Avances científicos en fitomejoramiento y tratamientos de semillas

Foto cortesía de iStockphoto.

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La funcion del fitomejoramiento de semillas en el mundo de las hortalizas es uno de los grandes ejemplos de éxito en la agricultura.

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En el sistema global de producción de semillas de hortalizas de la actualidad, existe un sinnúmero de variedades de cientos de productos hortícolas que son objeto de fitomejoramiento, para ponerlos a disposición de los productores en todo el mundo. Los hallazgos científicos y las innovaciones han dado como resultado variedades sorprendentes; semillas de calidad y vigor extraordinario; y altos niveles de uniformidad de rendimiento de fruto.

Los investigadores de instituciones gubernamentales y universidades han logrado mayores éxitos a través de los esfuerzos conjuntos con la industria; y de la misma manera, los investigadores de la industria privada han avanzado con rapidez gracias a la ayuda de fisiólogos, genetistas, fitomejoradores y otros expertos que laboran en instituciones públicas.

Fructíferas asociaciones
Un ejemplo de ese trabajo de colaboración con éxito es el Centro de Biotecnología de Semillas de la Universidad de California en Davis, California, Estados Unidos (SBC, por sus siglas en inglés). El centro funciona gracias a los esfuerzos conjuntos de los científicos del SBC, y de varias semilleras y empresas privadas de todo el mundo.

Mediante esta asociación se están desarrollando nuevas técnicas y métodos para avanzar en el fitomejoramiento, encontrar características genéticas novedosas, aumentar la calidad de las semillas e integrar nuevas tecnologías.

Semillas con valor agregado
La semilla no es el único ejemplo del alto nivel de tecnología que se maneja, ya que los investigadores de semillas, fitomejoradores, productores y comercializadores, han aprendido a preparar las semillas hasta dejarlas en condiciones óptimas para que los productores agrícolas las utilicen.

Las semillas son cultivadas y cosechadas para tener la más alta calidad posible y son manejadas, manipuladas y almacenadas siguiendo diferentes estrategias que permitan mantenerlas en una condición fisiológica óptima que facilite la germinación rápida y la uniformidad.

Asimismo, las semillas reciben diversos tratamientos con sustancias químicas protectoras, tales como fungicidas e insecticidas que las protegen de las plagas y los patógenos del suelo.

Avances en detección de patógenos en semillas
Los patógenos pueden ser transportados o estar dentro de las semillas y dan como resultado plantas infectadas. La patología de las semillas ha dado lugar a hechos históricos notables en los que los investigadores han descubierto que la fuente de enfermedades dañinas provenía de las semillas.

Ejemplos de estos hallazgos incluyen el virus mosaico de la lechuga, la bacteria que ocasiona la pudrición negra en las crucíferas; la bacteria de la mancha acuosa del fruto del melón; los patógenos que ocasionan la mancha, la peca y el cáncer bacteriano en el tomate; así como una docena de otros virus más.

Se han realizado sofisticados experimentos para demostrar la forma en la que los patógenos entran en las semillas y los lugares en los que se alojan dentro de sus tejidos; así como la manera en la que los patógenos pueden ser detectados y el método de tratamiento de las semillas infectadas para eliminar los agentes patógenos o reducir el riesgo de enfermedades graves y las resultantes pérdidas de cultivos.

La ciencia de la patología de semillas también demuestra la forma en la que los métodos de investigación pueden ir mejorando y transformándose a lo largo del tiempo.

En su día, la detección de los patógenos transportados por las semillas dependía enteramente de la forma en la que se cultivaba y los esfuerzos estaban dirigidos a extraer los patógenos de las semillas infectadas, pero ya no es así.

Hoy en día se utilizan métodos moleculares basados en ADN — extremadamente sensibles — que sirven para detectar a esos polizontes invisibles que se adhieren a las semillas. Sin embargo, ninguna tecnología es absolutamente perfecta.

La mayoría de los métodos basados en ADN no pueden diferenciar el ADN de las células muertas del patógeno, del ADN de las células vivas, limitando la utilidad de estos estudios; en particular, cuando se realizan pruebas en semillas que han sido tratadas (con agua caliente o con subtancias químicas) para eliminar a los patógenos que se encuentran fuera o dentro de la semillas.

Investigación continua
A pesar del éxito que representa el desarrollo, producción y comercialización de semillas; el mundo semillero debe continuar investigando en búsqueda de nuevos recursos genéticos; así como en el desarrollo de técnicas aún más novedosas que permitan lidiar con los nuevos retos a enfrentar.

Periódicamente aparecen nuevas enfermedades o nuevas cepas de patógenos que atacan los cultivos, y en algunos casos, los problemas son transmitidos por las semillas. Por ejemplo, en los últimos tres años, dos nuevos patógenos documentados para el perejil (Pseudomonas, Stemphylium) han sido asociados con las semillas.

Otro dilema reciente, distinto y sorprendente, ha sido asociado con la semilla de la espinaca. A pesar de no causar enfermedades en la espinaca, los inspectores federales han detectado al hongo Phomopsis en la semilla. Este hallazgo ha creado una situación polémica y complicada.

Al margen de si ocasiona o no daños a la espinaca y a otros cultivos, la importancia de la especie Phomopsis no ha sido documentada. No obstante, las autoridades han designado a dos especies de este hongo como plagas cuarentenarias, debido a que aparentemente no habían sido detectadas con anterioridad en Estados Unidos.

El rechazo de las semillas de espinaca en los puertos de entrada a Estados Unidos amenaza con terminar en grandes pérdidas económicas para las compañías semilleras, así como posible escasez de semillas de espinaca para los productores de varias regiones, si no se encuentra pronto una solución.

El caso de Phomopsis en la espinaca es un buen ejemplo de que todavía no entendemos por completo el mundo de las semillas y por lo tanto se requiere más investigación para que las políticas puedan ser fundamentadas en información y hallazgos científicos.