Solía ser que el perfil del suelo idea era uno nulo. Comenzar a producir en un suelo completamente nulo de plagas, enfermedades y microorganismos, a fin de uno poderlo manipular de cero era la manera de producir.
Sin embargo, desde que el productor se vio forzado a eliminar el uso de agroquímicos que borran el perfil del suelo hace más de una década, el productor ha comenzado a apreciar y querer incentivar la presencia de microorganismos en este.
Educando al productor
“El uso de bromuro de metilo era principalmente aplicado en los siguientes cultivos: melones, tomates, fresas y otras frutillas, pepinos, pimientos, flores, y algunas otras hortalizas, (estas últimas en muy pocas cantidades). También había un consumo de BM de metilo en la fumigación de granos almacenados y estructuras, (como en molineras). México consumía como unas 1,700 toneladas de BM,” menciona Guillermo Castella Lorenzo, Director del Protocolo de Montreal en la Unidad de Fumigación, Austria.
“Cuando empezamos las actividades en el año 1998 México era unos de los países latinoamericanos de más consumo y estaba entre los grandes consumidores a nivel mundial. Comenzamos con un proyecto de demostración en el año 1998, luego con otro proyecto de asistencia técnica en el 2004, y finalmente con un proyecto de apoyo directo para la adopción de alternativas,” explica Castella.
Segun Castella el uso de injertos es una opción en la producción de tomates, melones y sandías. Por otra parte el uso de sustratos, también puede considerarse como una alternativa efectiva, pero conlleva costos asociados.
“Otros fumigantes alternativos han mostrado su eficacia relativa. En el caso de estructuras y granos, el uso de fosfina, sola o combinada con CO2, o calor ha sido también muy eficaz. En su tiempo existió apoyo público (el Gobierno con apoyo de fondos internacionales) que se canalizó a la asistencia técnica directa al productor, algunas compras de equipos, e insumos importantes, y todo el apoyo necesario para minimizar los riesgos de cambiar de procesos de fumigación.”
Nueva cultura de producción
Segun Castella el año límite para dejar de usar BM de metilo fue en 2015. Sin embargo, desde el año 1998 se vienen preparando los productores mexicanos, facilitando en forma escalonada el cambio a otras opciones.
“El cambio fue muy exitoso, a tal punto que para el 2014 ya México se declaraba libre de bromuro de metilo en los usos controlados.”
México a la vanguardia de producción sustentable
“El logro mayor fue haber introducido alternativas no químicas, para controlar los patógenos del suelo; alternativas como injertos, sustratos y el uso de vapor, brindándoles métodos que en el largo plazo son más sustentables,” reporta Castella.
Recalca que dado a la cultura del consumidor, hoy día la producción agrícola u hortícola que se base solamente en fumigantes químicos, tendrá siempre una vida limitada.
“El uso constante de químicos, traerá aparejado algún problema ambiental, de toxicidad, de contaminación, entre otros. En cambio con tecnologías no químicas, si bien son más complicadas de adoptar por parte de los productores, son más sustentables a largo plazo.”
Aunque el mayor reto en esta transición de cultura de control de plagas y enfermedades del suelo ha sido el de convencer a los productores de adoptar alternativas eficaces que respeten el medio ambiente, Castella asegura que México está preparado en producir 100% sin bromuro de metilo.
“Creo que este proyecto ha demostrado que es posible producir en una forma ambientalmente sustentable y competitiva a la vez. Fue un grano de arena pero contribuyó para que México se ponga en la vanguardia de la producción agrícola moderna en forma sustentable. Siendo México un país grande, sin duda que crea cierta influencia en el mundo,” concluye.