Buenas Prácticas Agrícolas contra patógenos

Prevén patógenos con Buenas Prácticas Agrãcolas

En el momento en que se contamina el cultivo de sandía, ya no se puede volver atrás. Es muy difícil eliminar o matar patógenos después de una contaminación de frutos preliminar. Por ello, la prevención de enfermedades es imprescindible en cada etapa de producción de sandía, desde el campo hasta el supermercado.

Publicidad

Este artículo se enfoca en Buenas Prácticas Agrícolas (BPA) a seguir en la etapa de producción para incrementar la inocuidad y prevenir o minimizar la contaminación por patógenos. Aplica estas 7 BPA en producción a campo abierto.

  1. Revisión preliminar. Antes de plantar el nuevo cultivo, es necesario hacer una revisión preliminar del campo y mantener buenos registros. Se debe determinar cómo se utilizó ese terreno en el pasado (tipo de cultivo, duración, patógenos presentes, etc.) y evaluar y mitigar posibles riegos para la inocuidad dentro y cerca de los campos de producción. También se sugiere hacer una revisión ambiental, incluyendo información sobre topografía, historia, riego de inundación, uso de tierras cercanas y presencia de animales domésticos y salvajes. De vez en cuando, es recomendable volver a efectuar estas revisiones por si hubiera habido algún cambio.
  2. Exclusión de animales. Los animales pueden ser vectores de patógenos humanos tales como E. coli. En consecuencia, se recomienda emplear controles activos y agentes disuasivos para minimizar la presencia animal en su campo — proteger puertas y ventanas, sellar grietas, tapar botes de basura y dejar un espacio mínimo de 45 cm entre pared y tarimas.
  3. Uso del agua. Es aconsejable documentar la ubicación de las fuentes de agua para cada uso (riego, aspersión de agroquímicos, etc.). Dado que el agua puede transportar patógenos y causar enfermedades, se debe usar agua potable para la mayor cantidad posible de operaciones con los productos agrícolas alimentarios.
  4. Higiene laboral. La salud e higiene de los trabajadores es importante, ya que en caso de no cuidar estos aspectos, se podría transmitir patógenos nocivos al fruto, especialmente a través de manos sucias. Es imprescindible, contar con un programa de capacitación para los trabajadores que incluya sesiones sobre uso adecuado del baño, aseo y salud personal, limpieza de las instalaciones, entre otros aspectos. No debe permitirse al trabajador realizar sus tareas mientras esté enfermo, ni tampoco comer, beber, masticar chicle o tabaco ni fumar en el campo.
  5. Uso de agroinsumos. El término agroinsumo se refiere a fertilizantes químicos o provenientes de fuentes naturales (estiércol), plaguicidas, fungicidas, o cualquier otro insumo utilizado en la producción del cultivo. Lo primero que hay que hacer en este caso es evaluar el riesgo que conlleva el uso del producto en el cultivo de sandía, así como su modo de uso. Como en otros aspectos de la producción, se debe llevar un registro detallado del uso de cualquier agroquímico.
  6. Equipo y contenedores. La limpieza es clave en lo que se refiere a equipos y contenedores. Se debe desinfectar y mantener limpia toda superficie, equipo o contenedor que entre en contacto con el fruto para prevenir su contaminación. Se sugiere llevar a cabo esta limpieza a diario, o con mayor frecuencia, para eliminar polvo, tierra y otros residuos. Por último, los contenedores deben estar marcados indicando su uso (basura, reciclaje, etc.) para evitar confusión.
  7. Mantenimiento de registros. Mantener buenos registros es esencial para mejorar y preservar la inocuidad y seguridad alimentaria del cultivo de sandía y de las instalaciones. Esto ayuda a observar tendencias y remediar problemas.

Varga fue editora gerente de Productores de Hortalizas, una publicación de Meister Media Worldwide.