Ahora bien, aunque las investigaciones produzcan conclusiones muy alentadoras y esclarecedoras, estos avances científicos no implican automáticamente que se pueda facilitar una transición sencilla de un manejo químico a uno biorracional para el productor. Los primeros pasos, como corrobora la ponencia del Ing. Mauricio Navarro en el Simposium de uvas llevado a cabo este pasado enero en Hermosillo, consisten en el análisis del suelo y la evaluación de terrenos para determinar qué productos biológicos se deben aplicar y cuándo sería el momento oportuno para esta estrategia preventiva y sustentable.
Antes de obtener los resultados deseados, como todos los productores que quieren emprender un manejo biorracional, a Macías y su equipo le tocó elaborar el arduo proceso de la evaluación. A la hora de buscar estas alternativas biológicas, uno encuentra un sinfín de productos disponibles, pero hay que estar alerta en cuanto a la variación en calidad y confiabilidad de estos productos. Además, saber cuáles de estos productos tendrán un buen desempeño en su terreno es otro aspecto complicado de la evaluación, pero a la vez no se puede quitar este elemento de la ecuación. Por lo tanto, Macías urge a los interesados que empiecen a leer, estudiar y familiarizarse con las numerosas investigaciones que se están realizando en las universidades agrónomas del país en cuanto a aplicaciones de productos biológicos.
Entérate de los detalles del primer evento dedicado a los biocontroles y bioestimulantes en México, lo cual llevará a cabo en septiembre.
Una vez concluida la evaluación, algunas de las soluciones que Macías y su equipo han implementado incluyen un consorcio de bacterias para las raíces, el hongo Trichoderma, extractos vegetales como el de chile de árbol, derivados de hongos, otros promotores de fertilidad biológica y mucha composta. Tal vez su éxito más impresionante en la implementación de estos productos fue el aislamiento de las cepas de Trichoderma en su suelo para después poder reproducirlas en un laboratorio. Resumiendo su estrategia de manejo biorracional, comenta que tales técnicas “se convierten en un paquete de manejo,” que en su conjunto con la dosis correcta en el momento adecuado, puede rendir la calidad que todos quieren.
Aunque el manejo biorracional no siempre quede muy claro en su implementación, para Macías, los esfuerzos valen la pena. Admite que puede dejar a uno con más preguntas que respuestas, pero esta clase de innovación e ímpetu para encontrar alternativas sustentables debe ser parte del legado de esta generación de productores. “Es la huella que queremos dejar en el mundo,” afirma Macías. “Un camino más claro” para el avance que se necesita.