Crecimiento de la industria de bioplaguicidas

Aunque el mercado de los bioplaguicidas todavía ocupa una porción relativamente pequeña de todo el mercado de protección de cultivos, el sector está experimentando un crecimiento extraordinario y está en camino de duplicar su participación de mercado en los próximos cinco años.

“Somos una fuerza pequeña pero poderosa,” comenta Bill Stoneman, director ejecutivo de la Alianza de la Industria de Bioplaguicidas (BPIA, por sus siglas en inglés). “Creo que el entorno de la agricultura en general favorece los bioplaguicidas y nos permitirá alcanzar ese crecimiento.”

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Se espera que el valor en dólares del uso de bioplaguicidas en los Estados Unidos crezca a una tasa entre el 15% y el 16% este año, acercándose al 6% del mercado global para el control de plagas. Si el crecimiento continúa a un ritmo anual del 11% al 15%, el segmento alcanzará 12% del mercado global en el 2020. A pesar de que el 12% continua siendo un porcentaje pequeño, sería un logro impresionante para un segmento que tenía sólo el 2.5% en el mercado de Norte América en el 2006.

Preparados para el crecimiento

Los bioplaguicidas han existido por siglos, habiendo quedado registrado el uso de nicotina para el control del escarabajo de la ciruela desde el siglo 17. Uno de los bioplaguicidas más utilizados en la actualidad, el Bacillus thuringiensis (Bt), fue descubierto en 1901.

Los cultivos que utilizan Bt en el mundo incluyen algodón, berenjena, maíz, papa, arroz y soya entre otros. Sin embargo, a pesar de que la producción orgánica ha explotado en los últimos 20 años, en ciertas ocasiones el uso de bioplaguicidas continúa despertando dudas.

Esta percepción va cambiando a medida que las principales compañías fabricantes de productos para la protección de cultivos introducen sus propios bioplaguicidas.

Por ejemplo, Certis USA, tiene acuerdos de licenciamiento con la Universidad de Montana a través la Universidad Estatal de Montana-Bozeman y Montana BioAgriculture Inc. para desarrollar y comercializar nuevos fungicidas basados en Bmj un aislado de Bacillus micoides, una bacteria inocua que se encuentra en la naturaleza y activa la respuesta inmunológica de las plantas ante la presencia de hongos, bacterias y virus patógenos, dando como resultado resistencia sistémica adquirida a las enfermedades.

De acuerdo con la División de Control de Contaminación y Bioplaguicidas de la Agencia Estadounidense de Protección Ambiental (EPA por sus siglas en inglés), en el 2014 se registraron más de 430 ingredientes activos y 1,320 productos bioplaguicidas.

En comparación con estas cifras, a fines del 2008 se registraron alrededor de 245 ingredientes activos bioplaguicidas.

Coordinar interés entre el consumidor y productor

Stoneman atribuye este incremento en el uso de bioplaguicidas tanto al interés que demuestran los consumidores en la forma en la que se cultivan sus alimentos como al hecho de que los productores están en búsqueda de métodos más “suaves” o de acción más específica para sus programas de manejo integrado de plagas.

El creciente interés sobre la biología del suelo y el papel que los microorganismos desempeñan en la fertilidad y salud de los cultivos es otro factor que está impulsando este crecimiento.

La alianza BPIA calcula que el 93% de todos los productos bioplaguicidas utilizados por los productores son aprovechados en los sistemas agrícolas convencionales.

El 93% de todos los productos bioplaguicidas utilizados por los productores son aprovechados en los sistemas agrícolas convencionales.

“En la actualidad los productores buscan los nuevos materiales conforme a su especificidad,” comenta Stoneman. “Se concentran en las plagas que les están ocasionando problemas buscando reducir al mínimo el impacto en la biodiversidad de su sistema agrícola.” Los consumidores quieren comprar frutas y hortalizas sin residuos de plaguicidas y con frecuencia, los productores necesitan aplicar tratamiento para plagas un poco antes de la cosecha para asegurarse de que sus productos estén libres de defectos de apariencia y al mismo tiempo deben satisfacer ese otro requisito de los consumidores.

Muchos bioplaguicidas no tienen intervalos de uso antes de la cosecha y la mayoría tiene muy pocas restricciones, si es que las hay, para las aplicaciones subsecuentes.

Esto permite a un productor de fresas que sabe que va a llegar un frente frío y junto con él una mayor probabilidad de fungosis, aplicar un bioplaguicida en la mañana para proteger la fruta que está madurando y cosechar la fruta madura que podrá vender ese mismo día por la tarde.

Avances científicos

Hace algunos años, Stoneman esperaba que la patología de los cultivos dominara los nuevos avances en el sector de los bioplaguicidas; sin embargo ahora espera que el control de insectos será el sector que tenga más crecimiento.

Algunos de los bioplaguicidas nuevos más interesantes se están desarrollando en otros mercados especializados. Entre los productos, resaltan aquellos en base a la cepa bacteriana de Pseudomonas fluorescens para matar a los mejillones Cebra y Cuaga que invaden los sistemas de agua.

La salud de los insectos polinizadores es otra área de alta prioridad. El proyecto IR-4 ha apoyado trabajos de investigación para desarrollar un medio de control bioquímico para el ácaro Varroa, asociado con la destrucción de las colonias de abejas melíferas.

El proyecto IR-4 es un acuerdo de colaboración entre el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos y las estaciones agrícolas experimentales estatales que buscan desarrollar plaguicidas para proteger a los cultivos de especialidades.

Obstáculos potenciales

Se sabe que la industria todavía adolece de respuestas a las preguntas sobre legitimidad.

Los bioplaguicidas han sido considerados como costosos y menos efectivos que los productos convencionales. La entrada de compañías más convencionales a este segmento le ha dado más ímpetu a los bioplaguicidas y ha hecho que sus precios sean más competitivos.

“El costo que pagan los productores por nuestros materiales está a la par de los precios de otros materiales que utilizan, al igual que los precios de los materiales que reemplazan los bioplaguicidas,” dijo Stoneman.

La sociedad quiere utilizar métodos tan “suaves” como sea posible para el control
de plagas y eso favorece a los bioplaguicidas.

Sin embargo, el mayor obstáculo para un crecimiento más rápido continúa siendo el escepticismo expectante de que los bioplaguicidas sencillamente no son tan efectivos como los productos convencionales.

Las pruebas y demostraciones realizadas en los trabajos de investigación en las que se aplicaron bioplaguicidas en el mismo intervalo de tiempo y con el mismo equipo con el que se aplican los productos convencionales, han puesto a estos productos alternativos en desventaja.

Cuando los bioplaguicidas son tratados como agentes vivos, en lugar de utilizados como compuestos inertes, este reto es superado, sin embargo, se requiere realizar más trabajo en este sentido.

En términos generales, Stoneman tiene altas expectativas sobre la proyección de la industria, gracias al interés que despiertan los bioplaguicidas en toda la cadena alimentaria. “En general la sociedad quisiera utilizar métodos tan suaves como sea posible para el control de plagas y eso favorece a los bioplaguicidas.”