8 Puntos clave para manejar la deriva de la aspersión

Si preguntan a cualquier productor que realiza aspersiones cuáles son las cinco principales preocupaciones que tiene cuando realiza su trabajo, hay grandes probabilidades que mencione el manejo de la deriva en la aspersión. Las consecuencias de la deriva pueden ser muy graves; las multas por violar los reglamentos y/o las demandas por daños y perjuicios de los clientes pueden llegar a costar varios miles de dólares con mucha facilidad (si no es que más).

De hecho, de acuerdo con Bruce Senst, director de la división de agentes auxiliares Agrisolutions de WinField Solutions, Minnesota, EUA, las probabilidades de deriva en la aspersión mantienen a muchos segmentos de la comunidad agrícola despiertos por la noche. “Hay muchas cosas que preocupan a los productores y a los distribuidores de productos agrícolas,” dijo Senst. “Pero cuando la situación se analiza a fondo, a todos les preocupa la deriva por aspersión y el impacto que ésta pueda tener en su forma de vida.”

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Para complicar aún más el problema de la deriva por aspersión, en los últimos años ha habido un aumento en la maleza resistente a los herbicidas. Con base en las mejores estimaciones, aproximadamente 60 millones de acres de las tierras de labor en producción de los Estados Unidos fueron infestadas con maleza resistente a los herbicidas en el 2012. De manera correspondente, se ha aprobado científicamente la resistencia de cinco especies de maleza en México. Estos hechos han aumentado la probabilidad de llegar a utilizar distintos productos de protección de cultivos que los que se utilizaban en años anteriores.

“Debemos aceptarlo, estamos saliendo de una era en donde se podía utilizar la tecnología de un solo producto: glifosato, para satisfacer la mayoría de las necesidades de aplicación de herbicidas,” comenta Damon Palmer, líder comercial en los Estados Unidos que trabaja en el sistema de control de malezas enlistadas, “Enlist Weed Control System” de Dow AgroSciences, Indiana, EUA. “Sin embargo, ahora para lograr el mismo nivel de control, es necesario mezclar otros productos de protección de cultivos en sus programas y eso ha generado muchas preguntas acerca de cómo manejar la deriva por aspersión cuando se están utilizando varios herbicidas.”

Mejores prácticas en el equipo

Tomando en cuenta estos factores, Dr. Robert Wolf, de Wolf Consulting & Research, LLC, Mahomet, Illinois (EUA) comenta que en los últimos años ha dedicado gran parte de su tiempo a trabajar en la Academia la Aplicación Exacta, “On Target Application Academy.”deriva de aspersion

“Probablemente capacité a casi 3,000 o más productores y distribuidores que realizan aplicaciones, en el 2012.” En esencia, destaca que hay ocho mejores prácticas de manejo que las personas que realizan aplicaciones deberían seguir para manejar la deriva
por aspersion.

1. Selección de la boquilla. “Esta es la estrategia que ha sido utilizada durante años para reducir la deriva por aspersión”, dice Wolf. “Sin embargo, con las opciones de boquillas que existen hoy en día hay muchas más opciones que los fabricantes ofrecen a los que realizan aplicaciones. El reto es saber cuál es la mejor manera de establecer los parámetros de aspersión, básicamente la velocidad y la presión; de tal suerte que aún cuando se reduzca la deriva al mínimo, no se sacrifique la eficacia de la protección de los cultivos; ya que en años recientes es lo que ha ocasionado problemas.”

2. Uso de baja presión. Este es otro método popular para manejar la deriva por aspersión. No obstante, de acuerdo con Wolf, esta práctica puede requerir de algunos ajustes para que sea efectiva en las aplicaciones que se realizan en la actualidad.

“La sugerencia para reducir la deriva por aspersión siempre ha sido y seguirá siendo “utilizar baja presión,” lo cual produce gotas más grandes,” dice. “Esta fue la lección número 1 y la más importante para reducir al mínimo la deriva.”

Algunas de estas recomendaciones han cambiado; ya que la tecnología de las boquillas ha mejorado. “Hoy en día tenemos boquillas diseñadas para reducir la deriva y al mismo tiempo utilizar mayor presión,” dice Wolf. “Se requiere mayor presión para producir un tamaño de gota más pequeño y aumentar la cobertura sobre la plaga objetivo; que es lo que típicamente buscamos con los herbicidas aplicados a las malezas. Este hecho no se conocía cuando se introdujeron los primeros diseños.”

Tal y como lo explica Wolf, el diseño de las boquillas que reducen la deriva genera una caída de presión, y en algunos casos, se introduce aire por medio de una válvula Venturi en el equipo. Ambas soluciones producen gotas más grandes.

“Cuando se utiliza una boquilla reductora de deriva a baja presión, por ejemplo, 210 a 275 kPa, es muy factible que debido al diseño, la presión de salida se reduzca en proporción de 3:1 ó de 4:1,” dice Wolf. “Esto puede dar como resultado una presión por pulgada cuadrada de salida de 70 a 140 kPa. Esa presión es demasiado baja para mantener un patrón de calidad o para crear las gotas que se requieren para obtener una buena cobertura. Por lo tanto, recomendamos utilizar los diseños de inducción de aire, a presiones entre 345 y 550 o más kPa. Incluso a tan alta presión, la cantidad de deriva es menor que en los diseños anteriores que operaban con presiones más bajas.”

3. Aumentar las tasas de caudal de flujo. Este método ha sido utilizado para lograr volúmenes de aplicación más altos. De acuerdo con Wolf, durante muchos años esta ha sido la práctica común para reducir la deriva por aspersión. “En términos generales, los orificios más grandes producen gotas de mayor tamaño,” comenta.

No obstante, para algunos productores y distribuidores que realizan las aplicaciones, la geografía puede impactar en los resultados obtenidos con esta práctica para manejar la deriva. “En zonas semiáridas, hay menos agua disponible para la agricultura y se busca asperjar el mayor número de hectáreas posible con la mezcla de una carga del tanque. El problema es que cuando se utiliza menos agua, se requiere una boquilla de menor tamaño; lo cual da como resultado gotas más pequeñas y propensas a la deriva. Si combinamos esto con los equipos de aspersión que alcanzan velocidades más altas, las cuales se traducen en presiones más elevadas; es posible que haya más deriva.”

4. Bajar la altura del aguilón. Una vez más, es precio tener cuidado dice Wolf, lo que los productores han hecho tradicionalmente en esta área tal vez no sea la mejor forma de manejar la deriva por aspersión. “Hoy en día, algunos productores y distribuidores que realizan aspersiones no entienden que la altura del aguilón por arriba del objetivo debe basarse en el espaciamiento de las boquillas y los requisitos de traslape para obtener una aplicación uniforme en todo el aguilón,” agrega. “La regla de oro para la altura del aguilón en la industria es 1:1. Esta proporción requiere un espaciamiento de 50 cm entre boquillas y una altura del aguilón de 50 cm por arriba del objetivo, ya sea tratando el suelo con una aplicación de preemergencia o tratando las malezas y el dosel del cultivo con aplicaciones foliares.”

En lugar de eso, Wolf recomienda bajar la altura de los aguilones a 60 cm. “Tengo un lema: bajar el aguilón para reducir la deriva por aspersión.”

5. Cuidar las velocidades de aplicación. “La mayoría de los productores y distribuidores que realizan aplicaciones están utilizando medios electrónicos para aplicar productos de protección de cultivos,” señala. “El objetivo de un controlador de dosificación es liberar un volumen de aplicación uniforme. Las altas velocidades requieren de alta presión para aplicar el volumen correcto, y las velocidades bajas requieren lo opuesto. Por lo tanto, al efectuar cambios de velocidad se afecta el tamaño de la gota.”

En sus ejercicios de capacitación, Wolf cita el siguiente ejemplo para ilustrar este punto: Un productor ajusta el sistema de aspersión para utilizar una boquilla #4 a 20 km/h y 275 kPa que aplicará 15 L por ha. Entretanto, se está formando una tormenta, por lo que el productor decide aumentar la velocidad a 25 km/h. El aumento de 5 km/h en velocidad requerirá que la presión aumente a más de 410 kPa para liberar el mismo volumen en la boquilla #4. Al acercarse la tormenta, el productor aumenta la velocidad por segunda vez a 29 km/h. Ahora, la presión deberá ser de 620 kPa para liberar el mismo volumen, lo que obviamente aumentará la probabilidad de deriva por aspersión.

“Mi mensaje es que deben operar a la velocidad para la que calibraron el sistema,” dice. “Asimismo, la regla que los productores y distribuidores que realizan aplicaciones recordarán es que para duplicar el flujo obtenido de un orificio de cierto tamaño, necesitarán aumentar cuatro veces la presión. Por ejemplo: si se está operando a 15 km/h y 210 kPa y se hace el cambio a 25 km/h, la presión deberá aumentar a 840 kPa.”

6. Evitar condiciones climatológicas adversas. De acuerdo con Wolfe, estas condiciones adversas incluyen mucho viento, aire estancado o inversiones. “Esta es un área sobre la que no se tiene control,” dice. “Sin embargo la mejor opción es no asperjar cuando las condiciones ambientales no son favorables.”

7. Utilizar zonas de amortiguamiento. Como dice Wolf, el aumento en los distintos herbicidas junto con los requisitos de la etiqueta serán los parámetros que marquen la pauta para que se realicen las aplicaciones con precisión. Sin embargo, el tamaño de estas zonas puede ser un problema.

“El tamaño de la zona de amortiguamiento será el problema,” comenta. “La preocupación hoy en día es que las aplicaciones que se realizan desde tierra no consideran asperjar cerca de áreas sensibles dejando una zona de amortiguamiento. En lugar de ello, prefieren regresar a asperjar un día en el que el viento esté soplando lejos de la zona sensible.”

8. Considerar otras tecnologías para reducir el potencial de deriva. Según Wolf, esto podría incluir el uso de escudos; modulación neumática del ancho de pulso, o aditivos para la reducción de deriva como agentes auxiliares.

En resumen, Wolf recuerda a los aplicadores que todas estas prácticas sirven para reducir la deriva por aspersión, pero sólo si son aplicadas de manera selectiva. “Un buen plan de manejo de deriva incluirá una serie de estrategias,” concluye. “Una sola práctica no será suficiente. Se requiere un conjunto de prácticas para elaborar un buen plan.”