La unión entre productores puede absorber el margen destinado a intermediarios

Tras la segunda sesión de revisión del Tratado de Libre Comercio (TLCAN – NAFTA), la incertidumbre invade al campo mexicano. La posible cancelación del TLCAN ha afectado fuertemente el ánimo de los agricultores y las siembras en México de manera negativa. A pesar de que la situación no es, aún, generalizada, la realidad es que estos momentos de incertidumbre presentan una excelente oportunidad para reflexionar sobre la situación y analizar algunas alternativas que se pueden llegar a tener.

Visión de Túnel

Publicidad

La unión entre productores puede absorber el margen destinado a intermediariosMéxico es realmente un país único para el desarrollo de la agricultura. En nuestro país contamos con más de 300 variedades de cultivos, lo que hace a México un centro productor de alimentos importante en cantidad y variedad.

Al cierre del año 2016, México pasó a ser del 15° al 12° productor más importante a nivel mundial de alimentos del campo, hecho que provocó que estos bienes fueran, en 2016, el principal ingreso de divisas al país. Ciertamente, gran parte de las exportaciones mexicanas son con dirección a Norteamérica y tienen fundamento comercial en el TLCAN, pero el punto que a nosotros como investigadores nos interesa conocer es: ¿Cuáles otras oportunidades existen para los productos agrícolas de origen mexicano?

La mayor parte de los cultivos de exportación se envía a Estados Unidos (EE. UU.) y Canadá (CAN). Como estos países pertenecen al TLC también reciben beneficios significativos comerciales y logísticos. La relativa cercanía entre estos países permite el envío de productos agrícolas en fresco con un periodo de tiempo no mayor a 48 horas después del corte.

Sin embargo, tras 23 años de simbiosis con EE. UU. y Canadá, México ha desatendido otros mercados que pueden ser sumamente interesantes para la economía. Las dificultades para acceder a esos mercados recaen más, según nuestra opinión, en la logística y el desarrollo comercial. La infraestructura para comercializar productos mexicanos a mercados europeos y asiáticos aún está por desenvolverse mientras que nuestras relaciones comerciales con Suramérica están prácticamente abandonadas.

Mercados Descuidados u Olvidados

Nogales, Arizona es el nombre de la ciudad estadounidense, posiblemente el mejor ejemplo de una ciudad cuya infraestructura está pensada para el comercio. Al igual que Nogales, existen otras ciudades distribuidas a lo largo y ancho de la frontera con EE. UU.; después de 23 años, muchos de estos lugares han crecido con importante infraestructura para recibir, empaquetar y redistribuir alimentos en el interior de los Estados Unidos.

En ciudades como Nogales, en las cuales se reciben, según datos del gobierno, alrededor de 400,000 camiones al año. La maquinaría de descarga, procesamiento y envío de productos para todos lados se tiene en funcionamiento continuo pues son consideradas ciudades comerciales. Estas ciudades fronterizas y altamente especializadas en el acopio y distribución son fruto del TLCAN.

Por otro lado, para el envío de alimentos a otros continentes, se debe usar transporte en barco, pues su costo es el más económico. A pesar de que en México tenemos ciudades portuarias importantes y es posible enviar a distintas regiones del mundo los cultivos mexicanos, el envío de productos en fresco a otros continentes es considerado como una limitación importante, pues el tiempo requerido para enviarlos puede ser prolongado. A países como Alemania, Francia, España, Japón, China, Rusia entre otros se deben considerar el embarque el transporte de zona de cultivo a puerto, transporte marítimo a destino (Europa o Asia), descarga en puerto de destino y transporte al mercado para llegar al consumidor final. Esto hace que se tengan que considerar, al menos, entre 4 y 6 semanas para que todo el proceso se complete en el mejor de los casos.

De acuerdo con una entrevista realizada a una colaboradora de Pochteca, compañía perteneciente al grupo de Mexichem y gran trader a nivel internacional, ése es el tiempo mínimo necesario para enviar un cargamento a China.

Tal vez, como productores, consideren que no es necesario interesarse por este proceso, pero es momento de que los productores comiencen visualizar el porqué es importante tomar un rol activo en la cadena de distribución de los productos agroindustriales. Pues la respuesta de qué mercados son rápidamente accesibles e interesantes se encuentra aquí mismo en México.

La unión entre productores puede absorber el margen destinado a intermediarios

El banderazo al honrar el primer cargamento de arándanos (blueberries) a China marca un progreso sustancial en la diversificación de mercados y un modelo que se puede repetir con otros éxitos

Drástico diferencial de precios

“En el intermediarismo está el dinero,” nos comentó un productor de nogal en la reciente feria del nogalero celebrada en Delicias, Chih. “Ya sólo con producir nuez, no es suficiente,” sentenció el Sr. Rojo.

El intermediarismo, ciertamente afecta los precios de compra (productor–consumidor) en México de manera dramática. Sólo por mencionar algunos ejemplos, en la ciudad de Cuernavaca, Mor., en un supermercado de cadena se vende la mazorca individual en un precio promedio de $6.25 pesos; si consideramos que, alrededor de 3 mazorcas hacen un kilo, las cadenas de supermercados venden la tonelada de mazorcas verdes de maíz a $18,750 pesos, mientras que en el campo con el precio actual de la tonelada de maíz seco en grano es de $3,500 pesos en el mejor de los casos.

Otro caso reciente se produjo en el mes de mayo cuando realizamos encuestas en la región Francisco I. Madero en Coahuila, productora de melón. Ahí testificamos la compra de una tonelada de melón a $1,800.00 pesos, lo que significa que el kilo se compraba a $1.80 pesos; mientras que en el supermercado de Ciudad de México, CdMX, un kilo de melón costaba alrededor de $24 pesos, o $24,000 pesos la tonelada.

En la zona de Tecamachalco, Pue., tras una temporada de poca agua y precios bajos, los productores en la región vendieron a $1.00 peso el kilo de cebolla, mientras que en los supermercados de Puebla, la cebolla rondaba los $32 pesos por kilo o $32,000 pesos la tonelada.

El caso posiblemente más drástico del diferencial de precios de los que fuimos testigos se dio en el 2013 en el cultivo de limón. En el estado de Colima, la compra del kilo de limón en campo era de $0.80 centavos por kilo. En CdMX, el limón llegó a superar los $60 pesos por kilo.

Como estos, existen otros casos en prácticamente todos los cultivos de México, llegando a situaciones en las que los productores prefieren dejar el cultivo pudrirse que recogerlo y venderlo. Es tan serio este diferencial, que el gobierno comenzó a publicar, por alguna razón, algunos de estos casos con diferenciales más conservadores, pero igualmente dramáticos, pues entre “el productor y el cliente final hay al menos dos intermediarios que intervienen en el proceso,” nos comentaba el director de ventas de un bróker de nuez de exportación.

Estos diferenciales se atribuyen al “valor agregado” que los intermediarios le proporcionan al consumidor; es decir, el precio se eleva en esa medida por poner la fruta y verdura fresca en los anaqueles del supermercado, por empaquetar, plastificar, marcar y distribuir los alimentos en las grandes urbes.

La importancia del valor agregado

“Intenté crear mi propia marca de nueces y comercializarlas, primero a nivel local y posteriormente nacional; sin embargo, no sé de comercialización y a nivel nacional mis nueces no pegaron,” nos comentaba el Sr. Rojo.

Las dificultades se encuentran cuando, como individuos, queremos resolver el problema y acometerlo personalmente con nuestro método particular. Sin embargo, existen asociaciones, comitivas, comisiones etc., que reúnen a productores interesados y compran y producen como un solo individuo. Este tipo de organización resuelve los problemas y dificultades de manera colectiva.