Tomates modificados para una larga vida de anaquel

A fin de producir tomates que sean de buen tamaño, sabor, y con una larga vida de anaquel, científicos británicos han exitosamente modificado un gen que demora la madurez de los frutos sin que afecte el tamaño o color.

Estos tomates genéticamente modificados, descritos en una investigación publicada en julio en la revista académica Nature Biotechnology, no mostraron ninguna evidencia de madurez acelerada. Catorce días después de la cosecha no se detectó ninguna evidencia de sobre maduración como la piel arrugada en comparación con los frutos de plantas no modificadas.

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Para manejar la genética, los investigadores utilizaron dos técnicas para alterar la ADN, incluso la llamada CRISPR-Cas 9, un mecanismo utilizado para quitar los genes indeseados.

La cantidad de frutos cultivados en las plantas modificadas y las plantas normales fueron casi igual. Además, las plantas modificadas y los controles de plantas normales tenían totales parecidos de moléculas que afectan el sabor, color, y olor, según la investigación.
Aún no se sabe el sabor de los tomates nuevos porque consumir comida genéticamente modificada es ilegal en el Reino Unido, donde se llevó a cabo este estudio.

Según Harry Klee, profesor de horticultura en la Univ. de Florida (EUA), quien no tomó parte en dicho estudio comenta: “Esta investigación actual lleva gran potencial porque demora la maduración, algo que es crítico para mantener la vida de anaquel,” explicó. Los tomates menos firmes se machacan fácilmente, algo que perjudica la posibilidad de venta.
Cuando los frutos maduran, se descomponen las paredes de la célula. Los frutos cambian de color, emitiendo aromas placenteros y se tornan más dulces. Esto complica el trabajo científico, ya que al frenar la madurez, el sabor disminuye.

La mayoría de los intentos comerciales en la modificación genética no han podido realizar este balance entre firmeza y sabor.

En la nueva investigación, la cual se fundó en parte el semillera Syngenta, los investigadores se enfocaron en un gen de pectato liasa, una enzima que contribuye a la disminución de las paredes de la celúla.