¿Cómo serán los invernaderos del futuro?

La producción protegida de alimentos comenzó a proliferarse en el Siglo 13 cuando ciudadanos italianos buscaron distintas maneras de proteger plantas exóticas y no nativas al país, introducidas por exploradores italianos. Desde el principio el propósito de la estructura ha sido cultivar exitosamente variedades que de otras maneras no se pudiesen cultivar bajo un ambiente no autóctono.

Ocho siglos después el propósito continúa siendo el mismo, sin embargo, con las idiosincrasias de la edad moderna. A diferencia de otros tiempos, hoy día la producción protegida se ha convertido en una industria que invierte fuertemente en incrementar su eficiencia, expandir su capacidad geográfica de producción y diferenciarse de otros sistemas de producción ante los ojos del consumidor final. A continuación detallamos el efecto de estas tendencias en la industria.

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Estructuras y tecnologías que desafían la geografía y el espacio

El objetivo principal del invernadero es ser una estructura que pueda instalarse en cualquier lugar determinado. Sin embargo, la arquitectura de éste está siendo desafiada cada vez más con implementaciones en espacios no convencionales, como lo son techos, paredes y edificios urbanos abandonados.

“La producción de alimentos va a ser el mayor incentivador del futuro de diseños de estructuras,” comenta Gene Giacomelli, Profesor-Investigador de la Universidad de Arizona (EUA). Destaca que en gran parte este deseo de ajustar las estructuras a espacios no convencionales está siendo avivado por talento de empresarios jóvenes que se están transfiriendo a la agricultura de otras industrias.

“Hay muchos jóvenes comprometidos que han adoptado la actitud de ‘veamos qué podemos hacer para ayudar a la sociedad, sin que el dinero sea lo único que cuente. Escucho hablar sobre la viabilidad económica, la viabilidad ambiental/ecológica y la viabilidad social. Estos jóvenes utilizarán la informática para volverse más eficientes.”

Entre los proyectos de construcción de invernaderos en espacios no tradicionales resalta la estructura de 20,000 pies cuadrados construida por la empresa productora Gotham Greens en el techo del supermercado Whole Foods en la ciudad de Nueva York.

Avances tecnológicos en el área de producción de luces e iluminación de invernaderos hará posible la producción de frutas y hortalizas en edificios abandonados o cuya estructura no se preste a la ventilación o iluminación natural. “La tendencia comenzará con la producción de cultivos sencillos como la lechuga y microverdes, los cuales son cultivos vegetativos que solamente requieren un espectro sencillo de fotosíntesis. Va a requerir investigaciones sistemáticas para poder comenzar a producir cultivos que producen flores o cuajan,” explica Giacomelli.

“En diez años se espera que haya una integración significante de luces LED en un sinnúmero de ambientes hidropónicos. Al costo de luces LED continuar bajando y su eficiencia aumentando, la industria se transformará. Estamos en la cúspide de una revolución de tecnología de iluminación,” asegura Cary Mitchell, Profesor de fisiología de plantas de la Universidad de Purdue.

En gran parte la producción de alimentos en espacios pequeños se debe a la urbanización mundial y el deterioro del suelo agrícola. Se espera que la población incremente a 9 mil millones de personas en los próximos 15 años, lo que propone que tal vez la respuesta caiga en la producción vertical de alimentos.

Resalta como ejemplo el proyecto de la empresa Plantagon, la cual espera crear un invernadero en forma de hélice que sirva varios propósitos: la producción de alimentos en áreas urbanas, y espacio para oficinas y hoteles. El objetivo es crear una estructura multipropósito que tome en cuenta la necesidad de luz del cultivo. “La agricultura urbana es excitante, pero a la vez está llena de retos,” comenta Eva Nygren, director general de Sweco Sweden, socios de Plantagon.

“El invernadero Plantagon ha atraído mucha atención alrededor del mundo y creemos que la nueva generación de invernaderos combinará un diseño sustentable con función y estética, haciéndolo aún más atractivo para las ciudades.”

Inversión en eficiencia tecnológica y educación

La eficiencia puede ser sinónimo de utilidades. Giacomelli dice que hay una mayor tendencia a controlar el ambiente en los centros de producción agrícola para mejorar la eficiencia de las operaciones. Predice que en los próximos 10 a 15 años, habrá mayor tecnificación de la industria, lo cual irá a la par con un cuerpo laboral mucho más educado.

“Aumentará la demanda de investigadores que puedan educar a los jóvenes y que además ayuden a diseminar el conocimiento sobre producción agrícola bajo ambientes controlados, no sólo entre los productores, sino también entre la gente de la industria que pueda coadyuvar a fomentar el crecimiento de ese sistema de producción,” añade. “Ese conocimiento abarca diseño de invernaderos, sistemas de calefacción, sistemas de enfriamiento, nutrición vegetal, fertirriego, producción orgánica y también incluye comercialización, embalaje y posicionamiento de marca.”

Según una nota de prensa publicada por la Asociación Mexicana de Horticultura Protegida (AMHPAC), los centros financiero de México se están dando cuenta del positivo retorno de inversiones que representa la agricultura protegida para el país, lo que a su vez permitirá mayor y mejores planes de financiamiento para el productor mexicano: “Los bancos mexicanos ya se han dado cuenta del potencial de negocio que representa la actividad hortícola y hemos estado viendo con ellos cómo podemos acercarlos más y que financien nuestra actividad. Hay otros factores que nos hacen prever que esta tendencia de crecimiento seguirá en los próximos años,” explica Alfredo Díaz Belmontes, director general de AMHPAC.

Se espera que mayor inversión en la industria se traduzca en la obtención de tecnología que le permita al campo mexicano “optimizar procesos y reducir costos.”

Certificación orgánica de producción hidropónica

Según un artículo publicado por The Wall Street Journal, las ventas al detalle de los alimentos orgánicos en EUA se han triplicado, alcanzando alrededor de $32.3 mil millones, desde que inició la década, hasta el 2013. La producción protegida de alimentos le permite satisfacer ese nicho ya que dado a la naturaleza de su producción, el sistema se presta para producir alimentos con el mínimo uso de agroquímicos.

“Gracias al uso de controles biológicos y manejo integrado de plagas algunos productores a cielo abierto empiezan a hacer la transición a la producción orgánica bajo invernadero,” comenta Giacomelli. Tales sistemas utilizan menos agua (el agua puede ser reciclada y reutilizada), los cultivos necesitan menos espacio y las enfermedades y las plagas son más fáciles de controlar. Asimismo, debido a que no hay suelo, no hay necesidad de labrar y no hay probabilidades de ocasionar erosión.

Sin embargo, algunos productores estadounidenses de alimentos orgánicos en contra de que las producciones hidropónicas reciban la etiqueta de “certificación orgánica” han recurrido al Consejo Nacional de Estándares de Producción Orgánica para que éste planteara su caso ante el Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA). De poderse los productores de alimentos producidos hidropónicamente usar la etiqueta de certificación orgánica, la industria se posicionaría para crecer exponencialmente. 

 


Fuente: “5 Trends in Protected Ag or Controlled Environments” por Gene Giacomelli; “The Future of Greenhouse Structures,” por Laura Drotleff y Richard Jones, editores de la revista Greenhouse Growers, revista hermana de Productores de Hortalizas; “Hydroponics should count as organic,” por Rosemary Gordon, editora de la revista American Vegetable Grower, revista hermana de Producrores de Hortalizas; Boletín de prensa AMHPAC,
8 de abril de 2016.