Función de biorreguladores en el desarrollo del cultivo

 

Cuando se habla de cucurbitáceas se incluyen múltiples cultivos como melón, sandía, calabazas, pepino, que en principio crecen y fructifican bajo los mismos procesos fisiológicos.
 
De estos procesos, hay algunos que afectan de manera directa a los componentes de rendimiento y a los cuales se debe poner especial atención — cantidad y calidad de flores, amarre o pegado de frutos y crecimiento del fruto. En la medida que uno o varios de éstos se vea afectado, el potencial de rendimiento se verá seriamente afectado.
 
 

Poder hormonal

Publicidad
La planta forma continuamente compuestos hormonales que tienen funciones específicas en su desarrollo y actúan regulando procesos de crecimiento, diferenciación o especialización de tejidos, madurez, entre otros. Las principales hormonas son las auxinas, las giberelinas, las citocininas, el etileno, el acido abscisico, los brasinoesteroides, el acido salicílico, los jasmonatos, y las poliaminas.
 
 
Es interesante mencionar que algunos de ellos, no sólo actúan regulando procesos sino que también se ha establecido que tienen capacidad de actuar como antiestresantes y como agentes inductores de resistencia inducida a patógenos.
 
 
En la agricultura actual, existen en el mercado de agroquímicos distintos productos que contienen las hormonas antes referidas y/o ingredientes similares (algunos mencionados de forma abierta en la etiqueta y otros evitándolo), así como otros con compuestos distintos que también ejercen efecto tipo hormona; todos ellos se pueden utilizar para regular procesos fisiológicos y con ello mejorar el rendimiento y/o la calidad de las cosecha, la vida poscosecha o alguna etapa operativa de manejo del cultivo.
 
 
Por lo general, un producto biorregulador tendrá uno o dos ingredientes activos. Actualmente sólo hay biorreguladores registrados con auxinas, giberelinas y citocininas identificados.
 
 

Bioactividad u octanaje

Para un uso efectivo y consistente de los biorreguladores es importante considerar que los distintos compuestos dentro de cada grupo hormonal tienen diferente bioactividad o lo que es lo mismo distinto “octanaje;” esto es válido en las auxinas, las citocininas el abscísico, y los brasinoesteroides.
Un ejemplo de octanaje en auxinas para enraizamiento sería el comparativo entre uno alto y favorable, como el ácido indolbutírico, y otro excesivamente alto y dañino, como el 2,4-D. Cada empresa ha definido el nivel de octanaje en sus productos, y es precisamente este aspecto lo que genera un efecto biológico diferencial entre ellos.
 
 
En las cucurbitáceas se ha caracterizado con detalle la función de las hormonas y ese conocimiento se ha utilizado para incluir el uso de biorreguladores en el manejo de los cultivos para modificar o potencializar eventos en la planta y sus partes y así alcanzar un adecuado nivel de productividad comercial.
Los eventos que se relacionan con los componentes de rendimiento y algunos de sus subcomponentes críticos que son modificables a través de biorreguladores son la cantidad de flores formadas, la calidad y sexo de flores, el amarre de frutos y el crecimiento del fruto.
 
 
 

Cantidad, tipo y calidad de flores

Una situación particular de las cucurbitáceas es el hecho de tener flores masculinas y femeninas en la misma planta, donde las segundas son las que llegan a fruta, pero las primeras son críticas para proveer de polen. Así, la cantidad, calidad y tipo de flores presentes es crítico.
 
 
A una mejor condición de la planta, la cantidad de flores que se formarán será mayor. Sin embargo, la presencia y acción de hormonas influye en esto, donde la presencia de citocininas promueve mientras que las giberelinas inhibe. Así, tratamientos agresivos de giberélico que en algunas ocasiones se utilicen para promover el crecimiento vegetativo, puede resultar en una reducción del número de flores; por otra parte, el uso de citocininas puede tener efectos positivos para aumentar el potencial fructífero del cultivo.
 
 
En cuanto al sexo de las flores formadas, también hay una influencia hormonal protagónica en ello. El etileno (ej. Ethephon) y auxinas (ej Naftalenacético) estimulan la formación de las femeninas, mientras que el giberélico lo hace hacia las masculinas. De ahí que cuando una planta crece en exceso vegetativamente (ej. por exceso de fertilizante) tenga menor cantidad de flores femeninas, hasta que se equilibre.
 
 

Cuajado de frutos

El cuajado o pegado de fruto es uno de los eventos fisiológicos más conflictivos de las plantas, ya que en ello influyen múltiples factores. Uno de ellos es la calidad de la flor, o sea, que tenga polen y óvulos viables es un factor crítico donde las hormonas tienen que ver; el giberélico pueden tener efectos negativos alterando la viabilidad de los óvulos mientras que las citocininas es lo opuesto; así, el uso de biorreguladores con citocininas (de alto octanaje) puede resultar en una mejor flor en su aspecto cualitativo además de que la fortalece en su vigor por su efecto en división celular para la siguiente fase.
 
 
El efecto positivo del uso de hormonas tipo citocininas de alto octanaje para lograr un cuajado total de frutos — aún los partenocárpicos — en melón y sandía, confirma que estas hormonas tienen una función importante en el proceso, sin embargo la concentración requerida (20-50 ppm) sólo es para utilizarse en tratamientos dirigidos a las flores. Aun con ello, se tienen evidencias de campo de que aplicaciones de citocininas a cantidades menores tienen cierta efectividad. El giberélico también puede tener efecto en el cuajado, pero la concentración requerida (50 ppm) puede estimular el crecimiento vegetativo y también alterar negativamente la cantidad y calidad de las flores que continuarían formándose. 
 
 

Crecimiento del fruto

Los frutos de las cucurbitáceas crecen por los procesos de división y alargamiento de sus células, donde el tamaño final es el resultado del numero total de células que primero deben formarse y luego alargarse. Las hormonas tienen una importante función en estos procesos, donde las citocininas dividen células y las giberelinas y auxinas alargan y dividen.
 
 
Por lo general, en campo nos preocupamos por el crecimiento del fruto después de que pasó su cuajado, sin embargo el crecimiento potencial ya puede estar definido; un ovario grande equivale a un fruto potencial comercial en su tamaño genético. El crecimiento del ovario en su etapa de prefloración hasta el momento de abrir la flor ocurre principalmente por división celular; así, condiciones de clima adverso y/o deficiencias en el manejo del cultivo en esos períodos de formación de la flor pueden afectar. La aplicación de biorreguladores con citocininas de alto octanaje tiene un impacto sobre el proceso, aumentando el número de células de ese ovario y con ello dar mejores perspectivas al futuro fruto.
 
 
Cuando ocurre la polinización y fecundación, y con ello el cuajado en cucurbitáceas, el crecimiento vía división celular del ahora fruto se reactiva por un período postfloral de sólo 4-5 días y posteriormente no hace ninguna célula más y se dedica a dar alargamiento a la cantidad numérica de células que se hayan formado. Así, si un fruto joven se queda con una cantidad baja de células a esa etapa, ya está condenado a ser de tamaño pequeño o mediano a su potencial genético. La aplicación de citocininas a poblaciones de frutos jóvenes en etapa de división celular, es una herramienta para elevar el número de células y darle potencial de mejorar su tamaño a cosecha. En algunos casos se puede utilizar giberélico en la etapa de alargamiento de frutos para empujar el tamaño (y el crecimiento vegetativo), pero sólo sería indicado cuando ya no hubiera flores que proteger de posibles excesos de esta hormona.
 
 
Los estudios y experiencias de campo sobre el uso de biorreguladores con citocininas para tamaño de fruto, han mostrado que no son los frutos jóvenes potencialmente grandes los que reciben el beneficio fisiológico antes referido, sino que son aquellos que tienen alguna situación de riesgo para no alcanzar el suficiente tamaño comercial por factores de competencia, edad de la planta, clima, etc., y estos tratamientos les pueden permitir alcanzar calibres mayores y uniformizarlos a la cosecha.
 
 
El uso de biorreguladores es una herramienta de manejo dentro de un esquema integral de la producción de cucurbitáceas. En consecuencia, sus efectos potenciales solo se darán si el cultivo está en buena condición y si se tiene definido qué hormona(s) es adecuada para cada proceso, qué producto-ingrediente de alto octanaje comercial existe, cuánto usar y en qué momento y frecuencia aplicarlos. Siguiendo estos conceptos, los biorreguladores serán un apoyo más para lograr rendimientos y calidad en los cultivos.
 
 
 
 
 
 
 
 


 Dr. Díaz Montenegro es Director de Investigación de Agroenzymas, e investigador en ingredientes activos hormonales en agricultura.