Fosfitos para el control de hongos patógenos

Defensas naturales

Las plantas, como todo ser vivo, activan sus sistemas naturales de defensa al reconocer un organismo infeccioso o alguna parte de éste (fragmentos de sus membranas, diversos metabolitos, etc.). De esta forma, una enfermedad como tal, puede ser considerada como una deficiencia a este reconocimiento o como una respuesta insuficiente, de tal manera que el patógeno termina superando la defensa del vegetal e infectándolo.

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Enfermedades de origen fúngico

A continuación se muestran algunas de las enfermedades comunes causadas por hongos

Pythium sp.: Caída de plantas y necrosis celular (P. aphanidermatum)

Phytophthora sp.: Mildiu de papa y tomate (P. infestans), Podredumbre del corazón de las fresas (P. fragariae), Tristeza del pimiento (P. capsici) y Gomosis y aguado de los cítricos (P. citrophthora y P. parasitica).

Diversos mildius: Mildiu de la cebolla (Peronospora destructor), Mildiu de las cucurbitáceas (Pseudoperonospora cubensis), Mildiu de la vid (Plasmopora viticola), Mildiu de la lechuga (Bremia latucae).

Defensas naturales

Esquemáticamente, el proceso natural de activación de defensas en la planta funciona de la siguiente manera:

  1. Gracias a ciertos receptores de su membrana, la planta reconoce, el ataque del hongo u otro agente infeccioso.
  2. Estos receptores, tras ser estimulados y por la acción de mensajeros químicos, envían la correspondiente señal al genoma vegetal, donde se sintetizarán las diversas sustancias implicadas en la defensa de la planta.

Fosfitos como alternativa de control de hongos patógenos

Es bien sabido que las plantas tienen la capacidad de producir determinados compuestos tales como bacteriocinas, antibióticos, sustancias fungicidas y sustancias fungistáticas. Igualmente, tienen la facultad de estimular la producción de fitoalexinas, fenoles y polifenoles.

Dentro del análisis de los factores implicados en el genoma vegetal y la búsqueda de alternativas eficientes para control de hongos, la agricultura ha desarrollado el uso de fosfitos para este fin.

Los fosfitos han sido usados desde hace más de 40 años; sin embargo, cabe destacar algunos detalles que permitan comprender su origen y aplicaciones que permitan dilucidar la mejor manera de implementar el uso de esta herramienta en la agricultura.

Fosfitos en sistemas de riego RLAF
En términos de pH de suelo para el uso de fosfitos en sistemas de Riego Localizado de Alta Frecuencia (RLAF), los fosfitos poseen la cualidad de estar disponibles en todo el rango que va de 0 a 14 y por ende superan la condición ácida o alcalina del suelo. Este último caso es un reflejo de las condiciones edáficas predominantes en las regiones cultivadas de melón en Centroamérica. 
 
Los fosfitos no solamente mantienen al aporte fungistático ya de por sí conocido, sino que además aumentan el valor nutritivo del ion acompañante (K, Mg, Ca) que corresponda inclusive por encima del aporte nutricional que ejercen los fosfatos en un rango exclusivo de pH de suelo que va desde 5.5 a 6.5. 

A finales de los años 70 se determinó que los productos derivados del ácido fosforoso (H3PO3) — conocidos como fosfitos — poseían propiedades fungicidas (término que posteriormente ha pasado a ser “fungistático”), y de ahí su uso inicial en el cultivo de aguacate contra Phytophthora, principalmente en Australia y África inicialmente.

Hasta nuestros días ha tenido un desarrollo pausado y plagado de discusión en su proceso de desarrollo como ingrediente activo de altísima sistemicidad e ideal en aplicación preventiva de infestaciones de hongos principalmente del orden Oomycetos.

Inicialmente los fosfitos se obtuvieron a partir de la reacción y estabilización del ácido fosforoso puro con agua. Esta condición inicial le confería al producto una acidez muy baja (pH = 1 aproximadamente) y por consiguiente, un uso restringido a dosis bajas y métodos de aplicación que evitarán una “quema” en las hojas de los cultivos a proteger.

A estos productos se les ha conferido la propiedad de inducir mecanismos de defensa natural en la planta que le permiten enfrentarse adecuadamente a los patógenos fúngicos más comunes en la agricultura.

Creación de resistencia natural de las plantas

La acción del ión fosfito o fosfonato (por licencia de nomenclatura), induce a las plantas a crear autodefensas naturales que se conocen con el nombre de fitoalexinas. Estas sustancias tienen una acción curativa sobre enfermedades provocadas por los hongos patógenos que atacan a las plantas, como es el caso de los hongos oomycetos (Phytophtora spp., Plasmopora, etc.).

Esta resistencia que permite a la planta encarar al patógeno se ve de dos maneras:

  1. Estimulación del genoma vegetal que provoca un aumento en la producción de fitoalexinas (sustancias naturales de defensa) que logran aumentar la respuesta química de las plantas toda vez que el patógeno ha superado la barrera física de las plantas (pared celular) compuesta de lignina y otras sustancias. El ion fosfito provoca cambios en la pared celular del hongo, dando como resultados fracciones de éste que actúan a modo de elícitores externos, desencadenando todo el proceso de activación de defensas anteriormente comentado.
  2. El ión fosfito ejerce un efecto directo sobre el metabolismo del hongo. Este ion compite con el fósforo en diversas rutas metabólicas catalizadas por diversas enzimas fosforilativas. De esta manera, los procesos implicados en transferencia energética del hongo, sufren un considerable retraso e incluso pueden llegar a bloquearse. El efecto general producido en el hongo, podría compararse a un estado de ausencia total de fósforo (efecto fungistático).

Principales fosfitos en el mercado

Los principales fosfitos en la agricultura son los mono- y dipotasicos. Sin embargo también se comercializan fosfito de calcio, de magnesio, de zinc, de cobre y de manganeso.

Estos productos están encontrando cada día nuevas aplicaciones en la agricultura, como portadores de elementos y correctores de carencias en las plantas así como agentes con propiedades fungicidas sistémicas contra enfermedades como Phythopthora infestans y otras.

Las composiciones de estos productos varían en términos de concentración %p/v (peso volumen) o %p/p (peso-peso). A su vez es importante destacar que la determinación de la composición para verificar el contenido de fósforo en términos de concentración de P2O5 no es suficiente para saber si es fosfito y así diferenciarlo de un fosfato.

Existen actualmente metodologías como la del Molibdovanadato de Sodio, implementada por el doctor Calderón en Colombia, y de ahí otros desarrollos a nivel de técnicas de laboratorio que permiten determinar la composición de fósforo en forma de fosfito y/o fosfato, y así poder asegurar no solamente el efecto esperado del producto sino también el desarrollo presente y futuro de un ingrediente activo que todos los días aporta soluciones al control de enfermedades fungosas a la agricultura en general.

 

El autor de este artículo, Ing. Germán Alfaro, labora en la división Agrofeed de Brenntag. Si desean más información o acceso a la investigación de soporte, escriban a [email protected].