7 mitos atribuidos a los fertilizantes

 

• Los abonos minerales comerciales son artificiales. Los materiales potásicos y fosfatados proceden de depósitos acumulados durante millones de años, acondicionados en la industria únicamente para que la planta pueda tomarlos más fácilmente. El nitrógeno es el mismo elemento encontrado en el aire, el cual es fijado por azotobacterias y rhizobium de las leguminosas, pero en cantidades insuficientes.
 
El hombre, por medio de procesos que copian la naturaleza, puede obtener las mismas moléculas en cantidades superiores. No existe diferencia de naturaleza entre elementos nutritivos procedentes de mineralizaciones orgánicas del suelo y aquellos que se suministran por medio de los fertilizantes “artificiales.”
 
 
• Los fertilizantes originan alimentos de mala calidad. Es imposible garantizar mediante un análisis el origen de un producto obtenido sin fertilizantes minerales. Esto no impide que algunos consumidores paguen mucho más por productos presentados como “orgánicos.” En cuanto a la acción de los abonos sobre la salud, no se ha encontrado ningún caso de modificación en la composición de las biomoléculas de las plantas susceptibles de generar enfermedades.
 
Aunque el exceso de nitrógeno en el suelo puede presentar peligro para los niños debido al contenido de nitratos y nitritos en algunas verduras, pues los nitratos pueden ser nocivos al ser reducidos a nitritos en la sangre, la acumulación de nitratos no está exclusivamente ligada al uso de fuertes dosis de fertilizantes nitrogenados, sino que puede producirse en suelos muy ricos en materia orgánica y en climas húmedos y cálidos.
 
 
• Los fertilizantes destruyen lo orgánico. El humus es la base de la fertilidad del suelo, lo que hace que sea de máximo interés para agrónomos y especialistas. Algunas personas mal informadas asocian el humus con lo natural, lo orgánico, lo biológico, en tanto que los fertilizantes son lo artificial, lo mineral, lo químico.
 
Esta postura es fundamentalmente contraria a la realidad. Los abonos minerales aceleran la descomposición de la materia orgánica — manifestación del crecimiento de la actividad biológica del suelo, que equivale a una mejor fertilidad y por lo tanto a un mejor rendimiento. Es absurdo confrontar fertilizantes con materia orgánica, ya que se trata de materiales que se complementan maravillosamente en el mantenimiento y desarrollo de la fertilidad del suelo.
 
 
• Los fertilizantes solubles son perjudiciales para las propiedades físico-químicas del suelo y su actividad microbiana. Los fertilizantes solubles constituyen una herramienta muy efectiva para el agricultor que tiene criterio para utilizarlos — dosis razonables, época adecuada y con base en las características físico-químicas del suelo, tipo de cultivo y etapa fenológica.
 
En relación a la actividad microbiana, los fertilizantes estimulan la proliferación y la actividad microbiana, pues los elementos nutritivos son alimento altamente aprovechable por los microorganismos, y debido a que hay mayor contenido de residuos orgánicos, constituye un soporte ideal para la vida microbiana.
 
 
• Los fertilizantes son prácticamente inútiles en un suelo sano. “Las mutaciones biológicas pueden crear los elementos nutritivos que faltan y que requiere un cultivo.” Según esta teoría, la mayor parte de los elementos minerales podrían ser creados en el suelo, por mutaciones biológicas con un consumo pequeño de energía, bajo la acción de microorganismos, a partir de otros elementos minerales.
 
Es sabido que ciertas bacterias, micorrizas y hongos del suelo pueden poner en forma aprovechable elementos que existen en el suelo en forma inaprovechable, pero no se puede obtener un elemento a partir de otros y sobre todo siendo el factor microbiano el responsable. La agricultura primitiva, sin fertilizantes, requiere el cambio constante de suelos agotados por otros recién abiertos a la agricultura.
 
 
 
• Los fertilizantes sensibilizan las plantas a plagas y enfermedades. Las pérdidas periódicas de una gran parte de cosechas a causa de plagas y enfermedades a nivel mundial se dan en los países en los que no usan prácticamente los fertilizantes. Si bien una planta bien alimentada es más atacada por los parásitos, a causa del exceso de nitrógeno que las hace más atractivas para las plagas, potasio y fósforo aumentan su resistencia a plagas y enfermedades.
 
No es cuestión de renunciar a los fertilizantes para obtener producciones bajas evitando que las plantas vigorosas tienten a los parásitos. Contamos ahora con herramientas para luchar eficazmente contra plagas y enfermedades y alcanzar una cosecha abundante y sana.
 
 
• Los fertilizantes son los responsables de la contaminación del agua. La contaminación es un fenómeno de la civilización relacionado con la densidad creciente de la población, con su concentración en las ciudades y con un nivel de vida elevado. La basura orgánica de las ciudades puede producir una cantidad mucho mayor de nitratos al mineralizarse, que los nitratos no aprovechables por los cultivos cuando éstos se fertilizan con nitrógeno mineral. El ser humano requiere de alimentación abundante, pero también adecuada y de alta calidad.
 
Es decir, no sólo una cantidad adecuada de calorías, sino también de proteínas, vitaminas y minerales. Las hortalizas y frutas producidas a través de la agricultura moderna suministran gran parte de estos requerimientos imprescindibles para la salud.     

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