Financiamiento agroalimentario y su futuro

Financiamiento agroalimentario y su futuro

La creciente demanda por adquirir y consumir productos frescos ha movido el sector agrícola mexicano a niveles elevados con pasos agigantados. Este crecimiento requiere de un respaldo, tanto en su producción como en su inversión. La banca, el gobierno, y en general cualquiera de los sistemas financieros, se encuentran no sólo con la oportunidad, sino también con la responsabilidad de proporcionar los recursos necesarios para construir esta visión hacia el futuro en combinación con el presente.

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Existen realidades demográficas, sociales, de salud, y ambientales que acechan los años por venir, siendo la alimentación uno de los principales temas. Respecto a la salud encontramos que el tema de la alimentación saludable hace frente a problemas de talla internacional como la obesidad y la mala nutrición. No obstante, el otro tema (ya mencionado anteriormente) es de la proyección alimentaria.

Diferentes estudios, como los de la FAO, indican la necesidad de multiplicar la producción alimenticia hacia el 2050 entre un 60 a 70% más, considerando los problemas de menor tierra cultivable y menos agua para lograrlo. Es decir, nos encontramos ante una necesidad de cambiar la forma de producir: hacer crecer y lograr más con menos.

José Luis Meza Villarreal, ex-director nacional agroalimentario de Banco Finterra, durante su participación dentro del marco del Meister Media Worldwide Industry Summit 2018 (León, Gto.) indicó que, sumado a los datos anteriores, existe un mayor poder adquisitivo en la población donde el consumidor es más exigente respecto a la calidad y nutrición: “más calidad, más saludable, más natural”.

Ante este panorama, la correcta práctica agrícola y la tecnología juegan un rol fundamental, bajo el velo del respeto por el medio ambiente para lograr un crecimiento responsable.

El financiamiento como aliado

El financiamiento para el sector de alimentos en la industria agrícola es un brazo fuerte para el establecimiento y desarrollo del área. Proporciona inversiones que aportan beneficios y aceleran la producción, exigiendo a la vez rentabilidad financiera, ambiental y social; siendo un acelerador para cumplir la demanda internacional.

Meza Villarreal señala que actualmente México vive en un tiempo de transición donde encontramos un contexto agroalimentario en desarrollo: la industria general aporta el 8.3% del PIB nacional (con superávit); las exportaciones van a la alza; cuenta con normas internacionales sanitarias y de inocuidad que permiten vender a mejores clientes; es el séptimo país a nivel mundial con agricultura protegida; cuenta con un clima favorable para producir los 365 días del año; es vecino de la economía número uno del mundo; tiene puertos en el Pacífico y en el Atlántico; exporta a 58 países; y ocupa el lugar número doce en producción de alimentos del mundo, y el número tres en América Latina.

En el tema de la tendencia de comercialización en México, el ex-director en Finterra compartió que la innovación de productos aporta el 33% de las ventas; que existe venta directa a las cadenas de autoservicio; y que ahora convivimos con nuevos hábitos de consumo como redes sociales, marcas especializadas, deseo de pérdida de peso, aumento en uso (42%) de productos orgánicos, y deseo de productos saludables 100% naturales.

Financiamiento agroalimentario y su futuro

Entidades financieras y su sistema

En gran medida, estos datos y logros son gracias a los programas de financiamiento. En una opción encontramos el financiamiento por parte del gobierno federal a través de distintos programas; éstos favorecen a “que las personas que realizan actividades relacionadas al sector agroalimentario rural accedan a créditos con mejores garantías y en condiciones que no impliquen grandes riesgos”, siendo el acceso a financiamiento uno de éstos: “[…] este componente les permite adquirir créditos en las mejores condiciones, con respaldo financiero, y administración de riesgo de mercados para impulsar su actividad rural.” (SAGARPA, 2018)

En otra opción se localizan las instituciones financieras y banca privada que buscan ser solidarias con el tema alimentario y los problemas ambientales. Distintos bancos han desarrollado áreas especializadas o se han creado para la atención a la industria agroalimentaria. Banco Finterra es uno de estos bancos que, como ellos mismos expresan, es una institución financiera con un “compromiso con el desarrollo del Sector Agroalimentario y Empresarial de México”.

José Luis Meza, o Pepe, como muchos lo conocen, platicó sobre el contexto de financiamiento en México a través de su experiencia en la banca, de lo que expuso lo siguiente:

  • Gran oportunidad: debemos producir un 60% más, donde actualmente se requiere de financiamiento para capital de trabajo, activos fijos, y/o producción. “El dinero nunca queda de sobra”.
  • Diversificación: varios productos, clientes y, por supuesto, proveedores. “No se debe manejar un sólo producto, no menos de tres clientes, y no tener únicamente ventas en mercado mexicano”.
  • La gran apuesta (financiamiento responsable): analizar muy bien a la empresa y el cliente, “si se vende a crédito, analizar bien a quién se vende, cuál es su capacidad de pago, si tiene experiencia o es la primera vez y, finalmente, tomar una garantía en pago”.
  • ¿Qué le falta a la banca para aumentar el financiamiento?: capacitarse, escuchar, innovar, tener empatía con el productor, y encontrar el valor agregado. “Se debe hacer un traje a la medida para cada una de las empresas”.
  • ¿Qué le falta al productor?: tecnología, la cual existe pero se encuentran con miedo al cambio. Tener un plan de negocios, “¿Dónde estoy parado, y a dónde quiero ir?”
  • Tecnología: falta la adopción de la misma (genética de la semilla, sistema de riego, detección y prevención de plagas).

Beneficios que aporta el financiamiento

El beneficio que las empresas y productores agroalimentarios encuentran en el financiamiento son por un lado “servicios de garantía, constitución de capital de riesgo, reducción del costo de financiamiento, así como fomento al uso de instrumentos de acceso al financiamiento y esquemas de financiamiento que apoya la actividad en el sector rural”, indica SAGARPA; y por otro lado, son los sistemas productivos de tecnologías verdes como biomasa, biodigestores, motogeneradores, fotovoltaicos autónomos, energía eólica, solar térmica, sistemas de riego, cosecha, biología de la planta, entre otros, con la visión del cuidado al medio ambiente.

Los tipos de crédito más recurrentes son por igual (corto y largo plazo), de los cuales Meza recomendó puntualmente se debe poner atención en los términos y condiciones del mismo con factores como el plazo, la moneda (que generalmente es nacional), la tasa (de la cual dice que lo idóneo es fijarla para evitar volatilidad y dedicarse nada más a producir), e igualmente el formato de recursos (si son propios o FIRA).

Ahora, Pepe dejó su trayectoria en la banca para concentrarse en trabajar la tierra a través de su empresa familiar Agro Mevi donde funge como director. No obstante, antes de su cierre compartió que frente a la incertidumbre financiera lo mejor es redefinir o validar las estrategias a través de un nicho de mercado, a los clientes actuales con forma rentable, a clientes futuros con una estrategia de negocio, así como tener un equipo de ventas y un equipo administrativo, con un correcto manejo social de la empresa cuidando al trabajador. “Somos una fábrica, un negocio, se requiere un equipo administrativo. Sin importar el rancho, se debe manejar como un negocio”, dijo.

Concluyó diciendo que las herramientas financieras existen y están para utilizarse, en donde México tiene todas las condiciones. El tema radica en nosotros, siempre manejado bajo la responsabilidad social de cuidar a la gente.