Hidroponía vs. la agricultura convencional

La hidroponía no compite con la agricultura convencional,” dijo Gloria Samperio, Presidenta de la Asociación Mexicana de Hidroponía, durante la inauguración y clausura del VI Curso y Congreso Internacional de Hidroponía.

De entrada, estas palabras parecieran difíciles de asimilar; algunos hasta podrían pensar que se trata de una forma estratégica de promocionar una nueva industria. Una que, por cierto, está despertando gran interés.

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Alternativa con valor agregado

Revisando un poco el tema de la hidroponía, se observa que gran parte de la producción se realiza en forma orgánica, o al menos con uso reducido de agroquímicos. Esto agrega valor y ubica al producto en una categoría diferente que permite dirigirlo a segmentos del mercado selectos.

Mi duda sobre si esta actividad hace o no la competencia al sistema convencional realmente surgió por algo esencial: en lugares con climas y recursos naturales adversos para la producción de hortalizas, la hidroponía, en combinación con sistemas de producción de invernadero, surge como la única opción. Así, vemos tomates producidos a 4 kilómetros de las cataratas del Niágara (Canadá) durante el mes de enero, con temperaturas ambientales de congelación, así como en islas del Caribe durante los meses de mayor lluvia (¡y huracanes!).

En el número de mayo de PdeH se informa que sólo en el centro de México, existen 800 hectáreas de producción protegida. Ya sea por condiciones ideales, por cercanía a grandes mercados, o ambas razones, en ciertos casos pareciera que esta actividad agrícola está surgiendo como una alternativa ideal.

Probablemente, no se puede producir todo el alimento necesario en el Planeta a través de hidroponía — al menos, todavía no. Es ahí donde realmente se ve más claro que este sistema de cultivo no necesariamente compite con la agricultura convencional, pero parece ser la alternativa que permita seguir alimentando a una mayor cantidad de gente en un futuro, quienes, por cierto, tendrán más exigencias de calidad e inocuidad. En lugares donde existen problemas con animales salvajes y domésticos merodeando los terrenos, la producción en ambientes protegidos surge como una solución.

 

Más seguridad, con condiciones

En cuanto a los temas objeto de esta columna — inocuidad y poscosecha — la hidroponía podría ser un sistema relativamente más seguro que los convencionales, pero para ello debemos asumir que el sistema es cerrado, y que el agua que se utiliza es de buena calidad.

Si lo anterior no se cumple, especialmente si el agua no se monitorea, el riesgo de hortalizas contaminadas es probablemente similar al de la producción convencional. Recordemos un polémico tema que surgió a inicios de esta década cuando un grupo de la Universidad de Rutgers probó que las bacterias podían introducirse a través de las raíces. Luego, al menos otros tres grupos de investigación reportaron datos similares.

Muchos opinamos que esto no ocurre en condiciones reales. Sobre todo porque en esos estudios se utilizaron poblaciones de patógenos tan altas, que es casi imposible que se den en el medio ambiente. Lo que llama la atención, sin embargo, es que los pocos estudios que han reportado la internalización, fueron realizados en medios hidropónicos. Ante la ausencia de información suficiente, se enfatiza entonces que la hidroponía sea con agua de alta calidad. Algo así como una mujer embarazada que oye un rumor sobre alguna comida que podría potencialmente afectar a su futuro retoño; obviamente, no se toma el riesgo y se asegura de ingerir los mejores alimentos.

Los sistemas abiertos podrían tener mayor riesgo de contaminación, pero no deja de ser un riesgo similar al de un sistema de producción convencional, si se realiza un monitoreo de la calidad del agua en forma frecuente. Evitar el merodeo de aves y otros animales se hace imprescindible. Claro está que, si la hortaliza producida hidropónicamente con sistemas ultrahigiénicos no se empaca de una forma que evite la contaminación, ésta podría llegar a tener la misma población bacteriana y coliformes que una hortaliza producida convencionalmente.

En cuanto a la etapa poscosecha de productores de invernadero, aplica casi todo lo que a las hortalizas producidas convencionalmente. Algunos han reportado cambios en ciertos nutrientes, pero parece que aún no existe un consenso sobre esto, quizás porque es difícil comparar de igual a igual los dos sistemas cuando hay tantos factores que cambian (incluyendo los días a cosecha).

 

Maximizar beneficios

En los corrillos del congreso de hidroponia, el cual reunió a expertos de todo el mundo con técnicas tan sui generis como aeroponía y acuacultura, se comentaba que lo último en investigación de cultivos hidropónicos, es un mayor entendimiento sobre interacción microbiana en la región radicular y respuesta de las raíces con exudados y demás.

Igualmente, en materia de poscosecha se deben estudiar más los efectos de los programas de fertilización en hidropónicos. Por ejemplo, algunos fertilizantes podrían estar agregando algo más que nutrientes esenciales, lo cual podría incidir en la calidad nutricional y visual, así como en la vida poscosecha.

Aunque se reconoce que es necesario generar más información para maximizar sus beneficios, la hidroponía es una gran alternativa para aumentar la producción de alimentos minimizando el potencial daño al medio ambiente y sacando mayor provecho al espacio con el que contamos, haga o no competencia a la agricultura convencional.

 

 

 


Fonseca es especialista en hortalizas y tecnología poscosecha, ha laborado para la Universidad de Arizona, EUA y ha sido consultor en tecnología poscosecha en EUA y en diferentes países de Latinoamérica (República Dominicana, Panamá, Costa Rica y México).