Cuide su producción de vectores

 

Me encontraba en una ronda de discusión sobre los temidos vectores presentes en la producción de hortalizas. De repente, el término vector me trajo a la memoria a un maestro de matemáticas muy estimado que me sacó las primeras canas con los exámenes. Por supuesto que en el evento los productores no se referían a un segmento de recta dirigido en el espacio; sino que el gran debate giraba alrededor de cómo evitar que agentes vectores diseminaran enfermedades en los campos.
No culpen sólo al mensajero
 
 
De entrada, existe algo irónico en este tema. Me refiero a que muchas veces se culpa más al que transmite una enfermedad, que a la verdadera fuente de la enfermedad. Por otra parte, también está justificado el por qué concentrarse en los vectores, ya que para cuando se detecta una enfermedad contagiosa o una epidemia, el causante original de la enfermedad podría ya no existir, o bien no ser fácilmente accesible. En consecuencia, los agentes vectores son los que se encargan de diseminar la enfermedad. 
 
 
La fuente de la contaminación en campos de hortalizas no es en realidad la hortaliza, como todos sabemos. Si nos vamos al origen (y sin entrar en la cuestión de qué fue primero — el huevo o la gallina — concluiríamos que casi en su totalidad, las enfermedades contraídas por consumo de hortalizas contaminadas son originadas en los animales o en los humanos.
 

Contaminación local e importada

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En varias ponencias a las que he asistido, impartidas por representantes de la Agencia de Alimentos y Fármacos (FDA, por siglas en inglés) de Estados Unidos, se ha mostrado una tendencia con respecto a las epidemias asociadas al consumo de frutas y hortalizas — las enfermedades causadas por productos agrícolas producidos localmente han tenido su origen mayoritariamente en patógenos asociados con animales.
 
 
Por otro lado, las epidemias vinculadas con alimentos que fueron producidos fuera de las fronteras estadounidenses (en muchos casos en Latinoamérica) han sido en gran parte ligadas a patógenos portados comúnmente por los seres humanos.
 
 
Cabe aclarar que, son más las epidemias por alimentos producidos a nivel local que por los importados, a pesar de que a partir de 1999 Estados Unidos se convirtió en un importador neto de productos hortícolas frescos. Sin embargo, sí llama la atención de cómo el origen es diferente.
 
 
Pareciera que higiene personal es algo a enfatizar en la producción latinoamericana y quizás aún más importante el reducir el potencial contacto directo de aguas residuales (incluyendo aguas grises y negras) con aguas de irrigación.
 
 
Asegurar la no intromisión de animales en los campos es una situación delicada, pues es algo hasta cierto punto inevitable. Pero ¿son estos animales salvajes el origen, o son vectores por movilizarse en amplias extensiones donde coexisten zonas urbanas con producción masiva de carne?
  
 
Casi en su totalidad, las enfermedades contraídas por consumo de hortalizas contaminadas son originadas en los animales o en los humanos.
 
 

 Factores ambientales

El agua es, sin lugar a dudas, el agente vector que causa más preocupación, ya que por los volúmenes que acarrea puede afectar grandes áreas, además su fuerza (agua de río, lluvia, canal, o bombeada), al poder arrastrar contaminantes que de otra forma estarían muy arraigados solamente a ciertas áreas (como en suelo, depósitos de materias fecales).
He asistido a investigadores de epidemias, y su pregunta inicial es si el agua pudo haber sido el portador del patógeno de una fuente desconocida en ese momento. Entonces, en toda ocasión, el agua es como el sospechoso natural de ser el agente vector potencial de patógenos.
 
 
Claramente el agua no es el único factor ambiental que puede fungir como vector. El aire puede acarrear partículas con contaminantes. Actualmente existe un gran debate sobre qué tan distante puede ser acarreado y sobrevivir un patógeno, una vez que éste es trasladado.
 
 
En algunas regiones se ha recomendado el establecimiento de zonas buffer (de efecto aislante o amortiguador) entre operaciones confinadas de animales y un campo de producción de hortalizas, pero a ciencia cierta no está muy claro qué medida específica (distancia entre zona de peligro y zonas de producción) es la más funcional.
 
 
Esta discusión continúa mientras varios investigadores recopilan información que podría ser relevante.
 

Insectos y aves

Los insectos puede fungir como agentes vectores de bacterias clínicas. Estudios recientes han mostrado cómo diferentes tipos de moscas que merodean en campos de producción pueden acarrear Escherichia coli patogénico.
 
 
Por cierto, existe un gran debate actualmente sobre si los insectos fungirán un papel preponderante en el calentamiento global, pues muchos opinan que el equilibrio se romperá y afectará en primeras instancias a poblaciones y dinámica de insectos que pueden provocar azotamiento de enfermedades tales como malaria, dengue y fiebre amarilla.
Igualmente, las aves pueden hacer lo mismo, y algunas son incluso portadores de patógenos desde muy temprano en el crecimiento.
 
  

Otros vectores

Aquellas superficies donde constantemente se maneja o almacenan productos agrícolas pueden fungir como vectores en contaminación cruzada. Por ejemplo, cintas transportadoras en plantas de empaque y sistemas de refrigeración con evaporadores contaminados.
 
 
¿Otros vectores? Sin duda los seres humanos pueden ser tanto origen como vector, y aunque parecería lógico que éstos son vectores sobre los cuales se puede tener más control,…quizás esto no se debiera asumir.        
 
 
  
 
 

Fonseca es especialista en hortalizas y tecnología poscosecha, ha laborado para la Universidad de Arizona, EUA y ha sido consultor en tecnología poscosecha en EUA y en diferentes países de Latinoamérica (República Dominicana, Panamá, Costa Rica y México).