“Epidemia” de melones sin dulzura

 

 

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Hace varias semanas, analizando unos datos obtenidos en experimentos con melones cantaloupe, me encontré que en dos de los ensayos los melones que se cosecharon con un grado de color avanzado – totalmente amarillos – presentaron consistentemente grados Brix más bajos que los melones cosechados de las mismas plantas cuando su red aún presentaba matices de color verde, siendo ambos grupos cosechados el mismo día.

A pesar de que los melones cantaloupe son frutos climatéricos – siguen madurando después de la cosecha si son cosechados después de su punto de madurez fisiológica – a menudo los cambios en grados Brix en melones durante el almacenamiento poscosecha son insignificantes. Más aún, casos como el descrito suceden también con cierta frecuencia; es decir, situaciones en las que los melones con color amarillo presentan niveles de Brix igual o incluso más bajo que los verdes.

Sin embargo, nunca antes había observado que fuera algo tan consistente, y que incluso marcara diferencias estadísticas significativas en forma tan “holgada.”

 

Brix, medida compleja

Para los que conocíamos la situación en la que crecieron las plantas de melón en ese experimento, fue fácil resolver el dilema. Sin embargo, bastante más difícil sería para alguien que no tuviera relación alguna con ese estudio, pues la acumulación de azúcares en los melones es el producto de un sistema complejo con muchos factores influyentes.

¿Cuál es la razón de que melones con apariencia madura tengan menos dulzura que otros melones cosechados el mismo día y de las mismas plantas? Antes de describir el misterio de los melones citados es quizás oportuno repasar el entorno de este tema.

Los grados Brix, son así referidos en alusión al científico austríaco Adolfo Brix, quien inventó un hidrómetro para medir la cantidad de sólidos solubles en jugo de uvas. Posteriormente, otro austríaco, Ernst Abbe, ideó el refractómetro basado inicialmente en el fenómeno de refracción de luz, o inclinación de un haz de luz al cruzar un líquido.

La luz, al atravesar agua pura proyecta una leve inclinación, pero ésta aumenta conforme existen más sólidos en solución. La gran mayoría de los sólidos solubles en frutos son azúcares, por lo que usualmente se generaliza que los grados Brix indican dulzura.

Sin embargo, podría suceder que en algunos casos dos melones con similar grado Brix tuvieran una grado de dulzura diferente. Particularmente, podrían presentarse diferencias en los niveles de azúcares involucrados. Así, por ejemplo melones con más fructosa – sustancia percibida como un azúcar 80% más dulce que la sacarosa – podrían considerarse más dulces.

Por cierto, algunos estudios del poscosechólogo del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, Gene Lester, muestran cómo ciertos programas de fertilización de potasio podrían alterar la acumulación de fructosa en los melones cantaloupe.

 

Factores de la dulce calidad

    • Compuestos. El contenido de azúcar (dulzura) es, de acuerdo a los expertos, el factor más determinante de calidad en melones; sin embargo, también existen componentes del sabor basados en ésteres aromáticos volátiles, acetatos, aldehídos saturados e insaturados, alcoholes y compuestos sulfurados. 
    • Desarrollo. Está claro que cuanto más se desarrolla un fruto, más probabilidad de acumulación de azúcar existe; en parte porque hojas aledañas a los frutos en desarrollo han pasado de ser importadores de nutrientes y compuestos carbonados a ser exportadores de los mismos.
    • Madurez. La acumulación de azúcares se ha descrito como lineal con respecto a su crecimiento; sin embargo, también se han reportado resultados donde se demuestra un drástico aumento hacia el final de la madurez del fruto.
    • Temperatura. Un factor que puede afectar desigualmente los grados Brix de frutos de una misma planta es la temperatura. Se ha demostrado en diferentes estudios que cuanto más baja sea la temperatura durante el crecimiento y desarrollo del fruto, más altos serán los grados Brix, ya que temperaturas altas aceleran el proceso de envejecimiento del fruto sin permitir el suficiente tiempo para que haya una óptima producción de azúcares simples. Claro está, no puede ser la temperatura muy baja (o muy alta), pues se entiende que los melones se desarrollan óptimamente en el rango de 10 a 45 ºC.
    • Estrés hídrico. Las condiciones hídricas en el suelo son un factor que influencia la cantidad de azúcares en el melón y podría ser que afecte diferencialmente a frutos de una misma planta. Muchos aplican estrés hídrico hacia el final del crecimiento por su efectividad para aumentar biomasa y contenido de azúcares; sin embargo, existen varios reportes donde se ha obtenido lo contrario – más altos niveles de azúcares con riego tardío.
    • Desequilibrios hormonales. Otro factor son los desbalances hormonales internos, ya que varios trabajos con aplicación de hormonas o reguladores de crecimiento, por ejemplo inhibidores de giberalinas como el paclobutrazol, han demostrado efectos positivos en dulzura.
    • Factor humano. La dulzura de los melones en una misma planta también puede ser afectada por daños de los trabajadores al cosechar los primeros melones.

 

La solución al dilema

Ninguna situación descrita anteriormente fue lo que les sucedió a nuestros melones. El problema fue realmente asociado con el “virus amarillo del desorden de la cucurbitácea (VADC)” o cucurbit yellow stunting disorder virus – una enfermedad que afecta a las hojas de color amarillo, especialmente a aquellas de más edad.

Las plantas de las cuales se cosecharon los singulares melones con Brix opuestos, se percibían de lejos como una bandera tricolor – verde-amarilla-verde – y obviamente esos melones tempraneros fueron los más afectados.

Por cierto, con respecto a este virus que devastó el norte de México y el sur de Estados Unidos a finales del año anterior, la Dra. Judy Brown de la Universidad de Arizona, sugiere que es probable que algún efecto positivo tenga el buscar establecer un período de cero plantas hospederas, como el que buscan realizar algunas áreas en el desierto de Sonora. Sin embargo, aún se tienen dudas sobre si otras plantas, además de las cucurbitáceas, son afectadas por el virus.

Un trabajo reciente realizado en Australia, con diferentes técnicas, demostró que el raleo de frutos fue el mejor método para aumentar los azúcares de los melones, pero los autores también advirtieron que el efecto negativo en la producción es muy severo y mucho más fuerte que el beneficio, obviamente bajo condiciones usuales de producción.

La idea podría sin embargo ser de consideración en situaciones inusuales, especialmente cuando se sabe que se perderá mucho tanto por volumen de producción como por calidad.

Esperemos no ser afectados por el VADC nuevamente, pero si fuera así, uno se pregunta si sería mejor eliminar tempranamente los melones que de por sí tendrán poco futuro, ya sea por su tamaño o por su contenido de grados Brix, y así buscar elevar calidad de los melones tardíos…

¿Algún lector intentó esto el año pasado o bien alguna otra técnica promisoria? Cualquier sugerencia será muy bien recibida.

Fonseca es especialista en hortalizas y tecnología poscosecha, ha laborado para la Universidad de Arizona, EUA y ha sido consultor en tecnología poscosecha en EUA y en diferentes países de Latinoamérica (República Dominicana, Panamá, Costa Rica y México).