Cómo mejorar la fertilización de tus tomates

Se pueden lograr los rendimientos de 9 kg o más por planta de tomate comercializable si están dispuestos a concentrarse en los detalles de producción.  Sin embargo, las resquebrajaduras de los frutos, las magulladuras en los hombros (hombro marcado o golpe de lluvia), el agrietamiento radial, el hombro amarillo y la pudrición apical son defectos graves en los frutos de tomate que ocasionan pérdidas en la cantidad de frutos comercializables.

Se puede utilizar una serie de prácticas de cultivo para disminuir de manera drástica estos problemas. Se ha comprobado a través de pruebas de campo que el riego adecuado, el equilibrio de nutrientes específicos y el uso de acolchado plástico u orgánico aumentan de manera significativa la calidad de los frutos.

Publicidad

Las ventajas de la agricultura protegida

tomates grape en invernadero irapuatoAún cuando el clima es un factor que está fuera del control de los productores, las pruebas han demostrado que los refugios como los túneles altos son sumamente efectivos para incrementar la calidad de los frutos al reducir las salpicaduras de lluvia sobre los frutos y mejorar la calidad de la luz mediante el uso de películas plásticas que difunden la luz.

Es frecuente que después de la lluvia haya agrietamiento en los frutos, sobre todo en los frutos más grandes. Al evitar que la lluvia moje el follaje, se elimina un gran número de enfermedades fungales y bacterianas que son ocasionadas por el movimiento de las esporas a través de las salpicaduras.

Los ácaros, los áfidos, los trips, el moho foliar y la cenicilla continúan siendo plagas comunes que representan retos para las plantas de tomate cultivadas bajo cubiertas de protección.

Preparación del suelo antes de la siembra

El primer paso para producir un cultivo de tomate de alto rendimiento, altamente comercializable es realizar análisis de suelo antes de la siembra. Los cultivos de hortalizas como los tomates extraen grandes cantidades de nutrientes del suelo, por lo que es importante correr pruebas cada año para contar con la mejor información al aplicar los nutrientes para los siguientes años.

Con base en los resultados del análisis de suelo, los productores convencionales necesitarán incorporar al menos 30%-50% de los requisitos de nutrientes durante la preparación del suelo. Los productores orgánicos deberán incorporar entre 70%- 80% de nutrientes, ya que los fertilizantes orgánicos que se inyectan después de la siembra tienen muy pocas cantidades de Nitrógeno (N), Fósforo (P) y Potasio (K), a diferencia de los productos concentrados en polvo.

Los fertilizantes de liberación más lenta como la arena verde, la potasa verde y la potasa quemada como fuentes de potasio; el aragonito como fuente de calcio y el sulfato de magnesio (sales de Epsom), aplicados durante la etapa de arado, han demostrado gran potencial para reducir la pudrición apical del fruto  y la enfermedad del hombro amarillo.

Es necesario monitorear el agua, el pH y la alcalinidad

Los tomates absorben mejor los nutrientes cuando el pH de la solución del suelo es de 6.2-6.5. El pH  a este nivel aumenta al máximo la absorción de potasio y permite que todos los otros nutrientes se conserven dentro de la “zona suficiente”.  Los análisis periódicos de la fuente de agua de riego les permitirán conocer el pH y la alcalinidad del agua y podrán ajustar el pH  mediante la adición de ácidos.

Cuando el pH de la solución utilizada en el riego es menor a 5.8, se recomienda utilizar fertilizantes alcalinos. La inyección de materiales alcalinos como el carbonato de calcio para ajustar el pH, sólo se recomienda cuando el pH es menor a 5.5.

El ácido sulfúrico es el material más comúnmente utilizado para reducir el pH y la alcalinidad.  Los productores orgánicos han tenido buen éxito con las aplicaciones de ácido cítrico para reducir el pH. 270 gramos de ácido cítrico en polvo por 400 litros de agua de riego reducirán un punto menos en la escala de pH, en la mayoría de las aguas.

La mayoría de los productores de tomate que han adoptado la inyección de ácido se han dado cuenta de que la calidad de sus cultivos ha mejorado de manera drástica al mejorar el aprovechamiento del potasio.

Los productores convencionales pueden utilizar la calculadora de alcalinidad AlkCalc para determinar la dosis correcta de manera muy exacta. Sin embargo, se recomienda utilizar un medidor de pH calibrado para analizar el agua de riego de manera periódica, ya que la calculadora en línea y la recomendación de añadir ácido cítrico son simplemente herramientas que nos acercan al pH deseado.

Pueden adquirir un medidor de pH digital de alta calidad que ajuste la temperatura de manera automática. Asegúrense de leer las instrucciones con cuidado; cambien las baterías al menos cada año y utilicen soluciones de calibración frescas con pH de 4 y 7, al menos una vez al año. Si notan cristalizaciones alrededor de la tapa de las soluciones, es un indicio de que deben reemplazar las soluciones.

La mejor aplicación de los nutrientes inyectados

Si desean cultivar tomates de alta calidad, es necesario cuidar la proporción K/N. Los tomates requieren grandes cantidades de N disponible para crecer y fortalecerse, sin embargo las demandas de N cambian a lo largo de su ciclo de vida.

Antes de la floración, se recomienda tener niveles de 5%-6% N en los tejidos (con base en materia seca). Durante la floración y el subsecuente llenado de los frutos, la proporción entre K y N se vuelve crítica. Los experimentos realizados en el Suroeste de Michigan indican que se necesita una proporción de 2:1 de K y N para producir fruta de calidad durante la etapa de llenado.  Esta proporción tiende a mejorar la firmeza de los frutos y a reducir los problemas de hombro amarillo.

K desempeña un papel clave en la relación de agua y elasticidad de la epidermis (piel). Los suelos con muy poca fertilidad pueden beneficiarse de una proporción 3:1 de K y N.  Aún cuando los niveles de N en el tejido mayores de 6% son recomendables para las plantas provenientes de trasplantes, el nivel de N debe reducirse a 3.5-4% durante el amarre de los frutos y el inicio de la maduración; o cuando se tienen probabilidades de que surjan problemas de hombro amarillo y fruta reblandecida.

Los productores deben ser cuidadosos con la aplicación de micronutrientes como el boro (B), ya que las cantidades excesivas pueden dar como resultado defectos en los frutos y daños fitotóxicos en la piel y en las hojas.

Una de las formas más efectivas de desarrollar un programa para la aplicación de nutrientes es basar las aplicaciones iniciales en los requisitos generales de densidad de siembra. Por ejemplo, un acre de tomates requiere aproximadamente .5 libras de N por día. A partir de este punto, pueden ajustar su programa conforme sea necesario, basándose en el análisis de suelo y el análisis de tejido vegetal.

Se recomienda iniciar con un fertilizante balanceado como 20-20-20 (proporción 1-1-1) de N-P-K; ó  20-10-20 N-P-K hasta la aparición de las primeras flores. Cuando aparecen las primeras flores, cambien a un fertilizante con alto contenido de K y bajo contenido de N, como el 9-15-30, y ajusten otros nutrientes basándose en los resultados del análisis de tejido vegetal.

Los resultados de investigación indican que es importante pasar a un programa con alto contenido de potasio dos semanas antes de la floración, ya que ese es el periodo en el que inicia el alto consumo de potasio. Esto puede explicar la razón por la que los productores que empiezan a aumentar el K durante la floración o poco después de la floración, tienen tantas dificultades para restaurar los niveles de tejido vegetal.

El calcio no se mueve de las hojas más viejas, sin embargo las plantas lo requieren de manera periódica para reducir los problemas de agrietamiento, mejorar la firmeza y evitar la pudrición apical.

Los análisis de tejidos les indicarán si es necesario ajustar ese nutriente. Con frecuencia deberán regular los niveles de Mg y Ca. No obstante, es preciso recordar que cuando se hacen los análisis de tejido para medir el Ca y el Mg, siempre medimos los niveles absorbidos por las plantas en el pasado y esos niveles nos sirven para ajustar el programa de nutrición vegetal.

Nutrientes aplicados a nivel foliar

Asegúrense de seguir las instrucciones de la etiqueta y revisen muy bien sus cálculos matemáticos para reducir las probabilidades de hojas y frutos quemados, debido a la aplicación foliar  incorrecta. Eviten realizar las aplicaciones durante las horas más calientes del día, cuando la temperatura alcance 29.5°C  y así reducirán en gran medida la posibilidad de reacciones fitotóxicas de algunos materiales en aerosol. Los materiales que están mezclados específicamente para la aplicación foliar tienen auxiliares que aumentan la absorción de nutrientes a través del tejido foliar.


Bogash es profesor de horticultura y trabaja en el departamento de Extensión de la Universidad Estatal de Pensilvania (EUA), Región Sureste. Para más información del tema, escriban a [email protected]