La integración más amplia de los biocontroles y bioplaguicidas

Los productos de control biológico como los plaguicidas biológicos, también llamados bioplaguicidas están siendo aprovechados en un mayor número de usos debido a que los consumidores exigen menos plaguicidas químicos en la producción de frutas y verduras.

La integración más amplia de los biocontroles y bioplaguicidas“Es evidente que los plaguicidas biológicos tienen gran potencial y pueden contribuir de manera importante a mejorar la competitividad de la industria agrícola,” dice el profesor e investigador, Wyn Grant de la Universidad de Warwick. “Tienen el potencial de aumentar la confianza de los consumidores en las frutas y verduras, al mismo tiempo que evitan tener que hacer la elección altamente polarizada y sobresimplificada entre los modos de producción orgánicos y los convencionales.”

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Beneficios y retos de las alternativas biológicas

Grant dirigió al grupo de investigadores de un estudio auspiciado por el Consejo de Investigación Económica y Social (ESRC, por sus siglas en inglés), en el que se analizaron las inquietudes de los consumidores y la manera en la que los residuos tóxicos pueden dañar el nivel del consumo de frutas y verduras frescas. La investigación exploró las alternativas biológicas a los plaguicidas químicos y describió algunos de los beneficios así como los retos que presentan los plaguicidas biológicos.

Los bioplaguicidas ofrecen a los productores la oportunidad de integrar el control biológico dentro de un esquema de producción de alimentos más sostenible, ya que los plaguicidas químicos enfrentan desafíos tales como problemas de resistencia, o sencillamente dejaron de ser viables a nivel comercial.

Asimismo, los bioplaguicidas son más específicos en cuanto a las plagas para las que son utilizados y son menos tóxicos para los otros insectos, que los plaguicidas convencionales de amplio espectro. Debido a su modo de acción, los bioplaguicidas tienen menos probabilidades de poner en riesgo a los trabajadores y de contaminar los mantos freáticos.

No obstante, para que el control biológico y los bioplaguicidas sean efectivos, es preciso que los productores tengan más conocimiento sobre las plagas y realicen un mejor manejo.

Bloqueos en el camino hacia un uso óptimo del Control Biológico

Siendo uno de los componentes del programa de Manejo Integrado de Plagas (MIP), el control biológico puede reducir el uso de plaguicidas convencionales y mantener los mismos rendimientos, además de prevenir problemas de plagas en el futuro y reducir al mínimo el impacto sobre el medio ambiente y sobre otros insectos benéficos.

Dentro de un programa de MIP, los agentes de control biológico y en particular los depredadores, requieren de un hábitat adecuado en las cercanías, o junto a los cultivos que están siendo tratados. Hay varias prácticas de manejo de hábitat que los propietarios de las tierras, o su personal pueden utilizar para crear, mantener o mejorar el hábitat de las especies benéficas. El manejo del control de plagas por medio de insectos depredadores naturales puede ser un gran reto.

“Creo que el reto más grande para los productores es la selección del agente de control biológico adecuado y su integración al sistema MIP de sus cultivos,” afirma Eric W. Riddick, Entomólogo investigador del Laboratorio Nacional de Control Biológico (National Biological Control Laboratory) del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos, “USDA-ARS”.

Introducir y mantener poblaciones de insectos benéficos como medios de control puede resultar costoso. Asimismo, no existe garantía de que las especies benéficas permanezcan dentro de un cierto campo de cultivo, en especial si no hay algún hábitat adecuado disponible. Tal vez la mejor forma de integrar a los insectos benéficos en un plan MIP es garantizar que haya hábitats adecuados disponibles cerca de los campos de cultivo que requieren protección.

Delimitar las zonas entre los campos de cultivo con plantas adecuadas, así como otras prácticas de conservación de zonas de amortiguamiento sembradas con una gran diversidad de vegetación nativa es una forma de proveer estos hábitats, alrededor y entre los campos de cultivo.

Otro reto importante que debe enfrentar un productor al utilizar insectos es reproducirlos en suficientes números, ya que ésta puede ser una tarea difícil y costosa.

“La producción masiva de insectos a un costo asequible y el mantenimiento de insectos de alta calidad pueden representar un gran reto,” asegura Guadalupe Rojas, entomóloga investigadora del proyecto de Investigación sobre el Control Biológico de Plagas, de USDA-ARS, al referirse a los desafíos que presenta el uso de medios de control biológico.

Por su parte Saúl Humberto Borbolla, Gerente de Desarrollo de Negocios de Certis Agro Mexico, comenta que, “El mayor reto que los agricultores enfrentan al establecer sistemas de control biológico para reducir la presión de las plagas en sus cultivos es sin duda que los agentes de biocontrol sean de alta calidad; que se haya utilizado suficiente ciencia en su desarrollo y que sean capaces de garantizar la protección de los cultivos con costos de producción razonables que permitan alcanzar suficiente rentabilidad.”

La vida microbiana que forma parte del equipo

Los plaguicidas bioquímicos incluyen substancias que interfieren con el apareamiento, tales como las feromonas sexuales para insectos y distintos extractos vegetales con aroma que atraen a las plagas de insectos hacia las trampas.
Los plaguicidas microbianos que más se utilizan son subespecies y cepas del microorganismo Bacillus thuringiensis, también conocido como Bt. Cada cepa de esta bacteria produce una mezcla diferente de proteínas y mata una o cierto número de larvas de insectos pertenecientes a las especies relacionadas. Mientras algunos de los ingredientes de Bt controlan las larvas de palomillas que se encuentran en las plantas, otros ingredientes de Bt actúan de manera específica sobre las larvas de moscas y mosquitos.

Para dar un ejemplo de los PIP, los científicos pueden tomar el gen de la proteína plaguicida de Bt e introducirlo en el material genético de las plantas. De esta manera, la planta es la que fabrica la substancia que destruye a la plaga, en lugar de que ésta sea fabricada por la bacteria Bt.

Ventajas precisas del control biológico

El control biológico ofrece varias ventajas a los productores que buscan contar con más opciones de manejo MIP y aumentar la sostenibilidad de sus operaciones. Un programa de manejo MIP cuidadoso que favorezca el crecimiento de los enemigos naturales de las plagas y evite el uso de plaguicidas para exterminarlos puede proporcionar beneficios a largo plazo y ahorror costos.

“Considero que la mayor ventaja que tiene el uso de medios de control biológico es la reducción en la cantidad de plaguicidas sintéticos de amplio espectro que se usan en un cultivo,” apunta Riddick.

Los bioplaguicidas afectan solo a las plagas objetivo y a los organismos estrechamente relacionados con ellas, en comparación con los plaguicidas convencionales de amplio espectro que pueden afectar a un amplio rango de organismos, incluyendo otros insectos con potencial benéfico. Al ser utilizados como componentes de los programas de Manejo Integrado de Plagas, los bioplaguicidas pueden reducir en gran medida el uso de los plaguicidas convencionales y al mismo tiempo pueden mantener y proteger los rendimientos de las cosechas.

Los bioplaguicidas pueden ser efectivos en pequeñas cantidades y por lo general se descomponen con rapidez, presentando niveles más bajos de exposición y por lo tanto, menos problemas de contaminación ambiental. A diferencia de los plaguicidas convencionales, pueden ser aplicados hasta un día antes de la cosecha.

Programa para Tomates y Pimientos

La tecnología de control biológico es un área que está experimentando cambios con rapidez y hay muchas variables que considerar en todos los programas de control de plagas. Los depredadores y parásitos vivos son totalmente perecederos y es preciso revisar su viabilidad desde el momento en el que se reciben; así como manejarlos con cuidado, bajo las condiciones adecuadas. Las instrucciones de liberación deben incluir información sobre sus hábitos de vida y la forma de manejarlos.

Un buen programa de manejo de plagas en la producción de tomates y pimientos debe iniciar con las inspecciones en campo y la identificación correcta de las plagas en el sitio, así como con el conocimiento de su ciclo de vida. En los programas MIP es preciso establecer una guía para las inspecciones en campo y definir los umbrales a los que se deben tomar medidas.

“Dependiendo de la plaga objetivo, se pueden utilizar varios agentes de biocontrol en los distintos cultivos; sin embargo es preciso hacer notar que muchas variedades de tomate tienen tricomas foliares que podrían afectar de manera negativa el éxito de los agentes de control biológico que se alimentan de las plantas,” advierte Riddick.

“Una alternativa es el uso de ectoparásitos como la avispa Catolaccus hunteri, un ectoparásito importante del picudo del pepino,” menciona Rojas.

Con respecto al uso de bioplaguicidas en tomates y pepinos, Borbolla recomienda “que los bioplaguicidas desarrollados para su uso en la producción de tomates y pimientos sean de alto desempeño, con bases científicas sólidas que cumplan con la regulación y normatividad, que sean de uso práctico y compatibles con otras formas de lucha contra las plagas, y con las otras actividades y prácticas de los sistemas modernos de producción, como la seguridad de los insectos benéficos, los insectos polinizadores y los trabajadores de campo.”

Tendencias del Control Biológico

Al ser cada vez más conocidos los costos y beneficios del uso de agentes de control biológico, es muy probable que los productores aumenten su uso integrándolos a programas MIP bien manejados.

Los agentes de control biológico ofrecen algunos beneficios obvios para una producción sostenible, incluyendo: bajo impacto en otros organismos, compatibilidad con otros enemigos naturales de las plagas y mucho menores niveles de residuos, los cuales que pueden llegar a ser nulos.

“En la última década, la horticultura en México ha mostrado mucho interés en el uso de bioplaguicidas para protección de cultivos debido principalmente a la necesidad de manejar correctamente los residuos de químicos convencionales. Esta tendencia ha sido acelerada en los últimos 5 años, cuando los productores aprendieron que el uso de agentes de biocontrol no sólo es suficientemente seguro para garantizar la producción agrícola, sino que su uso ofrece beneficios adicionales tales como evitar resistencia y vigor de plantas altamente productivas con frutos más sanos, los cuales son también legados que los bioplaguicidas dejan en los campos de México,” concluye Borbolla.