Biocombustible de cebolla

 

A raíz de su crecimiento exitoso como procesadora de cebolla fresca, la empresa estadounidense Gills Onions se vio en la necesidad de lidiar con los desperdicios de cebolla de manera más eficaz. Recientemente introdujo un digestor anaeróbico para la producción de biocombustible, generando suficientemente electricidad para 460 hogares.

El procesamiento de cebollas genera una cantidad extraordinaria de desperdicios. Su procesamiento significa que las capas duras, exteriores de la cebolla necesitan ser eliminadas, un proceso que ha incitado desperdicios para la empresa de hasta 135 toneladas por día.

Cero desperdicios

Anteriormente, la empresa utilizaba los desperdicios como abono, menciona Nikki Rodoni, coordinadora de desarrollo sustentable de la empresa. Sin embargo, este proceso es alto en costo de mano de obra y de petrodiésel. Para apaciguar estos costos, la empresa también vendía el desperdicio como alimento de alto valor para ganado, mientras que el resto se le echaba a los campos productivos.
Cuatro años atrás comenzaron a desarrollar la idea de utilizar estos desperdicios como combustible. “Estamos tratando de reutilizar y reciclar en todos nuestros niveles de producción, nuestra meta es producir cero desperdicios,” mencionó.

Idea sustentable

Sin embargo, existe un reto: el desperdicio de cebolla no se puede convertir fácilmente en combustible. El proyecto probó ser inútil hasta que al dueño de la empresa se le ocurrió separar el jugo de la cebolla de su materia — convirtiéndose en la solución ideal.
Gills Onions es el procesador de cebolla para la empresa productora Rio Farms. Rio Farms cultiva aproximadamente 5,600 ha de hortalizas en California, EUA, de manera rotativa. Rio Farms designa variedades de semillas para todos sus productores contratados.
Rio Farms cultiva 1,500 ha de cebollas en cuatro regiones del estado de California. Este pasado julio, Gill Onions presentó su digestor anaeróbico, el cual espera generar 600 kw de energía. “Una gran cantidad de desperdicios se están ahora convirtiendo en un recurso de alto valor,” meciona Rodoni. “Utilizaremos cada parte de nuestros desperdicios.”

A la vanguardia

Este es el primer sistema de su tipo. El digestor/planta de energía reduce la dependencia de la empresa en la red eléctrica de la ciudad — ahorrándole aproximadamente $700,000 USD al año. Adicionalmente, las instalaciones reducen la cantidad de espacio necesitado para la utilización de desperdicios como abono, al igual que cargos adicionales por la eliminación de desperdicios. Además, se estima que ahora la empresa reducirá su emisión de gas de invernadero 30,000 toneladas anuales.
Rodini concluye “Sentimos que ésta es la nueva dirección que el estado de California — y el resto del mundo — está tomando. Queremos estar listos para cuando el cambio venga. Además, tiene sentido económico.”

 

David Eddy is editor of Western Fruit Grower, a Meister Media Worldwide publication.

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