Valor nutricional entre el tomate modificado y criollo

tomato trayA pesar del gran número de pruebas que se realizan a los alimentos genéticamente modificados, los consumidores aun se preguntan si la manipulación genética de los mismos afectan su calidad nutricional o fisiológica. Un nuevo estudio publicado en “The Planet Genome” demuestra que existe un método para responderlas.

En la investigación, dirigida por Owen Hoekenga, Profesor Adjunto de la Universidad Cornell, los científicos utilizaron un solvente de agua con alcohol para extraer alrededor de 1,000 compuestos bioquímicos o “metabolitos,” de frutos de tomates que habían sido tratados por ingeniería genética para retrasar el proceso de maduración de los frutos. Después, compararon el perfil metabólico del fruto genéticamente modificado con el perfil de su variedad madre, sin modificar.

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Muchos metabolitos — incluyendo pigmentos, aminoácidos, azúcares y varios compuestos que mejoran la salud — contribuyen a la calidad de los frutos y a la nutrición vegetal.

El extraer y analizar cientos de estos compuestos al mismo tiempo, proporciona a los investigadores información general sobre la fisiología de los frutos, conocida como “metaboloma,” la cuál puede ser comparada con la de otras frutas. De esta manera, el análisis metabolómico es muy similar al genómico, en el que los genetistas comparan los datos de la secuencia del ADN para entender en qué difieren los distintos organismos a nivel genético.

Los investigadores descubrieron diferencias metabólicas en los frutos genéticamente modificados (GM), en relación con los frutos madre; aun cuando los cambios eran atribuibles a los compuestos bioquímicos que participan en la maduración de los frutos, dice Hoekenga. “Eso es parte del efecto que se desea lograr.”

Sin embargo, cuando los científicos compararon el metaboloma del tomate genéticamente modificado con los metabolomas de un gran número de tomates cultivados en huertos caseros, tomates heirloom (variedades antiguas) y otros tomates que no han sido modificados genéticamente, no encontraron diferencias importantes en términos generales. En otras palabras, aun cuando el tomate genéticamente modificado es diferente del tomate madre, su perfil metabólico está dentro del rango considerado normal de diversidad bioquímica exhibida por el grupo más amplio de variedades.

En este caso, los hallazgos sugieren que ha habido muy pocos o ningún cambio bioquímico accidental debido a la modificación genética; pero tampoco existe un “medio útil de responder a las inquietudes de los consumidores respecto a los efectos no intencionales,” explica Hoekenga.

Las técnicas utilizadas por los investigadores no sólo se aplican al tomate. “El método puede ser aplicado a cualquier planta y a cualquier cultivo,” agrega Hoekenga. “Hemos hecho algo fundamentalmente útil que cualquiera puede usar y mejorar.” Su equipo ya caracterizó el metaboloma del maíz y espera que los fitomejoradores empiecen a ver la utilidad de los compuestos metabolómicos también.