Un programa optimizado de nutrición en brasicáceas

Afinar los detalles del programa de nutrición para sus cultivos de brasicas puede ayudar a reducir la incidencia de deficiencias nutricionales y mejorar la calidad general y el rendimiento.  Prestar atención a los síntomas de las plantas que indiquen una nutrición inadecuada, realizar análisis de suelo periódicos y la aplicación oportuna de los fertilizantes son tres pasos esenciales para mejorar al máximo la nutrición vegetal.

Carl Rosen, Director del Departamento de Suelo, Agua y Clima de la Universidad de Minnesota, proporciona detalles sobre los síntomas que es preciso vigilar si se sospecha sobre deficiencias nutricionales en las plantas; así como sobre las estrategias de Manejo Integral de Plagas para mejorar la absorción y el tiempo de aplicación.

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Deficiencias Comunes en Brasicas

El nitrógeno es el nutriente que las Brasicas requieren en mayor medida, seguido por el potasio y el fósforo. El Boro es otro nutriente que deben cuidar los productores, especialmente si sus suelos son arenosos, dice Rosen.  Si las plantas presentan deficiencias de boro, pueden producir corazones huecos y obscuros.

Rosen también menciona al calcio, por ser un problema recurrente de muchos productores, y explica que por lo general el suelo contiene este nutriente, pero pueden ocurrir deficiencias localizadas, debido a que la planta es incapaz de transportar el nutriente a los tejidos jóvenes en pleno crecimiento.

“El calcio no es transportado con tanta facilidad hacia las partes nuevas de las hojas jóvenes, por lo que las puntas de esas hojas se tornan de color café. Esto no ocasiona problemas con la coliflor, ya que se pueden recortar esas hojas y la cabeza por lo general estará en buenas condiciones.  En el caso de la col, la coloración café puede presentar más problemas, ya que todas las hojas están apretadas una contra otra y si el cambio de color se considera pérdida de calidad,” dijo.

Esto puede ocurrir por el riego poco uniforme o por el crecimiento rápido debido al exceso de nitrógeno, según explica Rosen, añadiendo que las aplicaciones foliares de calcio no ayudan mucho.

“Asegúrense de tener suficiente cantidad de agua y no se excedan con el nitrógeno”, añade.

El molibdeno es otro nutriente que algunas veces falta en los cultivos de brasicas y se requiere en muy pequeñas cantidades.  Las coliflores con deficiencia de este micronutriente, pueden desarrollar pudrición apical, lo cual produce hojas más estrechas y enrolladas.

“El molibdeno, a diferencia de otros micronutrientes, se vuelve menos disponible en suelos con pHs bajos; no obstante, al aumentar el pH, se resolverán esos problemas” añadió Rosen.

Manejen sus suelos

Mantener la salud del suelo es el primer paso hacia un buen manejo de nutrientes. El nitrógeno, por ejemplo, es reciclado en el suelo mediante la materia orgánica; por lo tanto los suelos con mayor cantidad de materia orgánica tienden a proporcionar más nitrógeno para las plantas; mientras que los suelos arenosos tienden a tener más deficiencias, comenta Rosen.

Por lo que respecta a los niveles de fósforo, potasio y otros micronutrientes, Rosen dice que lo mejor es realizar análisis de suelo.

“En realidad hay muy buenos análisis de suelo que pueden predecir la probabilidad de una respuesta al  añadir el fertilizante y además predecir la necesidad de fertilización antes de la siembra”; dijo.  “También recomiendo que realicen análisis de la materia orgánica. Mientras más información se tenga, mejores decisiones podrán tomar.”

Asimismo, sugiere realizar análisis de pH del suelo y asegurarse de hacer los ajustes de pH necesarios, con suficiente anticipación antes de la siembra.

“Tal y como ocurre con la mayoría de los cultivos hortícolas, es necesario operar dentro de un rango ligeramente ácido. Un pH entre 6 y 7 es ideal para tener disponibilidad de los nutrientes”, comentó.

Seguir leyendo: tiempo y métodos de aplicación

Tiempo y Métodos de Aplicación

El tiempo de aplicación del fertilizante dependerá de si los nutrientes son móviles o inmóviles. Los nutrientes como el fósforo y el potasio que son inmóviles, necesitan ser aplicados antes de la siembra o justo al momento de la siembra, explica Rosen.

“Con los nutrientes inmóviles, es preciso asegurarse de que sean incorporados a una profundidad de 15 a 20 cm para que sean efectivos. Si utilizan un fertilizante de inicio, asegúrense de aplicarlo a 5 o 7.5 cm de lado y de 5 a 7.5 cm por debajo del trasplante, añade.

Para el nitrógeno que es móvil, Rosen sugiere dividir la aplicación, realizando una aplicación a la siembra o cerca de la siembra y otra aplicación dos o tres semanas después del trasplante.

En general, Rosen dice que las brasicas pueden absorber entre 45 y 82 kg de nitrógeno; hasta 70 kg de fósforo y hasta 115 kg de potasio por ACRE, dependiendo de los niveles detectados en los análisis de suelo.

La cantidad de nitrógeno o potasio aplicada al cultivo dependerá de la textura y de la fertilidad natural del suelo. Por ejemplo, los cultivos que crecen en suelos arenosos deben recibir niveles más bajos de nitrógeno y potasio a intervalos más frecuentes, que los cultivos que crecen en suelos de textura más fina.

Para los productores orgánicos, Rosen les sugiere utilizar abono natural composteado antes de la siembra, precedido por un cultivo de protección como una leguminosa, por ejemplo, que contribuye al aporte de nitrógeno.

“Asegúrense de utilizar una buena fuente de composta.  Monitoreen el crecimiento de sus plantas y tal vez sea una buena idea realizar un análisis de tejido con fines de diagnóstico”, dice Rosen.

No obstante, Rosen pide tener cuidado, ya que las compostas difieren en su composición y tal vez sea necesario evaluarlas también.

Por lo que respecta a cuáles fertilizantes funcionan mejor, Rosen comenta que es menos importante identificar lo que es cada fertilizante y es más importante aplicar la cantidad correcta.

“Recurran a una fuente confiable; lean la etiqueta con cuidado y asegúrense de aplicar la fuente correcta, a la dosis correcta y en el momento adecuado,” dice.

Al final, después de recibir los análisis de suelo y realizar los ajustes necesarios, lo único que queda por hacer es monitorear los cultivos y afinar el sistema de manejo conforme a las necesidades de cada productor.

“Debido a que los suelos y las condiciones de crecimiento varían en gran medida, es preciso realizar análisis para tener un parámetro de referencia, dice Rosen, “Después de eso, se pueden hacer los ajustes necesarios.”