Optimiza el rendimiento con el riego adecuado

Protege tus cultivos con riego antiheladas

 

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Las sandías poseen el potencial de desarrollar raíces profundas (1.2 a 1.8 metros), pero dicha profundidad depende en gran medida de las condiciones del suelo y las prácticas de cultivo. La restricción en la profundidad de las raíces y el hecho de que las sandías crecen normalmente en suelos arenosos con baja capacidad de retención de agua, hace necesario el empleo de la irrigación para obtener rendimientos consistentemente altos en muchas regiones del mundo, y en particular de México.

La carencia de agua durante el establecimiento del cultivo de sandía retrasa la maduración y causa lapsos de producción. Además, la sequía en etapas vegetativas tempranas produce reducción de superficie foliar y rendimiento.

 
 

Aspersión de calidad

 
 
Los sistemas de aspersión con alta uniformidad de aplicación (pivote central y avance frontal) pueden aplicar fertilizante a través del sistema. Esto incrementa la eficiencia en el uso del fertilizante al hacerlo inmediatamente disponible para la planta, y reduce el lixiviado.
Si se utiliza acolchado plástico, es recomendable emplear camas estrechas (30 a 60 cm), ya que así el agua puede alcanzar las raíces más fácilmente. Con camas más anchas podría ser más problemático, sobre todo en suelos arenosos en los cuales el movimiento lateral del agua está restringido.
 

Éxito en cada gota

 
 
La cinta está disponible en varios grosores de pared, pero cuando ésta es muy fina (menos de 0.25 mm) es necesario remplazarla cada año. La cinta más gruesa puede reutilizarse durante varias temporadas, pero debe retirarse del campo con cuidado para no dañarla.
 
Debe tenerse en cuenta que con este sistema sólo deben emplearse formulaciones solubles en agua y que el sistema deberá enjuagarse completamente después de cada inyección.
 
 

Tiene sentido usar sensores

Los suelos arenosos suelen requerir aplicaciones más ligeras y frecuentes para prevenir estrés hídrico que los suelos pesados.
 
 
Emplear sensores de humedad del suelo para programar las sesiones de riego adecuadamente. Esto asegura que la humedad del suelo sea la adecuada para prevenir el estrés hídrico. El programa de riego debe ajustarse cuando los valores de humedad del suelo indiquen condiciones extremadamente secas o húmedas.
La humedad del suelo debe observarse y registrarse mediante mediante sensores de resistencia eléctrica o tensiometros. Instalar dos sensores en cada punto de observación: uno a 20cm de profundidad y otro a 40cm. Cada campo de cultivo debería tener un mínimo de dos lugares para la observación, y más en campos de superiores a 8 hectáreas o si existe diversidad de tipos de suelo en el campo.
Los sensores situados a 20 cm se ubican cerca de la mitad de la zona radicular e indican cuando debe iniciarse la sesión de riego. Hasta que ocurra la primera floración, las lecturas no deben exceder 30 centibares. El rango óptimo de humedad del suelo es de 5 a 30 centibares dependiendo de los tipos de suelo y de la cantidad de humedad de suelo deseada.
El sensor ubicado a 40cm evalúa las sesiones de riego previas. Si las lecturas permanecen bajas (menos de 5 centibares), las cantidades de riego deben disminuirse. Si continúan subiendo incluso después de una sesión de riego, las cantidades de riego deben incrementarse. Deben leerse los sensores de humedad de suelo al menos tres veces por semana durante el tiempo seco.         
 

 

Recopilación de artículo “Sprinkler Irrigation, Drip Irrigation, Scheduling Irrigation” publicado por la Universidad de Gerogia, EUA, por Anthony W. Tyson y Kerry Harrison, Extensionistas. Artículo completo en: [http://pubs.caes.uga.edu/caespubs/pubcd/B996-w.htm]