Prevén la mancha bacteriana en el tomate

Por Mary Hausbeck

La prevención de enfermedades mediante la sanitización y buenas prácticas de cultivo, junto con un diagnóstico oportuno son componentes clave en la producción de plántulas de hortalizas, ya que hay relativamente pocos fungicidas registrados para el control de enfermedades en esos cultivos.

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Las bacteriosis pueden infectar los tomates y pepinos produciendo tizón bacteriano. No todas las manchas o quemaduras que afectan el follaje son provocadas por hongos patógenos. Es importante distinguir entre las manchas ocasionadas por hongos y las manchas ocasionadas por bacterias, ya que el manejo de las enfermedades es diferente.

En los trasplantes de tomate, hay tres bacteriosis que pueden provocar problemas: cáncer bacteriano; peca bacteriana y mancha bacteriana (los pimientos son afectados únicamente por la mancha bacteriana).

Identificación de la enfermedad

De las enfermedades que ocasionan problemas en los tomates, la peca bacteriana es probablemente la más fácil de identificar por las pequeñas manchas de color café obscuro rodeadas de un “halo” amarillo sobre las hojas.

La mancha bacteriana que afecta al tomate y al pepino no es fácil de identificar y produce manchas o manchones sobre las hojas y los tallos. Estas manchas son más grandes que las ocasionadas por la peca bacteriana.bacteriosis tomate

Los síntomas de cáncer bacteriano en trasplantes de tomate incluyen pequeñas lesiones en forma de ampollas curtidas sobre las hojas y los peciolos, que progresan hasta formar vetas de color café y úlceras o cancros. Con frecuencia, el diagnóstico clínico de un patólogo sirve para distinguir los síntomas de bacteriosis de los síntomas de fungosis y de otras enfermedades.

Las plantas de tomate con bacteriosis deben ser extraídas del invernadero de inmediato para ser destruidas. Asimismo, las plántulas de tomate que estén junto a las plantas que presenten síntomas deben ser extraídas y destruidas incluso si parecen saludables. En ciertos casos, todos los tomates que se encuentren en el área perimetral del invernadero deberán ser destruidos, dependiendo de la gravedad de la enfermedad y si ésta fue diagnosticada al inicio de la sintomatología o mucho después. Aún cuando las epidemias parecen surgir de la noche a la mañana, existen probabilidades de que se inicien en unas cuantas plantas y después progresen sin ser notadas durante un par de semanas. Los materiales utilizados en los trasplantes infectados no deben ser reutilizados. Eliminar los trasplantes infectados del invernadero es el componente crítico en el manejo de enfermedades bacterianas, una vez que éstas han sido introducidas al invernadero.

Evite la introducción de bacterias

Las bacterias se mueven con facilidad en una película de agua y pueden diseminarse mediante las gotas de salpicaduras. Por lo tanto, es importante regar las plantas en las primeras horas del día para asegurarse de que el follaje estará completamente seco para la caída de la tarde. Una buena ventilación, buena circulación de aire y humedad relativa baja son factores importantes que ayudan a mantener el follaje seco.

El despunte, la poda o cualquier otro tipo de lesión sirven de medio para que entren las bacterias a las plantas y es preciso evitarlas. La diseminación y el incremento del número de bacterias se ven favorecidos por las condiciones húmedas del invernadero y el poco espaciamiento entre los trasplantes. La multiplicación y la diseminación de las bacterias es menos probable a nivel del campo, debido a la menor humedad relativa y al mayor espaciamiento entre plantas. Resulta más económico y eficiente asperjar los trasplantes cuando están en el invernadero que cuando están sembrados en el campo.

Reducir el riesgo de infección

Nuestras observaciones han confirmado que establecer un campo de cultivo con trasplantes infectados por bacterias puede provocar pérdidas de rendimiento devastadoras. Los trasplantes pueden infectarse mientras están en el invernadero, sin embargo parecerán saludables al momento de sembrarlos en el campo.

En el caso de los trasplantes de tomates de invernadero, puede resultar útil aplicar algún producto de hidróxido cúprico, sólo o en combinación con un fungicida base mancozeb en intervalos de cinco días, después del surgimiento de las hojas verdaderas.

Aún cuando no ha sido comprobado, pare ser que la eficacia del fungicida cúprico puede aumentar al mezclarlo con un fungicida base mancozeb. A pesar de que el mancozeb no tiene ningún efecto en contra de las bacterias, algunas personas consideran que la combinación de mancozeb y cobre proporciona un efecto sinérgico contra las bacterias. Esta combinación también podría ofrecer control sobre las enfermedades foliares provocadas por hongos (como la botritis y la alternaria).

A pesar de que productos con estreptomicina sulfato o en combinación con hidróxido cúprico también han sido efectivos en nuestros estudios, tales combinaciones no están etiquetado para ser usado en invernaderos. Sin embargo, debido a que la etiqueta no prohíbe su uso, podríamos interpretar que este producto puede ser utilizado en plántulas de invernadero. Todavía no hemos definido si las aplicaciones de los bactericidas a intervalos de siete días ofrecen la misma protección que los intervalos de aplicación de cinco días que utilizamos en nuestras pruebas. Las aplicaciones de hidróxido cúprico a los trasplantes sembrados en el campo pueden ser útiles para reducir las manchas en los frutos.

Por desgracia, algunas bacterias que llegan a los campos de tomate de Michigan se han vuelto resistentes al cobre y/o la estreptomicina. Esto enfatiza la importancia de contar con prácticas de cultivo como medios de control; incluyendo mantener el follaje seco y mantener la humedad relativa tan baja como sea posible mientras los trasplantes se encuentran en el invernadero.


Hausbeck es profesor y extensionista de la Universidad Estatal de Michigan; Para más información escriban a: [email protected].