Reduce el riesgo de fitóftora en cucurbitácea

Para los productores de cultivos cucurbitáceos, mantener a las enfermedades como el mildiú y la fitóftora fuera de los campos de cultivo puede ser un gran reto, sin importar si practican agricultura orgánica o convencional.

calabacita1Los productores se esfuerzan para que sus operaciones sean sostenibles y utilizan sus recursos sabiamente porque desean continuar produciendo durante muchos años. A fin de simplificar su estrategia y mantener la salud de sus plantas, Anthony Keinath, profesor y fitopatólogo del centro de investigación y educación de la Universidad de Clemson en Charleston, Carolina del Sur, EUA y el “Clemson University Coastal Research & Education Center,” recomiendan seguir los siguientes principios generales.

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Exclusión

Este principio se concentra en mantener a los patógenos fuera de sus campos de cultivo. Para excluir a los patógenos, empiecen con trasplantes y semillas limpios y sin enfermedades.

Erradicación

Asegúrense de que los materiales y el equipo utilizados en el campo estén limpios y no albergan a ningún patógeno, explica Keinath. La erradicación también significa eliminar los residuos de cosecha que pudieran estar contaminados y puedan ser transportados a otros campos de cultivo por la acción del viento.

“No es fácil deshacerse por completo de los patógenos, sin embargo, pueden hacer un esfuerzo para reducir el nivel de patógenos,” menciona.

Los siguientes tres principios implican el uso de estrategias que se pueden utilizar cuando la exclusión y la erradicación no funcionen y tengan que soportar al patógeno en sus operaciones.

Resistencia de la planta hospedera

Utilicen variedades que tengan resistencia a las enfermedades cuando las haya disponibles.

Protectores de cultivos

Utilicen fungicidas registrados y recuerden que la mayoría de estos productos pueden ser aplicados de manera preventiva.

Eviten las enfermedades

Se recomienda que establezcan prácticas de cultivo que incluyan la siembra cuando la enfermedad todavía no llega a sus regiones; proporcionen la nutrición adecuada a sus plantas para promover el crecimiento saludable y utilicen riego por goteo para mantener las hojas secas.

Cómo evitar el mildiú

Evitar las enfermedades en primer lugar es, algunas veces, la forma más sencilla de reducir las probabilidades de que se infecten sus cultivos. En algunos casos esto puede lograrse cambiando la fecha de siembra.

“A fin de reducir la incidencia del mildiú, y debido a que el patógeno se mueve de sur a norte, siembren en etapas tan tempranas como puedan para que las plantas crezcan tanto como sea posible antes de que el patógeno llegue a su área,” explica Keinath.

El uso de espalderas permite que las hojas se sequen con más rapidez después del riego, volviendo a las plantas menos susceptibles a la infección. Asimismo, sugiere a los productores asperjar a los pepinos en espalderas con un fungicida cúprico y les recomienda usar variedades resistentes o tolerantes, si están disponibles.

Al citar a las variedades de calabacita de verano tolerantes al mildiú, Keinath dice que cuando la enfermedad es prevalente y la calabacita tolerante finalmente se infecta, casi nunca se reducen los rendimientos.

“Es necesario que más del 50% de las hojas sucumban ante la enfermedad antes de ver una reducción en el número de calabacitas,” explica Keinath. “Esa es la definición de tolerancia. La planta sí se enferma, pero el rendimiento no se reduce de manera significativa.”

También recomienda poner en práctica numerosas medidas de control, tales como la combinación de variedades tolerantes o resistentes junto con protectores de cultivos, cuando una de las dos medidas no sea suficiente para controlar la enfermedad. Keinath dice que el cobre es la principal opción como fungicida orgánico para proteger a las cucurbitáceas del mildiú.

Prevención de la fitóftora

fitoftoraA diferencia del mildiú que puede ser arrastrado por el viento, la fitóftora sobrevive directamente en el suelo y tiene la capacidad de devastar a las cucurbitáceas, ya que no hay variedades disponibles que ofrezcan resistencia a este patógeno, con excepción de algunas variedades de calabacita de cáscara dura.

Debido a que la enfermedad se disemina moviéndose en el agua, Keinath explica que es preciso evitar que el agua contaminada toque las plantas. Sugiere utilizar camas elevadas y riego por goteo, y no sembrar en áreas bajas donde se recolecta el agua durante lluvias fuertes. En esas áreas bajas es donde se inicia la fitóftora y de ahí se disemina al resto del campo de cultivo.

También recomienda utilizar acolchado para ayudar a reducir la incidencia de la enfermedad; ya que el acolchado actúa como barrera entre el patógeno en el suelo y la planta.

Keinath sugiere a los productores realizar medidas de control de cultivos, tales como mantener limpios el equipo y los materiales de trabajo en campo; así como regular el suministro de agua para mantener a la fitóftora alejada de sus campos.

“En campos de cultivo pequeños es preciso eliminar la fruta enferma, ya que la mayor parte de la reproducción de la fitóftora en el campo se realiza mediante los frutos enfermos,” comenta Keniath. “Al hacer así reducirán la cantidad de fitóftora en el suelo que podría acarrearse hasta el siguiente año.”

Los agentes de protección no son materiales de rescate

Algo que muchos productores (tanto los que practican agricultura orgánica como los que practican agricultura convencional) no entienden, es que los fungicidas cúpricos y los fungicidas con base en azufre sólo protegen los cultivos.

Eso significa que para que sean efectivos, es preciso aplicarlos antes de que se detecte la enfermedad en el campo de cultivo. No obstante, para los productores orgánicos, estos materiales son considerados como el “último recurso.”

“Los fungicidas aprobados deberán aplicarse sólo después de haber aplicado bioplaguicidas sin éxito,” comenta. “Sin embargo, para ese entonces ya es demasiado tarde para salvar el cultivo.”

El composteo y los cultivos de protección

Vigilen la salud de las plantas, preparando a sus cultivos de cucurbitáceas para desplegar sus defensas. Keinath explica que el uso de enmiendas en el suelo los ayudará a mejorar la salud del mismo y finalmente la salud de las plantas, tanto en el caso de agricultura convencional, como en el caso de la agricultura orgánica.

“La mejor composta es la que se prepara fresca en la granja,” dice. “La composta tiene microorganismos benéficos activos. Dependiendo de cuánto tiempo pase desde que se compostea, se embolsa y se aplica, he visto respuestas drásticas y notables en el crecimiento de las plantas; sobre todo cuando se utiliza composta fresca.” Sugiere el uso de cultivos de protección. Los productores con más experiencia en cultivos de protección casi siempre utilizan mezclas.

Es decir, al menos dos tipos de cultivos de protección, como un grano y una leguminosa; o una brásicas y un grano. Keinath recomienda usar dos cultivos de protección porque usar más de uno incrementa el rango de beneficios que se pueden obtener del suelo.