Aprende a manejar el calcio en tus cultivos

Dentro de los retos de elevar la calidad y cantidad de la producción de cualquier hortaliza está el de llevar a cabo una óptima fertilización, con un balance entre los nutrientes necesarios.

El tomate — considerado una de las hortalizas más importantes en la agricultura — no es la excepción. Se estima que el 90% de tomates para proceso se origina en el Hemisferio Norte y los rendimientos de campo oscilan entre 50-80 toneladas por hectárea, mientras que en condiciones controladas pueden llegar a 700 tons/ha.

La importancia del calcio
Uno de los nutrientes esenciales en aumentar la calidad y rendimiento es el calcio, y su utilización ayuda a este objetivo del productor, y finalmente al consumidor. En el fruto del tomate, la firmeza se reduce durante la maduración y el uso de calcio ayuda a minimizar la descomposición de pectinas, ayudando a conservar la fortaleza de la pared celular. Los tomates firmes son más resistentes y cuentan con mayor vida de anaquel, mejorando así su aptitud para el transporte y almacenamiento.

 

Función del calcio en las plantas
Este elemento es constituyente de las sales en la solución del suelo. El calcio es absorbido por las plantas en forma cationica Ca++ y presenta poca movilidad dentro de la planta.

Constituye un componente importante de la laminilla media de las células, asímismo regula la presión osmótica de las células. Es elemento clave en el crecimiento de los meristemos y en la absorción de nitratos, y está asociado con los procesos de maduración de frutos además de ser esencial en preservar la vida de anaquel de los frutos.

La deficiencia de calcio es difícil de manejar y es frecuentemente un problema en la producción de tomate y pimiento, resultando en la pudrición apical del fruto. 

Síntomas de deficiencia de calcio
La planta puede mostrar la falta de este elemento en follaje y tejidos jóvenes. El crecimiento se inhibe y las plantas presentan la apariencia de un arbusto. Las hojas más jóvenes se observan más pequeñas y deformes, con la presencia de clorosis en el margen de las mismas.

En ocasiones se detectan las nervaduras de color café y el follaje puede llegar a necrosarse. Puede haber una partidura de las hojas y el crecimiento de la raíz se detiene en plantas deficientes. (Fig. 4)

A esta deficiencia se le conoce también como: Pudrición apical (Blossom End Rot). Se observa como una cicatriz de color obscuro en la base del fruto. Cuando se presentan estos síntomas, ya es muy avanzado y difícil de corregir. (Figs. 1, 2 y 3)

Otros factores como: estrés hídrico, exceso de amonio pueden influir en provocar los síntomas anteriores. La deficiencia de calcio puede ser transitoria y causa una pudrición apical interna en el fruto, y ocurre cuando las semillas y paredes del tomate se tornan grises o negras, pero la superficie no se daña.

Recomendaciones para evitar la pudrición basal:

  • Lleve a cabo análisis de suelo previo a la plantación del tomate, y detecte los niveles de calcio en el suelo.
  • Durante el desarrollo del cultivo, analice los tejidos y considere los niveles de calcio.
  • Tenga en cuenta la salinidad, ya que promueve competencia con otros cationes y se aumenta la utilización del calcio para el desarrollo de follaje, más que para las cantidades necesarias para los frutos (ocurriendo la Pudrición apical). 
  • Tenga en cuenta la relación con otros elementos como: potasio y boro. 
  • Aplicación de fuentes de calcio, ya sea en el agua de riego y foliares.
  • En el caso de aplicaciones foliares, considere las formas quelatadas de este elemento, ya que son las formas con mayor absorción.

 Bajo producción de tomate en invernadero:

  • Evite altas cantidades de amonio.
  • Aumente la humedad durante el día, con el fin de reducir la transpiración y por consecuencia la absorción de calcio y su transporte a frutos.
  • Equilibre el contenido de potasio y magnesio, ya que altas cantidades afecta la absorción del Calcio. 
  • Mantenga la temperatura de las raíces durante la noche entre 18-20 grados centígrados, con el fin de mejorar la absorción del calcio y su distribución en
    los frutos.

Interacción calcio/suelo
En tomates de campo, la deficiencia de calcio ocurre con más frecuencia en suelos ácidos, con altos contenidos de salinidad. Asimismo los cultivos de tomate que se desarrollen en suelos calcáreos también requieren este elemento, debido a su baja disponibilidad para la planta, ya que presenta baja solubilidad. Cuando las aplicaciones de calcio son en exceso, pueden presentarse deficiencias de magnesio y potasio — consecuentemente causando un desequilibrio entre los nutrientes.

Se ha reportado que un buen nivel de calcio en las plantas de tomate ayudan a elevar los niveles de caroteno, lo cual aumenta el color del fruto. También se ha demostrado que las plantas de tomate son más tolerantes a enfermedades bacterianas y fungosas.

El llevar a cabo análisis de suelo y tejido durante el ciclo del cultivo es necesario, ya que al observar los  síntomas en las plantas, el problema de la deficiencia será más difícil de equilibrar.

La sensibilidad de esta deficiencia es variable dependiendo de los cultivares. Se ha estimado que para obtener un rendimiento de 100 tons/ha de tomate de campo, se requieren 175 kg/ha de calcio.                  

Dr. Guerrero Ruiz, es Profesor-Investigador en el Departamento de Agricultura y Ganadería de la Universidad de Sonora, México.

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