Diagnostique su suelo antes de producir

Los principales problemas del suelo que pueden ser diagnosticados mediante análisis de laboratorio son: Acidez, Sodicidad y Salinidad. Existen otros problemas como la compactación física que requiere de un manejo de labranza y en ocasiones de la aplicación de materia orgánica.

Por otro lado, la presencia de altas concentraciones de carbonatos, más que un problema, es una condición natural de los suelos de zonas áridas, con la que hay que aprender a convivir mediante el manejo de la fertilización y el uso racional de algunos mejoradores químicos.

Caraterísticas del suelo
Una vez definido lo anterior, se procede a conocer los niveles de macro y micro nutrientes disponibles en el suelo para decidir los programas de fertilización y las fuentes más recomendadas.

pH del suelo
Esta es una de las determinaciones más importantes, pues se relaciona con la disponibilidad nutrimental y con la presencia de aluminio libre que resulta tóxico para el desarrollo del cultivo.

Primeramente, es necesario revisar si la determinación es hecha en agua, CaCl2, o KCl y en qué relación suelo: solución se hizo (regularmente se determina en una relación 1:2).  

Cuando la determinación se realiza en CaCl2, la lectura de pH es de 0.4 a 0.8 más bajo que la que se realiza en agua y cuando es en KCl es alrededor de 1 unidad más baja que la determinada  en agua.

El rango de posibilidades se presentarán, así como sus posibles implicaciones. A continuación, nos referimos al pH determinado en agua.

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Revise posible deficiencia de K, Ca, Mg, P y Mo o un posible exceso de Mn, aunque este problema sólo se presenta en algunos suelos del trópico.

En forma general sólo se recomienda rehabilitar un suelo ácido cuando presenta un pH menor de 5.5 determinado en agua. Sin embargo, el conocimiento del nivel de aluminio intercambiable nos puede dar más elementos para decidir si se aplica cal o no al suelo.

Recomendaciones de correción
Para definir la dosis de cal se pueden seguir dos estrategias. En la primera se requiere conocer la concentración de aluminio intercambiable en unidades de me/100g. Este valor se multiplica por un factor de 1.0, 1.5 o 2, según sea la tolerancia del cultivo que se va a sembrar y el resultado son las toneladas de cal (Carbonato de Calcio) que hay que aplicar.

El factor de 1 es para cultivos propios de regiones tropicales, tales como piña, yuca o pastos tropicales. El factor de 1.5 es para cultivos de respuesta intermedia a la acidez y el factor de 2.0 es para cultivos muy sensibles a la acidez.

Este procedimiento ha funcionado muy bien en suelos tropicales. Otra alternativa es usar el procedimiento empírico basado en nivel de materia orgánica y textura del suelo que da requerimientos de cal que van de media tonelada hasta 7 u 8 ton de cal por ha.

Entre más alto es el nivel de materia orgánica y el contenido de arcilla, mayores serán las necesidades de cal para un suelo ácido.

Este procedimiento determina sólo en forma aproximada las necesidades de cal. La dosis de cal depende del tipo de producto a usar, es decir de su valor relativo de neutralización y de la finura o mallaje que presenta el producto. También se puede usar la estrategia de medir el pH Buffer, que permite calcular requerimientos de cal.

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