Cultivos de cobertura para la supresión de maleza en cultivos orgánicos

weed cropsLas restricciones en el uso de herbicidas sintéticos en los sistemas agrícolas aumentan la complejidad del manejo de malezas. A fin de superar ese reto, muchos productores utilizan un sistema integral de manejo de malezas, entre cuyas técnicas destaca el uso de cultivos de cobertura.

Los cultivos de cobertura se desarrollan entre la cosecha y la siembra de los cultivos de productos básicos (o de forrajes). Por lo general no se siembran para ser cosechados, sino por la producción de biomasa y por los beneficios agroecológicos producidos por la biomasa adicional.

Publicidad

A continuación veremos la forma de aplicar cada una de las funciones de los mecanismos de supresión.

Supresión natural
La rotación utilizando distintas especies vegetales permite aplicar un rango amplio de medidas de control y expone las malezas a factores de mortalidad más naturales.

Por ejemplo, añadir un año o dos a un cultivo de leguminosas perennes (como el trébol entre cultivos hortícolas anuales), puede reducir la germinación de las malezas anuales que se activan al remover el suelo, y permiten el uso periódico de la podadora para suprimir el problema de malezas perennes.

Es importante recordar que muchas malezas son especies pioneras que tienden a establecerse rápidamente y proliferan en hábitats donde la tierra es removida. Aunque los métodos de control mecánico pueden eliminar las malezas por cierto tiempo, al remover el suelo se activa de inmediato el reloj de la sucesión, haciendo aflorar nuevas semillas de maleza a la superficie que dan lugar a más germinación y crecimiento de maleza.

Aun cuando puede ser posible labrar lo suficiente para mantener controladas las malezas, la labranza degrada la salud del suelo y la operación del equipo es costosa. Como alternativa, se pueden sembrar cultivos de cobertura en periodos cortos, después de los cultivos redituables, para llenar los espacios vacíos en la rotación, reduciendo al mínimo la exposición del suelo desnudo y limitando la capacidad de establecimiento de la mayoría de las malezas.

La investigación en la Estación Biológica Kellogg de la Universidad Estatal de Michigan descubrió que cultivar rábanos después de ejote, reduce la biomasa de malezas un 98.5%, en comparación con las parcelas que se dejan yermas después de cosechar ejote.

Competencia feroz de malezas
Un cultivo de cobertura de crecimiento vigoroso puede evitar que germine la maleza o que crezca hasta producir semillas afectando el rendimiento de los cultivos comerciales.

Sin embargo, para aplicar con éxito esta estrategia, se requiere conocer la ecología de la maleza, seleccionar con cuidado la especie de cultivo de cobertura ideal y las condiciones favorables para el establecimiento y crecimiento del cultivo de cobertura.

Por desgracia, el impacto competitivo de los cultivos de cobertura no está restringido a malezas. Investigaciones indican que los cultivos de cobertura capaces de superar en la competencia a las malezas, también pueden suprimir los cultivos comerciales intermedios.

Por ejemplo, un estudio realizado en por Lars Olav Brandsaeter, un científico especialista en malezas, en 1998, demostró que el acolchado con trébol blanco suprime tanto el crecimiento de la maleza, como el de la col. En el caso de cultivos de cobertura vivos, la supresión del cultivo comercial es casi siempre resultado de la competencia por agua.

Los residuos de cultivos de cobertura también pueden tener un impacto negativo en el establecimiento de un cultivo comercial. Usualmente este efecto negativo está relacionado con la interferencia física de las semillas en el suelo, la prevención del calentamiento del suelo, la restricción del nitrógeno, y la liberación de compuestos alelopáticos.

Alelopatía entre cultivos
Algunos cultivos de cobertura producen compuestos que inhiben la germinación y el crecimiento de otras plantas, incluyendo malezas y cultivos. Esta propiedad es conocida como alelopatía. Las especies alelopáticas conocidas de cultivos de cobertura incluyen centeno, algarroba, trébol carmesí, trigo sarraceno, alfalfa, cebada, la colza, la avena y el sorgo.

Los compuestos alelopáticos pueden actuar contra las malezas mientras el cultivo de cobertura continúe vivo y siga creciendo; así como cuando la biomasa del cultivo de cobertura se incorpore al suelo.

En ciertos casos, la fitotoxicidad de compuestos alelopáticos aumenta cuando son modificados por los microbios del suelo durante el proceso de descomposición. Las malezas y cultivos de semilla pequeña parecen ser los más afectados por compuestos alelopáticos debido a que tienen mayor proporción entre superficie y volumen, y a que quedan más cerca del suelo, en el área donde se concentran los residuos de los cultivos.

Por desgracia, los efectos alelopáticos pueden ser difíciles de aislar y aplicar en el campo; debido a que el efecto de supresión generado por las especies de cobertura es una combinación de alelopatía y la competencia común entre plantas. Asimismo, la producción, actividad y descomposición de los compuestos alelopáticos pueden ser muy variables, dependiendo de factores ambientales como la fertilidad del suelo, la humedad, el pH y la temperatura.

En general, los efectos alelopáticos de los residuos de los cultivos de cobertura duran poco tiempo y son difíciles de predecir.

Acción de organismos benéficos
El mecanismo final por el que los cultivos de cobertura pueden suprimir las malezas es la depredación, ya que las malezas son una fuente importante de alimento para muchos organismos. Aunque la mayor parte de la depredación de malezas se enfoca en las semillas, existen organismos que se alimentan de malezas en todas las etapas de su ciclo de vida.

Incluir cultivos de cobertura en un sistema, aumenta y diversifica el hábitat disponible para los depredadores de malezas y promueve su presencia. Este método de generar condiciones adecuadas para que proliferen las poblaciones de agentes de control que ya existen en el campo de cultivo es conocido como “control biológico de conservación.”

El control biológico de depredadores de malezas puede funcionar de dos formas: sembrar o mantener cobertura de protección dentro del campo (franjas vegetales, hileras de arbustos o setos, los cuales proporcionan un hábitat para los depredadores de malezas durante todo el año y aumentan su abundancia).

La inclusión de cultivos de cobertura dentro del campo ofrece protección a los depredadores de malezas, alentándolos a quedarse en el campo, e invitándolos a comer más semillas de maleza. Un estudio comparativo de trigo de primavera con trigo sembrado a baja densidad junto con trébol, mostró el doble de tasa de depredación de semillas de una maleza, en el sistema sembrado con trébol rojo.

Se podría lograr un efecto similar en sistemas de hortalizas, sembrando por ejemplo trigo sarraceno junto a brócoli de temporada temprana. Hay evidencia de que reducir la labranza para dejar semillas de maleza sobre la superficie del suelo contribuye a aumentar la tasa de depredación de semillas.