Prepare su producción para el invierno

Octubre es el mes en el cual los niveles de luz decrecen significativamente. Ocurre justo lo opuesto en el mes de febrero, en el cual podemos observar claramente cómo la intensidad de luz y las horas de luz aumentan a medida que se aproxima la primavera. En octubre, es necesario acondicionar el cultivo para una intensidad de luz más baja y para días más cortos. Además debe prepararse para tomar decisiones en relación al número de tallos por metro cuadrado y en definitiva a la cantidad de frutos en planta por metro cuadrado en el periodo que va de diciembre a enero.

Diseñe la estrategia de riego

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El productor debe pensar en la estrategia de riego y en cómo ésta va a afectar a producción, tamaño y calidad de fruto. Las plantas de tomate injertadas, plantadas entre las semanas 30 y 34, serán fuertes y vegetativas, pero desequilibradas en general, ya que estas plantas estarán desarrollando racimos e incrementando su carga de frutos. Por el contrario las plantas con su propia raíz (no injertadas) tendrán más equilibrio que las injertadas a medida que el nivel de luz disminuye, pero es posible que no cuenten con el vigor necesario para mantener la carga total de fruto a través de diciembre y enero, cuando la luminosidad total es muy baja.

Los productores de pimientos deberán pensar en reducir el número de frutos por metro cuadrado a principios de noviembre. Si tratan de mantener demasiados frutos por metro cuadrado sólo conseguirán reducir el ritmo de floración y maduración.

Todos sabemos que los productores quieren maximizar su producción de noviembre a mayo, cuando los precios de mercado son más altos. Sin embargo, también deben tener en cuenta el cultivo y su capacidad física de producción bajo condiciones de baja luminosidad. Además deben considerar cómo van a producir frutos de calidad superior sin grietas, reventones ni microagrietamiento. Es mejor reducir la cantidad total de frutos por metro cuadrado y obtener frutos de alta calidad. Esto puede lograrse mediante el enfoque en el manejo de riego y la poda de racimos para alcanzar el número correcto de frutos en relación con la cantidad de luz disponible.

MANEJO DE AGUA EN CONDICIONES
DE BAJA LUMINOSIDAD
• El contenido de agua sólo debe reducirse de 4 a 6% por semana y no debe reducirse en absoluto en días con alta transpiración de la planta.
• Los días nublados son preferibles para intentar la reducción en el contenido de agua en el sustrato. Dicha reducción se lleva a cabo mediante la demora en la hora de inicio de sesiones de riego, el adelanto en la hora de detención de las sesiones de riego y el aumento en la duración de sesiones, así como reducción de la frecuencia de riego durante el día.
• El porcentaje de drenaje, en base a un promedio 24 horas, debe ser de 25 a 30%. Como las plantas jóvenes del nuevo cultivo no van a usar demasiada agua, debido a su pequeño volumen radicular y reducida superficie foliar, será suficiente apuntar hacia un rango de 2.0 a 2.3 mL/J/m2.
• Si la temperatura en el invernadero es superior a 28°C, el productor debe apuntar hacia el límite superior de este rango de volumen de riego (2.3 mL/J/m2).
• El promedio de niveles diarios de luminosidad entre las semanas 39 y 43 va de 1,600 a 1,900 J. Dependiendo de la luminosidad total y de la temperatura, el productor perseguirá un objetivo entre 3.2 y 4.4 L/m2 diarios.
• Si se observa una reducción de la humedad (o incremento del DPV) temprano por la tarde, esto es una señal de que usted no está aplicando agua suficiente para mantener la actividad y transpiración de la planta. Como resultado, la planta estará bajo estrés y tratará de conservar agua mediante la reducción de su ritmo de transpiración.

Equilibre cantidad y calidad de frutos

En el caso de cultivo de tomate, se recomienda iniciar la poda de racimos a tres frutos por racimo en la semana 43 a 44 (finales de octubre). Así, cuando la luz decrece rápidamente a medida que avanzamos hacia los días más cortos del año (semana 51), la carga de frutos será adecuada a la luminosidad diaria.

Es importante comprender la relación entre la disponibilidad de luz diaria y los requerimientos lumínicos de la planta para producir fruto. Por ejemplo, una variedad de tomate requiere 100 J de luz por cada racimo frutal más 150 J de luz para un crecimiento y desarrollo continuo de hojas, tallos y raíces. En consecuencia, si cada planta del cultivo tiene seis racimos de cuatro frutos y la densidad de plantas es de 2.5 tallos/ m2, el cultivo requerirá 1,875 J de luz diarios. En diciembre y enero, no es posible conservar una carga total de frutos en las plantas y mantener al mismo tiempo la velocidad de floración y maduración así como el tamaño de fruto. Entre la semana 45 y la semana 5, habrá menos de 1,700 J diarios.

Los valores de luminosidad más bajos son de 1,300 J diarios en promedio, y se producen entre la semana 50 y la semana 3. Esto significa que el productor tendrá que podar los racimos a tres frutos por racimo (en el caso de tomate bola) a través de las semanas 45, 46, 47 y 48, de manera que los racimos en desarrollo durante ese periodo, los cuales serán cosechados en las semanas 50 a la 3, dispondrán de luz suficiente en relación con la cantidad de luz disponible.

De esta manera, el productor será capaz de mantener el tamaño y la calidad de fruto durante la época del año con valores de luminosidad más bajos.

Reduzca el contenido de agua en el sustrato

Entre los preparativos recomendados para condiciones de baja luminosidad y días más cortos, se incluyen la reducción del contenido de agua en los bloques de lana de roca o las bolsas horizontales de fibra de coco, los cuales son regulables. Por el contrario, el manejo de agua no es posible en las bolsas verticales altas de fibra de coco debido a la altura de la columna y al hecho de que están abiertas en la cima.

El productor deberá reducir el contenido de agua a partir del alto porcentaje propio de la época de plantación (85 a 90% en contenido de agua) a un valor más bajo, en preparación para los días con menor luminosidad diaria. El objetivo debe ser un contenido de agua máximo de 70 a 75% hacia la mitad del día y un contenido de 60 a 65% antes de la primera sesión de riego por la mañana. 

En diciembre y enero, no es posible mantener la carga total de frutos en la planta y al mismo tiempo la velocidad de floración y maduración así como el tamaño de fruto.

Tanto el contenido de agua total más bajo en el sustrato como la diferencia en contenido de agua en el sustrato del día a la noche (+/-10%) proporcionarán a las plantas una influencia generativa y fortaleza para afrontar los niveles de luminosidad propios del invierno. Además, el crecimiento de las raíces se verá estimulado por la búsqueda del agua. 

Conclusiones

Durante estas semanas de baja luminosidad, es necesario decidir cuidadosamente sobre el número de frutos por metro cuadrado que puede mantener en su cultivo y manejar el contenido de agua en el sustrato para crear un sistema radicular amplio y sano, así como una planta con tendencia generativa fuerte, lista para afrontar las condiciones de baja luminosidad propias de diciembre y enero.

 


El autor es experto en tecnología de invernadero y actualmente labora como consultor privado para productores de hortalizas y otros cultivos. Parte de este artículo fue publicado en el boletín eHortalizas del 23 de octubre 2008 como respuesta a la pregunta de varios lectores. Para más información escriba a [email protected]