Problemas fisiológicos frecuentes en tomates

Tomates sin problemas

 

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Los desórdenes fisiológicos en cultivos de hortalizas tienen su origen en una compleja interacción de factores genéticos y ambientales. Estos desórdenes reducen el rendimiento de frutos comercializables, y en definitiva, las ganancias del productor.

En consecuencia, el entendimiento de factores ambientales y endógenos que influyen en dichos desórdenes podría ayudar a reducir o eliminar su incidencia. Hoy te mostramos algunos de los desórdenes fisiológicos más importantes, sus causas más comunes, y las medidas correctivas disponibles.

Entre los desórdenes fisiológicos más comunes en cultivo de tomate de invernadero se incluyen: agrietamiento del fruto, roña o herrumbre epidérmica, pudrición apical, mancha dorada, y jaspeado o maduración irregular.

 

Agrietamiento del fruto

El agrietamiento del fruto se caracteriza por la presencia de grietas de diferente profundidad y forma, mientras que el agrietamiento radial presenta grietas en forma de estrella desde el interior del cáliz a lo largo de la cutícula del fruto. Las causas son similares en ambos casos y se producen en frutos desarrollados y en proceso de maduración.

Causas comunes. Agrietamiento del fruto es un desorden muy complejo, asociado con un incremento repentino en el tamaño del fruto debido a la rápida afluencia neta de agua en el fruto, que hace que la piel del fruto se expanda más allá de su límite elástico.

Esta rápida acumulación neta de agua en el fruto se debe en gran parte al incremento de presión en las raíces asociado con cambios repentinos en condiciones ambientales que producen una súbita reducción en la transpiración junto a un exceso en la disponibilidad de agua en la cama o bloque de cultivo.

 

En el interior de la planta, el agua circula con el gradiente de concentración, resultando en una rápida expansión de los frutos con alto contenido de azúcar. Esta situación se agrava en el caso de frutos que se mantienen más cálidos, variedades con alto contenido en azúcar (tomate cereza o cherry), y en plantas con alta proporción hojas/frutos, ya que ello favorece el incremento de azúcar en el fruto.

 

El exceso de agua en el bloque de cultivo al final del día y/o por la mañana temprano, provoca variaciones repentinas en la Conductividad Eléctrica (CE) de la solución nutritiva, mientras que un incremento drástico en la temperatura ambiente del invernadero antes de que haya suficiente cantidad de luz como para provocar el movimiento de agua en el xilema, incrementa el riesgo de agrietamiento del fruto.

Medidas correctivas. Debe emplearse una combinación de prácticas de manejo del cultivo, manejo de la temperatura del invernadero y estrategias de riego para reducir la incidencia de este desorden. Entre las prácticas de manejo de cultivo citamos el mantenimiento de un ritmo de crecimiento de fruto lento pero constante, la reducción de la proporción hojas/frutos y la instalación de pantallas de sombreo para evitar temperaturas demasiado altas en el fruto.

 


El tipo de control más importante está basado en el manejo de riego. Esto se cumple especialmente en invernaderos que carecen de un control estricto de la temperatura del aire o de la capacidad para incrementar gradualmente dicha temperatura.

Cosechar antes de la etapa rosada, cuando sea posible, contribuye de manera efectiva a la reducción del agrietamiento del fruto. Es recomendable incrementar gradualmente la temperatura del aire de la noche al día, así como mantener al mínimo la diferencia entre las temperaturas diurnas y nocturnas para reducir el periodo de maduración del fruto.

 

Cada mañana, las plantas deberían usar el agua disponible en el bloque antes de que la primera sesión de riego tenga lugar. Bajo estas condiciones, la planta comienza por perder el agua en el interior de su xilema, lo cual alivia la presión en las raíces. Esto también evita oscilaciones repentinas en CE. Es mejor demorar la aplicación del agua de riego con valores de CE más bajos hasta que el sol esté más alto en el cielo para evitar una toma de agua repentina, ya que si la planta no está transpirando activamente, este exceso de agua se dirigirá al fruto.

 

En todo caso, el objetivo consiste en evitar alta presión en las raíces al final de día o por la mañana temprano. Esto puede conseguirse al permitir que los bloques se resequen ligeramente durante la noche (aproximadamente un 10% de reducción del peso del bloque). La primera sesión de riego debe producirse pocas horas después del amanecer, sin drenaje. Y la última sesión debe programarse unas horas antes del crepúsculo. Con respecto a la nutrición, es importante proporcionar a las plantas una cantidad abundante de calcio para reforzar la división e integridad de la pared celular.

El agrietamiento del fruto es una tendencia heredada de manera que variedades diferentes tienen una susceptibilidad diferente a este desorden. Si a usted le consta que en su región existe este problema, póngase en contacto con varias semilleras y solicite una variedad menos vulnerable a este desorden.

 

Roña o herrumbre epidérmica

El desorden conocido como herrumbre del fruto se caracteriza por la presencia de múltiples microgrietas en la piel del tomate — también llamado agrietamiento de la cutícula.

La herrumbre reduce la vida de anaquel, y en el transcurso del tiempo podría desembocar en hombros oscuros debido a la pérdida de agua. Esto deteriora el aspecto del fruto y reduce el porcentaje de frutos comercializables.

Causas comunes. La combinación de una secuencia de ritmos de expansión altos y bajos con una baja elasticidad de la epidermis del fruto constituye la causa de la herrumbre. Los ciclos de contracción/expansión de la piel del fruto son resultado de un alto estrés hídrico al mediodía seguido de alta presión en las raíces al final del día. Las temperaturas nocturnas excesivamente bajas, las  que conducen a la condensación de agua en la piel de los frutos cuya temperatura es superior a la del aire que los rodea, lo cual también conduce a la herrumbre.

Medidas correctivas. El control de herrumbre es similar al control del agrietamiento del fruto. También es importante prevenir temperaturas del aire excesivamente bajas (15 a 18°C es ideal), dependiendo de los niveles de radiación diurnos.

 

Pudrición apical

La pudrición apical se caracteriza por la presencia de una zona acuosa blanca en el extremo apical de los frutos verdes. A medida que esta zona se reseca, se convierte en una mancha de textura coriácea y hundida, de color café oscuro. Suele producirse temprano en la temporada cuando la carga de frutos es baja.

Causas comunes. La causa más común es un desequilibrio entre disponibilidad y demanda de calcio en la zona apical del fruto caracterizada por un rápido desarrollo.
Aunque este desorden está relacionado con una deficiencia de calcio, la disponibilidad del elemento en la solución nutritiva no suele ser la causa primaria de pudrición apical en las operaciones de invernadero correctamente manejadas.

La falta de coordinación entre división celular rápida en el extremo apical, y la limitada disponibilidad local de calcio (debido a transporte y deposición de calcio deficientes en el extremo apical, alta salinidad y/o déficit de presión de vapor o DPV excesivamente alto) parece incrementar la incidencia de este desorden. Una DPV excesiva (Humedad Relativa baja) conduce a unos ritmos de transpiración excesivos, ocasionando que el agua sea preferentemente transportada hacia las hojas, y en consecuencia perdida a través de éstas, esquivando los frutos.

Medidas correctivas. La incidencia de pudrición apical podría ser reducida significativamente, si no eliminada, sólo con seguir las siguientes pautas:

• Utilizar variedades menos vulnerables.
• Facilitar la toma de agua al mantener humedad uniforme y adecuada en la zona de la raíz, no demasiado húmeda ni seca, ni CE demasiado alta en la solución nutriente.
• Evitar valores de VPD y temperatura demasiado altos o bajos durante el día para favorecer el movimiento de agua hacia los frutos.
• Evitar concentraciones de potasio y magnesio excesivamente altas, ya que ello reduce la toma y disponibilidad de calcio.
• La fertilización excesiva con nitrógeno también puede conducir a pudrición apical, ya que favorece un crecimiento vegetativo excesivo, lo cual amplia la superficie de transpiración y previene el transporte de calcio y su acumulación en los frutos.

Se sabe que al reducir la proporción de hojas con respecto a frutos (desbroce) y evitar altas temperaturas y baja concentración de oxígeno en las raíces también se puede reducir la incidencia de pudrición apical.

 

Mancha dorada

Esta mancha se forma a través de pequeñas pecas irregulares de color verde en el cáliz y en los hombros de frutos maduros, reduciendo la calidad visual del fruto y reduciendo su vida de anaquel. Esto suele ocurrir en el verano. Las células asociadas con la mancha dorada contienen cristales de sal de calcio.

Causas comunes. Entre ellas se incluye el exceso de calcio en el fruto asociado con DPV baja (HR alta) y altas proporciones de potasio/calcio. Las temperaturas del aire excesivamente altas en promedio también favorecen la formación de mancha dorada.

Medidas correctivas. Citamos las siguientes:

• Evitar variedades vulnerables.
• Incrementar ligeramente el valor de CE en la solución nutritiva mediante el aumento de la proporción potasio/calcio y magnesio, todos los cuales reducen el riesgo de un exceso en la toma de calcio.
• Reducir el contenido en calcio de 200 a 120mg/L ha sido recomendado para rebajar el riesgo de mancha dorada mientras se evita la pudrición apical.

 

Jaspeado o maduración irregular

Este desorden fisiológico se caracteriza por una maduración irregular en el fruto debido a que en algunas áreas no se acumula suficiente licopeno para producir un fruto homogéneamente rojo.

Causas comunes. Las más frecuentes están asociadas a un plan de nutrición inadecuado, ingesta de insectos que se alimentan de la planta, temperaturas del fruto superiores a 30°C debido a una radiación excesiva y temperaturas del aire demasiado bajas.

Medidas correctivas. Este desorden puede mitigarse mediante el uso de semillas de variedades resistentes, evitar las fluctuaciones repentinas en el ambiente del invernadero, mantener temperatura del aire por debajo de 30°C, evitar la exposición del fruto a la radiación directa, evitar un deshoje grave, y proporcionar 20% extra de potasio desde las dos semanas anteriores a la primera cosecha, hasta una semana después de ésta. 

 

 



 

Dr. Costa es directora de investigación y desarrollo y soporte técnico en Growstone, LLC; Para más información escriban a [email protected]. Fotos cortesía de Paula Costa