Bioalternativas para el control de plagas

Bioalternativas El control de plagas es una práctica milenaria que la especie humana practica seguramente desde que se apropió de la naturaleza que lo circundaba y tuvo la necesidad de competir con aquellos seres vivos que consumían el mismo recurso.

El control biológico, en contraste, requiere por definición del conocimiento profundo de la interacción entre las plantas, animales (vertebrados y artrópodos principalmente) y patógenos de los sistemas biológicos que utiliza Homo sapiens (L.).

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Interacciones complicadas

El conocimiento sobre estas interacciones no se obtiene con facilidad. En las sociedades humanas modernas, la información requerida se logra con mayor eficacia a través de la investigación científica. Primero, a través de lo que mundanamente se conoce como — ciencia básica, — y posteriormente, cuando se ha acumulado suficiente información sobre los seres vivos involucrados, la ciencia aplicada permite generar las tecnologías que han de utilizarse para resolver un problema.

El control biológico de plagas agrícolas es, en esta lógica, una tecnología generada a partir del conocimiento profundo de la interacción entre las plantas y sus parásitos, sean patógenos, insectos o vertebrados.

Un gremio eficiente

En México, la comunidad científica que se dedica al control biológico es un gremio relativamente pequeño. Sin embargo, es muy productivo y de alta calidad. Este grupo académico tiene su liderazgo en la Sociedad Mexicana de Control Biológico (www.controlbiologico.org.mx). Recientemente, dos de sus miembros compilaron un lista de la información científica acumulada para México desde finales del Siglo XIX (Rodríguez del Bosque y Arredondo-Bernal, 2006).

Un análisis somero de esta lista nos permite observar que en poco más de 100 años se han publicado 3,134 documentos relacionados con el Control Biológico en México. Entre estos documentos, cerca del treinta por ciento (930) fueron publicados entre 1999 y 2004, de los cuales el 32% apareció en revistas científicas y el resto se ha difundido en las memorias de los congresos de varias sociedades científicas y en cursos sobre el tema en diversos foros y libros.

Por lo tanto, es predecible que este grupo de científicos sea la base sobre la que descanse el futuro del Control Biológico en la agricultura mexicana. Esta aseveración no es a la ligera puesto que como ya se mencionó, sólo a través del conocimiento profundo y preciso de la interacción entre organismos es posible generar tecnologías eficientes.

Razones de peso

Si a lo anteriormente expuesto sumamos: la creciente exigencia de los mercados internacionales por recibir productos libres de contaminantes químicos provenientes de los insecticidas sintéticos; el aumento de la motivación de los productores por mantener un ambiente más sano; que algunas plagas sólo pueden ser controladas con Control Biológico; la disminución de los riesgos de salud por el manejo de productos biológicos, y el menor costo por hectárea en la aplicación de este sistema (Trujillo-Arriaga, 1998; Arredondo-Bernal, 1999; Bernal y Quezada, 1999; van Lenteren y Bueno, 2003) entre otros factores, es posible prever que el futuro de las tecnologías del control de plagas y patógenos de plantas (animales domésticos y todo tipo de ganado) es promisorio.

México es conocido en el mundo por su éxito durante décadas en la aplicación de controles biológicos en una gran diversidad de problemas agropecuarios (van Lenteren y Bueno, 2003; Arredondo-Bernal, 2006). En un futuro cercano se vaticinan oportunidades importantes para incrementar el uso de los controles biológicos.

Estrategia mexicana

La afirmación anterior se respalda por la experiencia que ya existe en México en las 60 empresas registradas que reproducen, distribuyen y comercializan 24 especies de parasitoides y depredadores (Arredondo-Bernal, 2006).

Por otro lado, la posición geográfica de México es estratégica por las siguientes razones principales:
• Contiene en su territorio una diversidad biológica abrumadora. En particular, en cuanto a la gran diversidad de microorganismos (hongos, bacterias, virus, nematodos) que aún siguen siendo recuperados por los científicos en el campo, y por la gran diversidad de la fauna de parasitoides y depredadores que potencialmente pueden ser utilizados para el control de plagas.
• En términos comerciales, por su cercanía a los grandes mercados de Norteamérica, que exigen productos agrícolas libres de riesgo para la salud humana.

Cara al futuro

Desafortunadamente, aún se requiere un trabajo arduo en el Ámbito de la normatividad mexicana para el registro y trámite de permisos: tanto para la importación de microorganismos e insectos depredadores, como para el uso mismo de la fauna nativa (Arredondo-Bernal, 2006).

Asimismo, es necesario que científicos, productores y empresas dedicadas a la comercialización de organismos para el Control Biológico establezcan asociaciones estratégicas para colaborar en la generación de las tecnologías para dicho control.

Para que esto ocurra más eficazmente, será necesario que las autoridades fitosanitarias y los niveles superiores de gobierno promuevan las condiciones que faciliten la unión entre científicos y usuarios de las tecnologías.