Eurotecnología

En los albores del desarrollo tecnológico hortí­cola en México, sobre todo tras la anexión al TLCAN, muchas naciones pusieron sus ojos en este paí­s, por distintos motivos: riqueza y diversidad climática, abundancia de recursos naturales, mano de obra menos costosa y proximidad al mercado de consumo más importante del mundo, encabezan la lista.

 

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Milagros protegidos

Al pensar en agrotecnología europea y su transferencia en tierras mexicanas los primeros países que vienen a la mente son quizá España y los Países Bajos, principalmente por sus desarrollos en agricultura protegida en las últimas décadas. Sin embargo, ambos países no presentan demasiados puntos en común, al menos a simple vista. ¿Qué pueden pues ofrecer a la agricultura Mexicana?

Un punto fuerte de los Paí­ses Bajos es la inversión en investigación, en cuanto a búsqueda de alternativas para agricultura sustentable, impacto de residuos en el ambiente y agricultura orgánica.

Aunque esta nación posee un alto nivel de tecnificación, hoy no es suficiente con introducir maquinaria para ser rentables. En su caso, debido a las limitaciones de superficie, deben optimizar cada factor para incrementar la producción, pero también la calidad.

Por ejemplo, hace 20 años la producción de tomates era de sólo 5 a 10 kg/m2; aunque actualmente supera 80 kg/m2, el sabor sigue siendo el enfoque de su producción. El costo de producción es el doble del registrado en paí­ses como Italia o España, pero los productores holandeses consideran que su fortaleza está en la cadena de valor que pueden generar.

Por otra parte, los productores españoles, en particular en Almería y Murcia, han ido innovando y tecnificando sus sistemas de producción en base a la necesidad, debido a escasez y mala calidad de recursos. Ello les ha llevado al desarrollo de una agricultura altamente competitiva que se ha abierto paso en los mercados más exigentes a nivel mundial.

Pero la tecnificación no sólo se refleja en infraestructura, sino en tecnologías para uso privado, las cuales han tenido que adaptar a sus condiciones especí­ficas. Los avances actuales en tecnología para cultivos de alto rendimiento buscan alta producción con rendimiento constante y elevada calidad, independencia de factores climáticos externos, máximo aprovechamiento de recursos, control exhaustivo de variables, respeto al ambiente, y adaptación tecnológica a caracterí­sticas agroclimáticas y de mercado concretas de cada zona agrí­cola, e incluso de cada productor. [Alarcón V., A.; ETSI Agronomía. UP Cartagena]

De ambas estrategias, holandesa y española, se filtra que para innovar es necesaria la participación de todos los eslabones de la cadena. Las colaboraciones entre productores, empresas e investigadores propician la innovación tecnológica en el sector de la agricultura protegida.

 

Campo abierto a la tecnología

Europa, y en particular la Unión Europea, es cuna de importantes compañí­as en otras áreas todavía más relevantes, en cuanto a su ámbito de aplicación agrícola, tales como protección de cultivos y semillas.

Un buen ejemplo son las corporaciones gigantes, tales como la suiza Syngenta, la francesa Groupe Limagrain, y las alemanas BASF y Bayer. Tampoco olvidemos los desarrollos de esta poderosa unión económica en cuanto a calidad e inocuidad alimentaria, representados por EuroGAP, ahora GlobalGAP.

En la actual economía global, se hace difí­cil discernir entre nacionalidades. ¿Qué es realmente la tecnologí­a europea? ¿Nos centramos en los desarrollos de una empresa cuya sede se ubica en un paí­s europeo, o en la tecnologí­a o cultura corporativo-institucional autóctona que se ha abierto camino en otras naciones?

Nosotros nos inclinamos por el segundo aspecto: transferencia tecnológica, europea o de cualquier otro lugar, pero en la medida que se ajuste a sus necesidades y realidades productivas y económicas. Ustedes tienen la última palabra.