Incertidumbre en la economía actual

De repente nos encontramos sumidos en tiempos de ansiedad e incertidumbre. En medio del torbellino de dramáticos titulares económicos, no es fácil dar sentido a la actual economía global ni predecir hacia dónde se encamina o cómo nos va a afectar.

Lo que está claro es que individuos, negocios e industrias se preparan para lo que parece ser una inminente recesión económica, mientras gobiernos nacionales y bancos centrales tratan de idear los pasos necesarios para inhibir el impacto y duración de la misma.

Publicidad

Aunque la ola del bajón económico seguramente nos afectará a casi todos, industrias y negocios van a experimentar el impacto en diferentes magnitudes, según su naturaleza y estrategias.

“La economía provoca una caída en cirugía estética,” se leía hoy en la sección de Salud del periódico de mi ciudad. De acuerdo al artículo, Estados Unidos ha visto un declive de un 50 por ciento en el número de procedimientos de cirugía estética optativa realizados en dicho país, debido al panorama económico actual.

La herramienta del economista para medir y predecir cómo un cambio en los ingresos va a afectar a las compras de un bien particular es la “elasticidad-ingreso de demanda.” En este caso, la cirugía estética puede considerarse como un producto de lujo con una elasticidad-ingreso muy alta, de manera que cierto cambio en los ingresos causará un cambio más que proporcional en la adquisición de ese servicio. En una economía floreciente, es estupendo estar en el negocio de artículos de lujo. Pero cuando la economía se estanca, los negocios con alta elasticidad-ingreso son los más golpeados.

En una economía en descenso, con la subida del índice de desempleo, la caída de la riqueza y los ingresos, y la ansiedad acerca del futuro, los negocios con baja elasticidad-ingreso son los que menos sufren. La categoría de productos más “inelástica” es la de alimentos.

Cuando caen los ingresos, las compras de alimentos descienden también, pero en una proporción mucho menor. La elasticidad-ingreso en alimentos es de 0.1 en Estados Unidos, de manera que un uno por ciento de disminución de los ingresos causa un 0.1 por ciento de disminución en las compras de alimentos. En Canadá, la elasticidad-ingreso en alimentos es del 0.3 y en México cerca del 0.6.

En todos los países, la elasticidad-ingreso en frutas y hortalizas es más baja que en carne, pescado y productos lácteos. Así, en tiempos difíciles, el negocio de hortalizas está relativamente bien aislado del daño. Ello se hace especialmente patente para los que exportan a Estados Unidos, país cuya elasticidad-ingreso para frutas y hortalizas es de sólo 0.086, la más baja del mundo. Y cuando el valor del dólar ascendió recientemente en el mercado de divisas, el precio en pesos de los bienes vendidos a Estados Unidos se incrementó rápidamente un 30 por ciento.

Los tiempos pueden parecer duros, pero como dice el proverbio, “Lloraba porque no tenía zapatos hasta que vi a un hombre sin pies.”