Manejo de la sustentabilidad del suelo

Protegiendo un recurso finito

Es el recurso más valioso del mundo: el suelo. En reconocimiento de la importancia de los suelos, las Naciones Unidas declararon al 2015 el Año Internacional de los Suelos. La declaración fue dirigida a aumentar el nivel de concientización y comprensión de la importancia que tienen los suelos para la seguridad alimentaria, así como su papel en proveer funciones del ecosistema esenciales.

Publicidad

El suelo es un recurso no renovable que está siendo amenazado. Casi un tercio de la tierra en el mundo está degradada en grado moderado a alto. La degradación del suelo es el deterioro de la calidad del suelo ocasionado por su uso incorrecto; los usos y prácticas de manejo poco sostenibles, así como los climas extremos.

“Los múltiples roles de los suelos casi siempre pasan desapercibidos. Los suelos no tienen voz propia y hay muy pocas personas que hablan a su favor. Son nuestros aliados silenciosos en la producción,” dijo José Graziano da Silva, Director General de la FAO, al anunciar el Año Internacional de los Suelos.

“Debemos manejar los suelos de manera sostenible. Hay muchas formas de lograrlo. La diversificación de los cultivos utilizada por la mayoría de los agricultores en el mundo es una de esas maneras: permite que transcurra suficiente tiempo para que los nutrientes importantes se regeneren,” dijo Graziano da Silva.

Para el productor, un suelo completamente funcional produce la cantidad máxima de productos al menor costo. Para asegurarse de que el suelo continúa siendo productivo año tras año, los productores pueden utilizar prácticas de manejo de suelos que mejoran la salud del suelo y aumentan la productividad sostenida de las plantas. De esta manera, los productores pueden garantizar la sostenibilidad de este recurso no renovable al evitar trastornar el suelo en la medida de lo posible, cultivar tantas especies distintas de plantas como sea posible, mantener las plantas vivas en el suelo con tanta frecuencia como sea posible, y mantener el suelo cubierto todo el tiempo.

Principales Principios en el Manejo de Suelos

De acuerdo con NRCS del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA), estos son los cuatro principios esenciales del manejo de suelos sostenible.

  1. Manejen más al trastornar menos el suelo. El trastorno físico del suelo como la labranza, da como resultado suelo compacto y/o desnudo que destruye y trastorna la vida de los microorganismos del suelo, además de crear un ambiente hostil para su supervivencia. La mala aplicación de los insumos agrícolas puede trastornar las relaciones simbióticas entre los hongos, otros microorganismos y las raíces de las plantas. El sobre-pastoreo, una forma de trastorno biológico, reduce la masa radicular, aumenta los escurrimientos y aumenta la temperatura del suelo.
  2. Diversifiquen la biota del suelo con diversidad vegetal. Las plantas interactúan con microbios específicos del suelo al liberar los carbohidratos a través de sus raíces, que sirven para alimentar a los microbios a cambio de nutrientes y agua.  Se requiere una diversidad de carbohidratos vegetales para alimentar a la diversidad de microorganismos en el suelo. La clave para mejorar la salud del suelo es asegurarse de que las cadenas de alimentos y energía están formadas por distintos tipos de plantas y animales, no sólo una o dos especies. La falta de biodiversidad limita de manera grave el potencial de cualquier sistema de cultivo y aumenta los problemas de enfermedades y plagas.
  3. Mantengan a las raíces vivas creciendo durante todo el año. Las plantas vivas mantienen una rizósfera, es decir, un área concentrada de actividad microbiana cercana a las raíces. La rizósfera es la parte más activa del ecosistema del suelo, porque ahí se encuentran los alimentos más disponibles y es donde ocurre el ciclo del agua y hay mayor cantidad de nutrientes. Los alimentos microbianos son exudados por las raíces de las plantas para atraer y alimentar a los microbios que proporcionan nutrientes (y otros compuestos) a las plantas, en la interface raíz-suelo, donde las plantas pueden absorberlos. Los azúcares de las raíces vivas de las plantas, las raíces recientemente muertas, los residuos de cultivos y la materia orgánica del suelo sirven para alimentar a los numerosos miembros de la red alimentaria del suelo.
  4. Mantengan el suelo cubierto en la medida de lo posible. La cubierta del suelo conserva la humedad, reduce la temperatura, intercepta las gotas de lluvia (para reducir su impacto destructivo), suprime el crecimiento de la maleza y proporciona un hábitat para los miembros de la red alimentaria del suelo que pasan al menos parte de su tiempo sobre la superficie.  Los productores deben considerar con mucho cuidado sus prácticas de rotación de cultivos y manejo de residuos para mantener los suelos cubiertos en la medida de lo possible.Próxima página: recorrido por los suelos distintos de México

Suelos de México

Los edafólogos clasifican los suelos basándose en una taxonomía de suelos. Uno de esos sistemas es la base de referencia mundial para recursos del suelo, “World Reference Base for Soil Resources”, aprobada, desarrollada y patrocinada por la Unión Internacional de Ciencias del suelo, “International Union of Soil Sciences,” el Centro internacional de información y referencias edáficas, y la FAO.

De acuerdo con la FAO, los suelos más fértiles, al igual que los suelos más cultivados de México están clasificados como: vertisoles, feozemas; cambisoles y luvisoles. Estos tipos de suelos conforman alrededor del 26% de toda la tierra en México, pero son los más productivos y los más trabajados en la agricultura. También se encuentran entre los suelos más vulnerables y los que más necesitan un manejo de suelos sostenible.

Vertisoles: Son uno de los tipos de suelos más comunes en las regiones productoras de hortalizas en México. Estos suelos están diseminados a lo largo de gran parte de los principales distritos de riego en Sinaloa, Sonora, Guanajuato, Jalisco, Tamaulipas y Veracruz. Los vertisoles se usan para cultivar hortalizas, algodón, caña de azúcar y cereales. Estos tipos de suelos no son propensos a la erosión, sin embargo implican el riesgo de altos niveles de salinización. Los vertisoles se caracterizan por un alto contenido de arcilla, la cual se expande con la humedad y se contrae con la sequía, formando grietas durante la temporada seca. Los vertisoles son difíciles de arar, a pesar de su alta fertilidad, ya que son muy duros durante la temporada seca y son bastante pegajosos durante la temporada de lluvias. Estos suelos son negros o de color gris obscuro en el centro y este de México y son de color café rojizo en el norte.

Feozemas: Estos tipos de suelos se encuentran en climas húmedos y templados con pastizales altos o bosques. Los feozemas tienen una estructura permeable y agregados finos. Los feozemas son suelos obscuros con un alto contenido de materia orgánica, por lo que su potencial agrícola es alto, aún cuando se encuentre limitado en gran medida por las sequías periódicas y la erosión.  Estos suelos se utilizan en agricultura intensiva para cultivar granos y hortalizas; así como áreas de pastoreo de ganado cuando están cubiertos de pastizales.  En México, los feozemas están distribuidos en su mayoría en el Cinturón Volcánico que atraviesa México, la Sierra Madre Occidental, la Península de Yucatán y los estados de Guanajuato y Querétaro. Con estos suelos, las principales restricciones son el agua y la erosión del viento, además de que el uso prolongado de estos suelos para la agricultura ha producido cambios físicos, químicos y minerales en el suelo.

Los Cambisoles representan un porcentaje muy pequeño de los suelos en México; únicamente del 4-6% y en los lugares en los que se encuentran disponibles, son sujetos a agricultura intensiva con maíz, soya, y otros cultivos.

Los Luvisols son los más comunes en climas templados, fríos o cálidos, con temporadas húmedas y calientes alternadas. Los luvisoles se consideran entre los suelos más fértiles del mundo y su uso agrícola es muy intenso, siendo dedicados a cultivar granos, forraje y caña de azúcar. En México, estos suelos están distribuidos en la Sierra Madre occidental, la península de Yucatán y los estados de Guerrero, Oaxaca y Campeche.

Suelos: Un Recurso Finito

Aún cuando los vertisoles, feozemas, cambisoles y luvisoles son los suelos agrícolas más trabajados en México, representan únicamente el 26% de todos los tipos de suelos. Los suelos con la mayor distribución en México son los tipos más someros y menos desarrollados: leptosoles, regosoles y calcisoles con poco potencial agrícola.

Las regiones con la mayor diversidad de suelos son el Centro y el Golfo de México. Asimismo, ambas regiones tienen alta densidad demográfica que ejerce mucha presión sobre los recursos del suelo, incluyendo la demanda de vivienda, carreteras y otros usos urbanos.

Proxima página: ¿Cuáles son las amenazas más graves para el suelo hoy dia?

Las amenazas a los ecosistemas edáficos en México incluyen la producción y el riego. El riego puede producir salinidad del suelo. En México la salinidad ya está afectando áreas de producción agrícola importantes del país, incluyendo las regiones del pacífico central y el noroeste.

Los suelos como ecosistemas naturales son esenciales para la vida en nuestro planeta. Un trabajo de investigación reciente realizado por la Facultad de Silvicultura y Estudios Ambientales de Yale, “Yale School of Forestry & Environmental Studies,” la Universidad de Helsinki, el Instituto de Microbiología de ASCR en la República Checa y la Universidad de New Hampshire, muestra que mantener una comunidad diversa y saludable en el suelo puede proteger a los ecosistemas naturales en contra de los efectos dañinos del cambio climático.

De acuerdo con el estudio, la descomposición de la materia animal y vegetal muerta que realizan los microorganismos del suelo, libera a la atmósfera global de manera anual 50 a 75 petagramos de carbono, en forma de bióxido de carbono y metano, (1 petagramo equivale a 1 mil millones de toneladas métricas). Los científicos han sabido durante mucho tiempo que el calentamiento tiene el potencial de acelerar este proceso, el cual lleva a aumentar las emisiones de carbono que acelerarán el cambio climático a través de un ciclo de retroalimentación peligroso. No obstante, hasta ahora, se sabe muy poco sobre cuáles ecosistemas se verán más afectados y sobre la razón para ello.

“En los ambientes trastornados en los que ya no hay vida animal en el suelo, la retroalimentación entre el cambio climático y la producción de carbono por parte de los microorganismos es muy fuerte,” dijo Thomas Crowther, quién está haciendo sus estudios de postgrado en Yale y es el autor principal del estudio. “Entretanto, cuando la comunidad del suelo es saludable y diversa, vimos que los animales se alimentan de los microorganismos, limitando los efectos de la retroalimentación negativa.”

Los insectos y las lombrices pueden desempeñar un rol regulador de los ecosistemas edáficos, al alimentarse de los microbios que pueden liberar mayores emisiones de carbono.

Crowther dijo “El nitrógeno se depositará como resultado del cambio climático y va ha hacer mucho más calor. Muchos de los factores que limitan el crecimiento de los hongos van a verse reducidos,” dijo. “y al estimular la actividad microbiana, se liberarán emisiones de carbono más elevadas. Por lo tanto, cuando esas limitaciones de fondo sean eliminadas, los animales de pastoreo cobrarán mayor importancia.”

Los suelos son un recurso natural finito y no son renovables a escala medible en tiempo humano. Son las bases de un amplio rango de servicios que requieren los ecosistemas, incluyendo filtración de agua y reciclado de nutrientes. Asimismo, proporcionan los cimientos para alimentos, forraje y producción de fibras. Los productores deben trabajar el suelo entendiendo que es un recurso que debe ser manejado de manera sostenible.

Para más información, vean el sitio del Año Internacional del Suelo de la FAO, en: http://www.fao.org/soils-2015/es/