Inocuidad vegetal: la anticipación como factor clave de la protección de cultivo

Inocuidad vegetal: la anticipación como factor clave de la protección de cultivo

En los últimos años, el constante crecimiento de la población a nivel mundial ha generado un aumento en la demanda por alimentos y, con ello, la búsqueda de alternativas que ofrezcan mejores rendimientos a los cultivos. En este sentido, las enmiendas orgánicas elaboradas a base de estiércol, lombricompostas, humus, entre otros, se han aplicado en un intento por contribuir en el acondicionamiento y regeneración del suelo. Sin embargo, dichas técnicas son restringidas debido a que un mal manejo de éstas podría tener efectos severos al ambiente y a la salud humana.

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El uso de enmiendas orgánicas mal elaboradas genera un impacto negativo en aspectos económicos, sociales y ecológicos, debido a que requieren de la asignación de espacios exclusivos para su almacenamiento que deberán estar alejados de las zonas de producción, ya que permiten la proliferación de miles de cepas bacterianas, las cuales ponen en riesgo la inocuidad de los alimentos producidos al ser un vehículo que favorece la contaminación por fitopatógenos y así como efectos adversos causados en la salud de sus manipuladores.

Además de esta práctica, durante el manejo de los cultivos, se recurre al uso de métodos que representan un alto riesgo fitosanitario, como la utilización excesiva de sales químicas y agroquímicos, lo cual contribuye en la deposición de metales pesados, micotoxinas o residuos de pesticidas en los productos cosechados.

Debido a lo anteriormente mencionado, como una medida para asegurar la producción de cultivos hortofrutícolas que no representen riesgos en la salud debido al consumo de alimentos contaminados por microrganismos o productos químicos tóxicos, diversos organismos gubernamentales han implementado una serie de normas y leyes en inocuidad aplicables en cada una de las etapas de la cadena de producción de alimentos, éstos buscan la certificación de empresas productoras y verifican el cumplimiento de los lineamientos establecidos para cada área a evaluar, con el objetivo de fortalecer y vigilar la aplicación de programas sanitarios en cuadrillas de producción, lotes de cultivo, empaque y transporte, dichas certificaciones se realizan acorde a las necesidades y requerimientos de los clientes.

Inocuidad vegetal: la anticipación como factor clave de la protección de cultivo

Sin embargo, la certificación bajo los lineamientos de las normas actualmente establecidas, no constituye una garantía de seguridad de los alimentos, debido a que éstas no se actualizan frecuentemente y permiten la utilización de métodos de análisis obsoletos, al no estar a la vanguardia y no incorporar las nano tecnologías moleculares más avanzadas; como el Análisis Metagenómico, el cual permite detectar con un alto nivel de sensibilidad la presencia de cualquier agente microbiano en diversas matrices.

Por todo lo anterior, cada unidad de producción debe tener sistemas de reducción de riesgos bien establecidos para cada área del ciclo de producción, que garanticen la seguridad económica, ambiental y social. Todo esto mediante la formulación y aplicación de procedimientos operativos estándares de sanitización aplicables al ciclo de producción, incluyendo todos los factores que impacten de manera directa o indirecta, desde el establecimiento del cultivo en campo con la utilización de prácticas que garanticen la sustentabilidad del suelo, hasta el almacenamiento y comercialización en puntos de venta en condiciones inocuas.

Dichos procedimientos, además, exigen el compromiso de los proveedores de insumos, con lo cual se establece un ciclo para disminuir los riesgos de contaminación durante la producción.

En este sentido, es necesaria la elección de proveedores que dentro de sus políticas garanticen la certificación en alguno de los sistemas de aseguramiento de la calidad como buenas prácticas agrícolas (BPA), HACCP e ISO y sus productos estén registrados ante COFEPRIS. Esto contribuirá en un menor impacto sobre el ambiente y la salud de los trabajadores, debido a malas prácticas durante la producción.

Inocuidad vegetal: la anticipación como factor clave de la protección de cultivo

Además, el establecimiento de bitácoras y registros de las actividades permite tener evidencia objetiva que garantiza la trazabilidad del ciclo de producción, como un factor clave que permitirá el seguimiento de un cultivo y retirar un lote de producción en caso de algún brote. Asimismo, durante el ciclo de producción, es necesario el monitoreo y control de la calidad e higiene del agua para uso agrícola y consumo humano, producto terminado, herramientas y equipos en áreas de producción, así como zonas de mezcla y almacenamiento de agroquímicos y fertilizantes.

Para esto es necesaria la asesoría de laboratorios especializados u otros organismos calificados, que bajo estrictas bases científicas contribuyan en el aseguramiento de la inocuidad de los productos que posteriormente serán ofertados, esto mediante un monitoreo periódico de los suelos de cultivo, fuentes de agua y producto final, en relación con el contenido residual de plaguicidas y microorganismos patógenos.

Así, la utilización de herramientas analíticas innovadoras como el Análisis Metagenómico, la evaluación del ADN Microsomal y la Espectrometría de Emisión de Plasma durante el monitoreo de los puntos críticos de control, permiten la detección de potenciales riesgos de contaminación química y microbiológica, ya que estas herramientas permiten anticipar la protección y asegurar la inocuidad de los alimentos producidos; de este modo los productores agrícolas pueden reducir los efectos sociales y económicos asociados a la producción de alimentos frescos y potenciar al máximo el valor sanitario de sus cultivos. 

 

Artículo escrito por Dra. Mercedes Verdugo Perales y Dr. Luis Alberto Lightbourn Rojas, Phd, y publicado originalmente en el número de abril de nuestra revista impresa.