Tomates injertados

 

¿Cómo pueden beneficiarse los productores del uso de plantas injertadas? Xin Zhao y Eric Simonne del Departamento de Ciencias de Horticultura de la Universidad de Florida, EE.UU., responden a través de su investigación. En 2008, publicaron un estudio sobre el tema en las Memorias del Instituto del Tomate para analizar los beneficios y retos potenciales de dicha práctica.
 
 
De acuerdo al estudio, un área donde el injerto podría ser beneficioso deriva de la ausencia de Bromuro de metilo. Varias universidades, incluyendo la Universidad de Florida, están estudiando patrones o portainjertos resistentes a enfermedades como Marchitez por Fusarium, Marchitez por Verticillium, Marchitez bacteriana, Pudrición de la corona y de la raíz, Nemátodos agalladores, y Virus del Mosaico del Tabaco (TMV). Varias compañías semilleras distribuyen comercialmente estos portainjertos para cultivo de tomates injertados en invernadero.
 
 
Además, se cree que el injerto podría acelerar el proceso de mejoramiento genético de tomate y aprovechar las ventajas que reporta el germoplasma. Por ejemplo, tomates con rasgos de desarrollo (sobre el suelo) deseados podrían ser injertados con patrones con rasgos inherentes al desarrollo radicular (bajo el suelo) deseados.
 
 

Eficiencia y rendimiento

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Se ha observado mejor absorción de agua y nutrientes en hortalizas injertadas, posiblemente por el vigoroso sistema de raíces de los portainjertos. Con los patrones apropiados para las variedades objetivo del injerto, puede implementarse un programa de manejo de nutrientes específico para producción de tomates injertados. Así, puede conseguirse mayor eficiencia en la fertilización, evitando el lixiviado de nutrientes y la escorrentía.
 
 
También se ha observado una mejora en los rendimientos de tomates injertados. Un estudio realizado en tomates de invernadero injertados mostró un incremento total en número y tamaño de frutos en comparación con tomates no injertados.
 
 

Retos y oportunidades

Existen varios obstáculos que los productores deben salvar a la hora de considerar el cultivo de tomates injertados. Por ejemplo, el costo ha sido el principal factor limitante debido a los gastos adicionales en semillas (dos semillas en vez de una), seguido por el espacio adicional en el invernadero (dos trasplantes en vez de uno), más suministros y mano de obra asociados al empleo de tomates injertados. Una persona capacitada en injertos puede injertar de 125 a 150 plantas por hora, mientras que una máquina o robot puede injertar de 300 a 1,200 plantas por hora. Sin embargo, las prácticas y tecnologías de injerto están evolucionando, lo cual debería rebajar los costos.
 
 
Con la prohibición del uso de varios fumigantes del suelo, el exceso en el costo de producir tomates injertados podría compensarse con incremento en resistencia a enfermedades y en rendimientos adquiridos con esta técnica. Actualmente los investigadores estudian minuciosamente la relación costo/beneficio de la producción convencional frente a la de injertos.
 
 
La incompatibilidad entre portainjerto y variedad también podría disminuir los beneficios potenciales del injerto. Para evitar esta dificultad es necesario experimentar con las uniones injertadas antes de lanzarse a la producción comercial a gran escala.
 
 
El retraso en la cosecha es otro factor a considerar a la hora de planificar la siembra y el injerto, ya que el proceso podría retrasar la floración debido al estrés causado.
 
 
“En general, se espera que los beneficios de utilizar plantas injertadas, tales como resistencia a enfermedades y alta productividad, compensen por el costo adicional asociado con el injerto, y reporten beneficios extra,” opina Zhao. “Como los costos de fumigantes del suelo continúan creciendo, y las enfermedades generadas en el suelo presentan un gran desafío, merece la pena dedicar más atención a alternativas prometedoras, incluyendo la técnica de injerto,” concluye.      
 
 
 
 
 

Giles es editor de Florida Grower, publicación hermana de Productores de Hortalizas, MMW.