Hábitos de crecimiento de las plantas

Las partes vegetativas de la planta son importantes para la toma de agua y nutrientes, mantener la estructura adecuada, fotosíntesis, etc. Sin embargo, usted no vende raíces, ni tallos, ni hojas, por lo que debe mantener un equilibrio entre las porciones vegetativa y reproductiva, las flores y el fruto.

 

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Existen factores ambientales y nutricionales, así como prácticas culturales que afectan a los hábitos de crecimiento de las plantas de tomate, dirigiéndolas hacia el desarrollo vegetativo o reproductivo. Entre ellos se incluyen diferencias de temperatura entre día y noche, nivel de humedad relativa, CE de la solución nutritiva, frecuencia y duración de los ciclos de riego, y poda de racimos, brotes axilares (vástagos o chupones) y hojas.

Para comprender los efectos de dichos factores conviene recordar que el crecimiento vegetativo es como el que se da en las plantas de la selva tropical, mientras que el crecimiento reproductivo es estimulado por estrés.

A continuación se describen algunas prácticas culturales relacionadas con el tallo para dirigir las plantas hacia un equilibrio entre crecimiento vegetativo y reproductivo.

 

Sistema de soporte

Las plantas indeterminadas deben disponer de algún tipo de soporte, tal como cordel, hilo o rafia de polipropileno resistente a rayos UV que se enrolla en torno a ganchos de metal, los cuales se cuelgan de unos cables sobre las hileras de plantas, y sujetadores de plástico para las ramas, que deben ubicarse bajo una hoja resistente y en intervalos de 30 cm, pero nunca a menos de 15 cm del ápice de la planta, ya que el tallo en esta sección es muy frágil debido a su continua elongación.

 

Destallado

Deben podarse los brotes axilares para mantener la planta en un solo tallo. Estos brotes salen de la parte superior de la hoja, donde ésta se une al tallo, y suelen llamarse “chupones” debido a que absorben nutrientes de las principales zonas en crecimiento — el meristemo apical y el fruto en desarrollo. Tampoco deben cortarse, ya que ello dejaría una herida abierta en la planta, con el consiguiente riesgo de entrada de patógenos.

 

Tutorado

Las tomateras pueden alcanzar hasta 12 metros de altura, pero la estructura típica de cableado de sujeción suele ir de tres a siete metros como máximo, por lo que las ramas habrán de bajarse a medida que crecen, y curvarse, de manera que no se produzca un ángulo de 90° a nivel del piso, con el riesgo de rotura de tallo, que pondría en peligro la integridad de la planta.

Cuando se ata la rafia a una planta joven, debe ubicarse el gancho sobre el cable, no de la misma planta, sino en la planta de la derecha (o izquierda). De esta manera, la planta comenzará a inclinarse hacia la derecha (o izquierda) desde el principio. En consecuencia, cada hilera estará formada por dos filas de plantas con un cable de soporte sobre ésta.

Cuando las plantas crecen y alcanzan el cable de soporte, el hilo se desenrolla y los ganchos se trasladan un espacio hacia la derecha (o izquierda), y así sucesivamente.
Las plantas nunca deben bajarse más de 60 cm del cable de soporte. Además, dado que la polinización de las flores y el cuajado de frutos son etapas muy sensibles a las variaciones de temperatura, el sensor debe ubicarse a la misma altura que las flores abiertas. A medida que crecen las plantas, el sensor debe alzarse hasta alcanzar unos 60 cm del cable de soporte.

 

Deshoje

A medida que crece el tallo principal de la tomatera, las hojas inferiores comienzan a envejecer y deben eliminarse, desprendiéndolas de su punto de conexión con el tallo. Esto puede realizarse más fácilmente durante la mañana, cuando las plantas están turgentes.

No es recomendable romper las hojas, ya que constituirían una herida abierta a través de la cual es posible que penetren enfermedades. Deben esterilizarse las tijeras de poda entre planta y planta.

En el invierno, o cuando la humedad relativa se aproxima al 100%, se favorece la aparición de enfermedades tales como Botrytis, que ataca principalmente al tallo. Con el deshoje se reduce la superficie de transpiración, y en consecuencia el volumen de vapor de agua generado por las plantas. Otro beneficio del deshoje consiste en el incremento de circulación de aire en los tallos inferiores, lo cual también reduce la incidencia de enfermedades.

El deshoje puede ayudar a mantener el equilibrio entre crecimiento vegetativo y reproductivo en la planta. Si se eliminan muchas hojas los nutrientes/fotosintatos serán bombeados preferiblemente hacia los frutos en desarrollo — una manera de dirigir a la planta hacia el desarrollo reproductivo. Por el contrario, si se dejan muchas hojas en la planta, el desarrollo se convierte en vegetativo.

 

 

 

 

Extracto de la presentación de la Dra. Patricia A. Rorabaugh durante el Curso Intensivo de Ingeniería y Producción en Invernadero 2007, en Tucson, Arizona (Estados Unidos). Rorabaugh labora en el Departamento de Ciencias Vegetales del Centro para Agricultura en Ambientes Controlados (CEAC, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Arizona — entidad organizadora de dicho curso. Más información en [email protected]