Presentación virtual detalla los riesgos de la bioacumulación de metales pesados

La serie de seminarios virtuales presentada por la revista Productores de Hortalizas, CultiValor, en coordinado esfuerzo con la organización de educación agrícola Intagri, ofrecio el pasado mayo el tema: “Metales pesados y sus efectos fitotóxicos,” impartido por Dr. Luis Alberto Lightbourn Rojas del Instituto de Investigacion Lightbourn A.C.

Lightbourn Rojas destacó la importancia de aplicar metales de manera sustentable y no al azar. “La degradación física del suelo está siendo controlada, pero aún existen tres tipo de degradaciones: biológica, química orgánica y química inorgánica, la cual trata de metales pesados.”

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Añadió que es importante saber que la contaminación es exponencial: “En dos años vamos a estar triplicando el nivel de la contaminación que tenemos actualmente en suelos de la República Mexicana” destacó. La meta como productor es conocer el balance entre los criterios de toxicidad y las necesidades de la planta, y no aplicar desmesuradamente nutrientes y químicos sin estar bien informado del perfil de los elementos básicos de producción. Existen 59 elementos de la tabla periódica que pueden ser considerados pesados (valor atómico mayor de 55,85 g/mol). Según el experto, de todos los elementos traza en el suelo, 17 son considerados muy tóxicos; entre estos, cobalto, cobre, manganeso, níquel, selenio y zinc.

Presentación virtual detalla los riesgos de la bioacumulación de metales pesados

Destacó que el cobalto, aunque altamente tóxico, es utilizado por la planta para hacer vitaminas y Complejo B. Entonces, ¿cómo mejorar el sistema de manejo? Por ende, es importante conocer el movimiento de estos metales pesados dentro de la planta y del ser humano.

Aplicaciones irresponsables

Aunque los metales pesados ocurren naturalmente en el suelo, concentraciones anómalas provienen lamentablemente del mal manejo humano del suelo, desequilibrando la naturaleza. Lightbourn destacó la utilización de aguas residuales o de mala calidad, fertilizantes inorgánicos-salinos, enmiendas orgánicas, lodos residuales de depuradoras y pesticidas.

El uso indiscriminado de sales de residuo de minería es uno de los problemas más graves en la agricultura. Aunque la materia sea aprobada por la agricultura orgánica por ser de mina, no debe ser automáticamente considerada inocua, dada su alta concentración de elementos tóxicos.

Presentación virtual detalla los riesgos de la bioacumulación de metales pesados

Por otra parte, la utilización indiscriminada de aguas residuales y de mala calidad ha contribuido negativamente a la agricultura. Según Lightbourn: “En Latinoamérica no se hace énfasis en la falta de distinción entre el drenaje pluvial y sanitario y por desgracia esas aguas están siendo usadas en el riego.”

Caso: Jimenez, Chihuahua

Lightbourn ofreció como ejemplo el caso del pueblo José Mariano Jimenez, Chihuahua, el cual “es el punto más contaminado del planeta con arsénico.”

Explicó que la mayor parte de los metales tienden a estar disponibles en un pH ácido ya que mejora la solubilidad de los metales y la absorción por las raíces de la planta. “La materia orgánica es altamente afinada a metales tóxicos como el arsenio, cobre, níquel, plomo y Zinc y finalmente la Capacidad de Intercambio Catiónico (CIC). Tiene poco sentido añadirle materia orgánica al suelo para que el arsénico se haga mucho más soluble y asimilable más aun a las plantas.”

La importancia de conocer el perfil del suelo y del agua es indispensable. Al regar con aguas de pozo profundo (más de 600 metros de profundidad) el productor está a su vez sacando azufre y sulfuro. “Huertas se están transformando en balnearios, ya que se están sacando aguas termales,” resalta. “Por cada metro cubico de agua que se utiliza en Jimenez, CHIH se está aplicando gratuitamente en el riego hasta tres toneladas de sal. Y todavía ponerle materia orgánica, producto de estiercol, a un agua altamente contaminada de arsénico, [consecuentemente] se están produciendo alimentos con altas concentraciones de arsénico.”

A fin de minimizar el impacto negativo del uso de compostas, Lightbourn aconseja mineralizar la materia orgánica antes de aplicarla al suelo, ya que el proceso toma aproximadamente 10 años de manera natural.

Efecto de los metales pesados

Los metales pesados se bioacumulan en los tejidos de las plantas en zonas de altos índices metálicos, los cuales son luego ingeridos por el consumidor. Según Lightbourn, la bioacumulación de elementos tóxicos en la dieta vegetal contribuye un 92% a las enfermedades neurogénicas (en comparación con solamente un 5.6% por el estrés de la vida cotidiana). Entre los problemas destacan: daños al sistema nervioso e inmunitario, problemas del corazón y tiroides, riñones, hígados, y cáncer.

En las plantas, la bioacumulación de los metales pesados altera su fotosistema, inhibiendo el flujo de electrones de la cadena trasportadora, causando que el aparato fotosintético absorba más energía lumínica que la que suele utilizarse en reacciones metabólicas normales. En consecuencia, el aparato fotosintético transfiere la energía a los radicales de oxígeno, formando el peróxido de hidrogeno.

Este estrés oxidativo, provoca la inestabilidad de las paredes celulares, causando daños estructurales, haciendo de la planta una menos tolerante a estrés, ya que sus defensas naturales son debilitadas. Adicionalmente, el debilitamiento de la planta abre las puertas al ataque de microrganismos indeseables.

Aplicaciones inteligentes

Una comprobación confiable de la inocuidad alimentaria de nuestros alimentos es la utilización de la espectrometría por emisión de plasma.

Es una tecnología de punta que le permite al productor analizar a nivel traza y ultratraza nuestro producto final. La espectrometría identifica cualquier metal en el producto final, requiriendo una mínima cantidad de muestra.