Manejo integrado del cáncer bacteriano

Control del cáncer bacteriano

De acuerdo con los especialistas en el manejo integrado de plagas (MIP), las nuevas tecnologías de producción en invernadero han generado la necesidad de llevar un control muy estricto de la sanidad, monitoreo, control de temperaturas y prácticas culturales que incluyen la aplicación de productos preventivos y de control. Quizá uno de los ejemplos más claros del avance de las prácticas del MIP está representando por el manejo de enfermedades bacterianas, las cuales pueden causar serios problemas en los invernaderos cuando no se previenen de manera adecuada.

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En el caso del cultivo del tomate, las estrategias de control deben enfocarse en manejo del clima del invernadero, aplicaciones de riego, labores culturales, aplicación de productos preventivos y de control, así como establecimiento de reglas de higiene del personal.

Dada la importancia económica del cáncer bacteriano, haremos una revisión de la estrategia recomendada para su control.

Los síntomas principales del patógeno causante del cancer bacteriano — Clavibacter michiganensis subsp. michiganensis— son el marchitamiento de la planta, el cual se manifiesta inicialmente con la torsión de las hojas inferiores hacia la parte de abajo, necrosis marginales de las hojas pequeñas, marchitez del foliolo y el curvado hacia arriba de los foliolos. Los tallos pueden mostrar unas bandas con decoloración externa. 

Afectaciones y síntomas

Esta enfermedad, es causada por el patógeno Clavibacter michiganensis. Los especialistas en el tema indican que, aunque se trata de un problema común, su presencia es recurrente y los daños pueden ser elevados si no se controla.

El síntoma principal es el marchitamiento de la planta, lo cual se manifiesta inicialmente con la torsión de las hojas inferiores hacia la parte de abajo, necrosis marginales de las hojas pequeñas, marchitez del foliolo y el curvado hacia arriba de los foliolos.

Los tallos pueden mostrar unas bandas con decoloración externa y los frutos manifiestan una especie de red. Internamente, los tejidos vasculares de los tallos y parte central superior de los pecíolos muestran un color amarillo claro a café, y más tarde se vuelve de color café rojizo. Tales decoloraciones son más prominentes en los nudos. El tiempo entre la infección y la aparición de síntomas varía entre 10 y 34 días. La temperatura óptima de crecimiento de la bacteria es entre 24 y 27ºC.

 

Observaciones

Por tratarse de una enfermedad bacteriana, su control depende mucho del personal que trabaja la planta, por lo que ante todo se recomienda cumplir con las reglas y normas de higiene e inocuidad. Es muy importante limitar la entrada de personal en las áreas infectadas y desinfectar perfectamente los materiales de trabajo, tales como tijeras, carros, cajas y todos los utensilios o equipos que entren en contacto con las plantas enfermas.

Cabe mencionar que la planta enferma de cáncer bacteriano es más susceptible a cualquier otra enfermedad (especialmente Fusarium), y a posibles afectaciones relacionadas con temperaturas de más de 27°C .

Una práctica de control preventivo para eliminar la incidencia de la enfermedad, es mantener la humedad relativa en 60% durante el día y la noche, con una buena ventilación (activa), pero sin causar turbulencias por corrientes de aire. Con respecto a los riegos, se recomienda evitar riegos excesivos especialmente en la mañana y hacer un drenaje antes del mediodía.

 

Recomendaciones

Cuando se ha detectado la presencia de la enfermedad, es muy importante marcar las áreas afectadas y comenzar a establecer las prácticas de control de manera inmediata. Para ello, se deberá marcar por lo menos un surco preventivo a cada lado del surco afectado con cáncer bacteriano para advertir al personal y evitar una mayor diseminación del problema. Se debe capacitar al personal y hacer notar que el roce de las plantas enfermas incrementa la diseminación.

Al retirar plantas enfermas, se deberá evitar que éstas queden directamente en el suelo, para evitar una mayor contaminación.

La aplicación de un desinfectante después de sacar las plantas enfermas, ayuda a reducir la aparición de síntomas en otras plantas del surco enfermo. En algunos casos, la aplicación de sulfato de gentamicina y clorhidrato de oxitetraciclina ayuda a controlar la enfermedad, utilizando una dosis de 500 gramos por hectárea a través del riego.

 

Prevención y control

Aunque cada caso deberá ser evaluado por un especialista, existen algunos productos que han probado su eficacia para controlar el cáncer bacteriano.

En el caso de los tratamientos preventivos, se recomiendan las aplicaciones foliares de sulfato de gentamicina a los 14 y 28 días después del trasplante. También se puede aplicar un bactericida con kasugamicina en rotación, aplicándola a los 21 y 35 días después del trasplante.

Para las aplicaciones de control, una estrategia que ha dado buen resultado para el control de cáncer bacteriano, es utilizar una rotación diaria de productos desinfectantes, alguicidas y activadores de las defensas, aplicándolos tanto en aspersiones como en el agua de riego.

Para darles un ejemplo, en algunas agrícolas se utilizaron rotaciones diarias de kasugamicina y bacteriophage en aspersiones, combinadas con mancozeb y famoxadona, sulfato de gentamicina, bacteriophage y cuaternario de amonio en el riego.

En la siguiente semana, se utilizó hidróxido de cobre y bacteriophage en aspersiones, y sulfato de gentamicina, bacteriophage, ácido peroxiacético y dióxido de hidrógeno, copolímero polieter-polimetilxiloxano, sulfato de cobre pentahidratado en el riego.

Después de dos semanas de rotación de estos productos, se integraron en el tratamiento las aplicaciones de los hongos Verticilium lecanii, o Beauveria bassiana, y mezclas de Bacillus subtillis, para favorecer la activación de las defensas naturales de la planta.