Impacto de la conciencia ecológica sobre sistemas de producción intensiva

El “estilo verde” ya no sólo es una conciencia colectiva, sino una forma de hacer negocios, generando a su vez un nuevo estilo de vida.

Según datos del Departamento de Agricultura y Agroalimentación de Canadá (Agriculture and Agri-Food Canada), el mundo orgánico se extiende ya en una superficie de 31 millones de hectáreas, con el liderazgo de Australia, Argentina, China y Estados Unidos — países que en conjunto representan el 69% de la superficie de cultivos orgánicos. 

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Otros datos indican que en un total de 120 países, se registran más de 633,000 granjas orgánicas, cuyos productos superan el valor de 40 billones de dólares. Y aunque granos, café y plátanos ocupan la mayor superficie de cultivos orgánicos, las hortalizas registran ya una superficie global de 170,000 hectáreas, aunadas a casi 100,000 hectáreas de hierbas aromáticas y medicinales.

 

Nuevas técnicas de producción

Existe un creciente interés en la adopción de técnicas de producción orgánica, dirigiendo la atención hacia la producción sostenible.

La mayoría de los productores considera que la limitación de la producción orgánica es la fuente de nutrientes, ya que la demanda de nitrógeno en los cultivos intensivos es muy elevada y los fertilizantes orgánicos no pueden aportar los requerimientos de nutrición de manera adecuada.

Las fuentes orgánicas de nutrición son las compostas, el humus líquido, los derivados de algas marinas, bacterias fijadoras de nitrógeno, así como fertilizantes elaborados con subproductos animales. Otro elemento clave, es el empleo de compostas elaboradas con residuos vegetales, así como subproductos derivados del procesamiento de frutas y cereales.

Los productores deberán recordar que lo más importante para obtener un buen rendimiento en el cultivo orgánico, es mantener una buena relación entre el suelo y la planta. Para ello, se requiere una buena estructura del suelo, donde el agua circule con facilidad para favorecer el crecimiento de las raíces, la difusión de los gases promotores de la actividad de las bacterias obteniendo una elevada tasa de mineralización.

 

Actividad biológica

Los elementos más utilizados para promover la actividad biológica y mineralizante, son microorganismos, bacterias, enzimas y ácidos derivados de la descomposición de materia orgánica.

Todos estos productos pueden ser combinados y enriquecidos para obtener los niveles de nutrición y el equilibrio biológico que requiere el cultivo. Además, se deberá tomar en cuenta factores de temperatura, humedad relativa, así como las prácticas culturales que se adapten mejor al sistema de cultivo.

Cabe mencionar la importancia de la combinación de micorrizas y bacterias fijadoras de los nutrientes, las cuales ayudan a reducir los niveles de etileno y estimulan el crecimiento de la planta. Los nutrientes más utilizados en la producción orgánica son los elaborados con gallinaza y plumas, harinas de pescado, así como estiércol deshidratado, humus líquido, roca fosfórica, sales crudas de potasio, carbonato de calcio, sulfato de magnesio y sulfuro.

En la tabla adjunta se muestran algunos datos de las aportaciones de nutrientes y la relación carbono-nitrógeno de las principales fuentes de fertilizantes orgánicos.

 

Para mayor información: Innovación Mexicana Agropecuaria [email protected]