueno y ni qué decir de los puentes colgantes, sobre los que uno aprende en la escuela en las lecciones de historia.
 
 
Pero lo que me dejó atónito en mi visita a Ica fue el encontrarme con una cruda realidad — todas las compañías de exportación, las mismas que en mercados internacionales tienen una marca de prestigio, no cuentan con canales de irrigación. Como además se registra poco volumen de lluvia y los ríos son muy escasos, los agricultores dependen exclusivamente del bombeo de agua de pozos. Para agravar el problema, ahora es casi imposible obtener un permiso para realizar excavación de pozo en esa zona.
 
 
Estas son empresas con sistemas tecnológicos impresionantes y muy avanzados en cuanto a prácticas sostenibles. Por citar un ejemplo, disponen de su propia producción de enemigos biológicos para el control de plagas, incluyendo el uso de halcones para evitar ingreso de aves en campos y así asegurar inocuidad.
 
 
 

Canales de prosperidad

Entonces, me pregunto qué se llegará a hacer en un futuro muy cercano cuando ya no se cuente con el agua para regar estos cultivos tan lucrativos, así como aquellos de subsistencia. Probablemente, lo que hicieron los incas — crear canales de irrigación que acarreen agua de la montaña hacia la zona productiva.
 
Los acueductos de Cantayoc, también conocidos como Los Ojos de Nazca, incluyen galerías subterráneas como las descritas anteriormente y respiraderos para determinar el nivel del agua. Algunos de estos canales están aún en uso, pero muchos han sido abandonados.
 
Uno de los canales más impactantes, y todavía en uso, es el famoso La Achirana de Ica, que según la leyenda fue construido por el inca Pachacutec como una prueba de amor a su mujer. Este canal puede abastecer agua de irrigación para 11,000 hectáreas de zona costera.
 
Lo irónico de todo esto es que el día anterior a visitar este canal, al atravesar un puente que cruza uno de sus sectores, una radioemisora proclamaba la necesidad de contar con presupuesto estatal para construir canales que permitan el crecimiento de la agricultura, una actividad que ha traído mucho empleo a la región.
 
El agua es — y continuará siendo — tema candente en las próximas administraciones. Ya se está viendo en algunos sectores, como en el sur de California, donde el canal típicamente americano fue reinventado pasando de un canal de tierra a un canal paralelo completamente cementado. De esta forma se evita la pérdida de agua que conlleva la infiltración de agua por arena, sobre todo cuando en lugares de la zona sigue surgiendo la construcción de pozos.
 
Algunos opinan que las grandes inversiones estatales a futuro serán precisamente, en cierta medida, llevar agua a donde se necesita.
 

Cuestión de prioridades

Normalmente mi tema a abordar es la calidad de agua — por su conexión directa con la inocuidad de alimentos, y porque está claro que en muchos países latinoamericanos aún no se utiliza agua que reúna estándares aceptables de calidad.
 
Pero en esta ocasión me decidí por el tema de la cantidad de agua, porque son muchos los pensamientos que surgen cuando se encuentra que una necesidad ha existido por tanto tiempo aún no se soluciona. Nuestras civilizaciones más recientes tienden a pecar de ignorancia en la asignación de prioridades de proyectos — quizás por falta de perspectiva o de visión global — teniendo en cuenta las diferentes necesidades y tendencias de la sociedad. Es algo así como construir una autopista panamericana y atravesar uno de los diseños Nazca por no tener esa óptica desde los aires. Me pregunto, ¿Por qué no es factible la voluntad de un gobierno para asegurar cantidad y calidad de agua que permitan la producción de alimentos inocuos?
 

 

Fonseca es especialista en hortalizas y tecnología poscosecha, ha laborado para la Universidad de Arizona, EUA y ha sido consultor en tecnología poscosecha en EUA y en diferentes países de Latinoamérica (República Dominicana, Panamá, Costa Rica y México).