Prepárese para meses de alta luminosidad

Invernadero en Arizona

En el mes de febrero en México, se presentan dos situaciones posibles en tomates de invernadero — o el cultivo es muy joven, e injertado en muchos casos, por lo que éste debe ser orientado en dirección generativa para promover su equilibrio, o el cultivo tiene seis meses de edad, ha resistido condiciones de baja luminosidad y bajas temperaturas del invierno y está entrando en la segunda etapa de su vida.
 
En cualquier caso, el productor debe centrarse en orientar el cultivo hacia el equilibrio en preparación de la alta luminosidad de primavera y verano.
 

Estrategia para el nuevo cultivo

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El cultivo joven, recientemente plantado en enero o a principios de febrero — particularmente si éste ha sido injertado en un patrón o portainjertos vigoroso — va a necesitar que el productor lo oriente en dirección generativa a través del manejo de agua, del cultivo, y posiblemente de la temperatura y del CO2 en el caso de invernaderos con calefacción. Dicha orientación tiene como objeto situar el cultivo en equilibrio tan pronto como sea posible, de manera que se optimice la calidad del fruto y el crecimiento generativo.
 
• Pueden lograrse acciones generativas de manejo de agua en el cultivo joven injertado al establecer una diferencia en contenido de agua del 10 al 12% entre el día y la noche en el sustrato (utilizar una simple báscula digital). Para ello, es necesario iniciar la sesión de riego más tarde en la mañana y detenerla más temprano en la tarde, aplicando grandes volúmenes de riego en cada sesión en relación al volumen del sustrato, y crear una CE en la alimentación y el drenaje (3.5 a 4.0 mS con 30-35% drenaje a mitad del día).
 
Debe tenerse en cuenta el valor creciente del pH en el sustrato, asociado al vigor del cultivo joven. Además, la estrategia de irrigación debe enfocarse en aplicar 2 mL/julios de luz diarios por metro cuadrado, como mínimo, de manera que se estimule la velocidad de floración.
 
El objetivo de irrigación del cultivo joven es 2.0-2.5 mL/julios/m2 diarios en febrero con un drenaje de 20 a 25% en 24 horas.
 
• Teniendo en consideración que las plantas injertadas jóvenes tienden a ser vegetativas, el productor debe eliminar hojas de la zona inferior tan pronto como sea posible para exponer el primer racimo con frutos. Además, podría podar algunas hojas en la parte superior de la planta. En esta zona, el productor debe eliminar las hojas situadas directamente bajo el ramillete floral (cortar la hoja a ras del tallo — sin dejar ningún trozo expuesto, ya que sería vulnerable a infección por Botrytis).
 
Debido al cambio resultante en la proporción hojas/frutos, habrá más energía disponible para el desarrollo del racimo. En consecuencia, el productor debe utilizar soportes para el racimo (ganchos tipo “J” o medialuna, ver imagen) cuanto antes, de manera que se dirija más energía hacia el racimo con frutos en vez de a la cabeza de la planta.
 
Los racimos doblados reducirían el tamaño y velocidad de desarrollo del fruto y dirigirían más energía hacia la cabeza de la planta.
 
Otra acción generativa consiste en podar el racimo en una fase de desarrollo posterior, cuando el fruto mide 20 a 25 mm, para incrementar calidad y número de frutos.
 
• Si hubiera CO2 disponible en el invernadero, éste es el momento de incrementar la temperatura promedio en 24 horas, acelerar la transición del día a la noche, emplear una estrategia de ventilación más activa (p. ej. elevar el punto de referencia de calefacción de 0.5° a 1°) durante el día, provocar un incremento de temperatura de 3° a 4° durante dos o tres horas e incrementar la concentración diurna de CO2 de 800 a 900 ppm.
 
Otra acción generativa consiste en aplicar sombreo menos agresivo.
Estas acciones ayudarán al productor a contrarrestar las influencias vegetativas del portainjerto y estimular a la planta hacia una dirección más generativa.

Estrategia para la segunda etapa

Si el cultivo que fue plantado en julio va a permanecer en el invernadero hasta finales de junio, vamos a trabajar con una planta que ha subsistido hasta los días más cortos del año. La tarea del productor consistirá en reponer el vigor en la planta en preparación para los altos niveles de luminosidad de primavera. En otras palabras, el productor estará trabajando con una planta débil-generativa, lo cual debe cambiar para proporcionar equilibrio en el cultivo.
 
• El manejo de riego será una de las herramientas clave en el proceso de recuperación. Si las plantas son débil-generativas debido a su edad, deberá comenzar a reducir la diferencia del contenido de agua en el sustrato entre día y noche hasta 5-7%, elevando gradualmente el contenido diurno de agua en el sustrato a 75-80% y elevar ligeramente la CE en el sustrato para proporcionar alimento suficiente a las plantas a medida que se eleva la luminosidad diurna total.
 
Con objeto de lograr la estrategia del contenido de agua, el productor deberá iniciar el riego ligeramente más temprano (dependiendo de la actividad de la planta) y detenerlo un poco más tarde. Aplicará un mínimo de 2 mL/julios de luz por metro cuadrado al día para mantener o incrementar la velocidad de floración con un volumen de riego objetivo de 2.0 a 3.0 mL/julios/m2 al día dependiendo de luminosidad total, tamaño de plantas, temperatura, DPV y carga de frutos. Es aceptable un drenaje promedio de 20-25% en 24 h.
 
• Con respecto al manejo del cultivo, debe proporcionarse a las plantas una influencia vegetativa y dirigir la energía hacia el tallo (parte superior de la planta), hojas y raíces. Por tanto, es necesario considerar la poda de racimos más temprano, eliminar brotes cuando éstos alcancen de 2 a 5 cm de largo y evitar enrollar la rafia en la cabeza de la planta. Trabajar en la cabeza produce una fuerte influencia generativa.
 
Deben dejarse tantas hojas como sea posible en la parte inferior de la planta, pero continuar exponiendo los dos racimos inferiores para favorecer la circulación de aire y la temperatura del fruto, ya que ello está relacionado con la velocidad de maduración y la calidad del fruto.
 
Si cuentan con un sistema de calefacción deben alcanzar el punto de referencia diurno de 1 a 1.5 horas antes del alba, mediante un incremento lento de temperatura (temperatura máxima del conducto de 60 a 65°), de manera que proporcionen influencia vegetativa al cultivo. Al final del día, puede rebajarse la temperatura lentamente hasta alcanzar el punto de referencia nocturno. Si las plantas son demasiado débil-generativas (p. ej. diámetro de tallo menor de 8 mm), no se recomienda un descenso de temperatura prenocturno.
 
Una ventilación menos activa (p. ej. incremento de 1° a 3° en el punto de referencia de calefacción) también constituye una estrategia vegetativa.
Debe aplicar CO2, si está disponible, a razón de 600-800 ppm cuando la luminosidad sea inferior a 650 W/m2. Recuerden que el CO2 proporciona una fuerte influencia generativa, así que debe ponerse especial cuidado si las plantas son débil-generativas y la luz es intensa.
 
Durante noches claras y frías, si disponen de pantallas térmicas, deben cerrarlas más temprano por la noche para mantener la temperatura del tejido. En días luminosos, debe mantenerse una pequeña diferencia de temperatura del día a la noche y utilizar los puntos de referencia de ventilación para incrementar la temperatura del invernadero.
 

 

 

Tallos extra

Febrero es el mes adecuado para agregar tallos extra con el fin de tomar ventaja de la creciente cantidad de luz disponible, para crear más frutos y mejorar el manejo de clima y de agua en el invernadero.
 
Si se ha plantado un nuevo cultivo, o bien el existente posee una densidad de 2.5 tallos/m2, ésta puede incrementarse a 2.8-2.9 tallos/m2, si no dispone de CO2 complementario. Si tiene acceso a CO2, puede incrementar la densidad a 3.2-3.4 tallos/m2 en tomates bola y saladette.
 
Para agregar tallos extra deje crecer un nuevo brote en una de cada 7 plantas (p. ej. incremento del 15%) entre las semanas 6 y 8; continúe la rafia del cultivo original en el nuevo vástago y empleee una rafia de color diferente en el tallo madre, de manera que ambos tallos puedan ser identificados durante el proceso de tutoreo de ‘inclinar y bajar.’

El autor es experto en tecnología de invernadero y actualmente labora como consultor privado para productores de hortalizas y otros cultivos. Parte de este artículo fue publicado en el boletín eHortalizas del 23 de octubre 2008 como respuesta a la pregunta de varios lectores. Para más información escriba a [email protected]