Síntomas de vigor en el cultivo de pimiento

 

Sin duda el cultivo de pimiento esta en auge y los nuevos proyectos de producción están a la orden del día. Lo mismo en Nuevo León, que en Chihuahua, San Luis Potosí, Guanajuato y Puebla, que en Sonora y Sinaloa.
 
Sin embargo, es importante observar que existen factores relacionados con la floración y las condiciones del clima, que determinan en gran medida el desarrollo de los frutos. Por ello, en el presente artículo haremos una breve revisión que ayude a entender el significado del vigor en esta planta originaria de México que ha sido domesticada y adaptada en una gran cantidad de países. 
 
 

Condiciones climáticas

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Ante todo, el factor de mayor importancia para el pimiento es la luz, y se ha determinado un mínimo de 180 J/cm2 al día para asegurar el desarrollo vegetativo inicial, mientras que para el desarrollo del primer fruto, se requieren de 350 a 380 J/cm2.
 
Para obtener el mayor rendimiento con una planta madura, cargada con 35 a 40 frutos/m2, la cantidad de luz deberá ser igual o superior a 1,800 J/cm2 al día, es decir, diez veces más que al inicio del desarrollo de la planta.
 
Para lograr las mejores condiciones climáticas, el porcentaje de humedad relativa deberá mantenerse entre 65 y 80%, ya que por encima o debajo de este rango, la planta suele presentar serias deficiencias en la floración y el desarrollo de los frutos.
 
Por lo que respecta a las temperaturas, el régimen térmico se puede establecer entre 23 y 28 °C para el día y 16 a 20 °C para la temperatura nocturna. Dependiendo de la combinación de luz, temperatura y humedad relativa, el cultivo de pimiento podrá tener un comportamiento vegetativo o generativo que será abordado posteriormente a las características fisiológicas de la floración y el desarrollo de los frutos.
 
Sin embrago, cabe mencionar que en los Países Bajos están realizando pruebas para obtener rendimientos de 35 a 40 kg/m2, con la adición de luz y CO2 como factores determinantes para impulsar la productividad.
 

Fisiología de la planta

Como sucede en la mayoría de los cultivos intensivos, la calidad del polen y el tamaño de la flor, determinan la calidad y el tamaño de los frutos. El éxito de la floración en este cultivo, depende del equilibrio entre el estigma y las anteras y se ha observado que flores de 2.5 cm de diámetro presentan la mejor simetría para lograr la fecundación. Con flores mas pequeñas o más grandes, generalmente se presentan problemas de fecundación debido a la variación de la polinización, aun cuando se utilicen abejorros.
 
De acuerdo con los especialistas, la iniciación floral está estrechamente relacionada con las temperaturas, ya que durante la formación de las anteras se requiere una temperatura entre 22 y 25 °C como máximo. Con una temperatura mayor, se corre el riesgo de inhibir la acción del polen (polen estéril) que a su vez causa deformaciones en el desarrollo y tamaño del fruto.
 
En condiciones normales de temperatura, se ha observado que a una temperatura de 20 a 22 °C , el polen es viable por un periodo de 10 a 15 días.
Por lo anterior, se recomienda crear un ambiente que aproveche las diferencias de temperatura entre el día y la noche. También se recomienda aumentar la conductividad eléctrica de la solución nutritiva durante la floración y vigilar la disponibilidad de dióxido de carbono (CO2).
 

Desarrollo de los frutos

La formación de los frutos depende en gran medida de las características del cultivar y su relación con la adición solar, el rango de temperatura y humedad relativa del invernadero y la asimilación de los nutrientes.
 
Como es sabido, los pimientos verdes deben su color a la absorción de clorofila, aunque en términos fisiológicos, este color corresponde a frutos inmaduros. Mientras que el inicio en el cambio de color, indica el grado de maduración del fruto. Los pimientos de color rojo y naranja deben esta coloración a la absorción de los carotenoides como la luteína y el beta-caroteno.
 
Dependiendo de la variedad, el numero de días entre la floración y la maduración del fruto, se estima entre 50 a 65 días, aunque existen variedades precoces cuya maduración solo requiere de 30 a 45 días después de la floración.
 
 

Vigor de la planta

Finalmente, el punto clave para obtener el mayor rendimiento consiste en aprovechar el vigor de la planta para mantener un equilibrio productivo. Este vigor se caracteriza por la capacidad de crecimiento de la planta, medido contra la superficie foliar y el grosor del tallo. Si una planta presenta un tallo delgado con adecuada superficie foliar, se considera con un vigor reducido. En cambio con un tallo grueso mayor a la superficie foliar, se considera que la planta tiene demasiado vigor.
 
Un método empírico consiste en observar el crecimiento del tallo en un periodo de siete días, comparado con el crecimiento precedente. En términos generales, se considera normal un diámetro de 6 mm. Otro síntoma del vigor elevado, es la coloración púrpura al nivel de los entrenudos, también significa un vigor elevado.
 
Los factores que más influencia tienen en demeritar el vigor de la planta son el clima seco (baja humedad relativa), deficiencias de ventilación o calefacción, elevada radiación solar, diferencias en el contenido de humedad en el sustrato entre el día y la noche, conductividad elevada y limitado volumen del sustrato. Para evitar que la planta tenga un crecimiento desequilibrado, se deben realizar los ajustes necesarios de acuerdo con los síntomas que
se presenten.