3 factores críticos de producción protegida

merle jensen ceacExisten una variedad de factores que contribuyen al éxito o fracaso de negocios de producción de frutas y hortalizas en estructuras protegidas. En esta serie de tres partes, compartimos la segunda tanda de recomendaciones de parte de Merle Jensen, experto en el tema.

Primera parte: Ubicación, Administración y Diseño

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Control ambiental

Los niveles altos de luz y el control de temperatura son imprescindibles para cultivar productos de alta calidad. A pesar de que puede resultar costoso calentar un invernadero, también puede ser altamente redituable si se cultivan productos de alta calidad a costos competitivos.

Por ejemplo, los tomates requieren un rango de temperatura entre 15 y 25°C. Las temperaturas del invernadero superiores o inferiores a ese rango, pueden impedir el crecimiento óptimo y limitan la calidad de los frutos.

El sistema de control ambiental variará dependiendo de la ubicación del invernadero. Es mejor usar ventilas dobles en el techo que una sola ventila. Las ventilas dobles, conocidas como “mariposa” reducirán la temperatura del invernadero en 8-10 grados durante los días calurosos del verano. La eficiencia del sistema de enfriamiento evaporativo dependerá de los niveles de humedad en el exterior.

Es muy importante que las personas que no conocen a fondo los requisitos del ambiente bajo invernadero, trabajen con proveedores o consultores de invernaderos de buena reputación. Es imperativo que se instale el sistema ambiental correcto para alcanzar altos rendimientos y productos de buena calidad.

Sistemas de cultivo

El cultivo en suelo es el método estándar en todo el mundo; sin embargo sus principales problemas son las enfermedades transmitidas por el suelo, la falta de control sobre la nutrición mineral y la calidad inconsistente de los frutos.

En la actualidad, la tecnología sin suelo/hidropónica en combinación con estructuras de invernadero, mejor conocida como “Agricultura de Ambiente Controlado,” debe tener un control preciso de las temperaturas del aire y las raíces, el riego, la nutrición vegetal, la humedad, el dióxido de carbono, e incluso la luz. Aun cuando las técnicas de cultivo hidropónico sean muy similares en una región determinada, las estructuras de los invernaderos y los métodos de control ambiental pueden diferir en gran medida.

Las principales ventajas de los sistemas hidropónicos incluyen: altos rendimientos de los cultivos con la densidad máxima; producción de cultivos donde no hay suelos adecuados; indiferencia virtual a la temperatura ambiental y la estacionalidad; uso más eficiente del agua y de los fertilizantes; aprovechamiento del área mínima de terreno; mecanización, y el control de enfermedades.

Una de las ventajas principales de los sistemas hidropónicos es que permiten aislar el cultivo del suelo, que con frecuencia acarrea problemas de enfermedades, salinidad, mala estructura y mal drenado.

Las costosas y laboriosas tareas de esterilización y cultivo del suelo, son innecesarias en los sistemas hidropónicos, en los que se logra producir con mucha rapidez. En el caso de las hortalizas que producen frutos, los sustratos más comunes son lana de roca, musgo de turba o peat moss, vermiculita, perlita, arena y fibra de coco.

Para las hortalizas de hoja grande, pueden utilizarse sistemas líquidos que combinan el agua con los elementos nutrientes esenciales. Las raíces de las plantas quedan expuestas directamente a la solución nutritiva en un sistema cerrado en el que se recicla la solución.

Fertirriego

Los plásticos en la agricultura iniciaron una revolución tecnológica con la llegada del riego por goteo, el cual ofrece la capacidad de aplicar agua y fertilizante de manera uniforme a las hortalizas. Tales sistemas aseguran una producción óptima con el mínimo consumo de agua, sin perder los nutrientes provenientes de los fertilizantes y controlando los costos (siempre en aumento) de agua, fertilizantes, mano de obra y maquinaria.

Los elementos de fertilización son aplicados mediante inyectores de fertilización que permiten alimentar a las plantas de manera precisa y con la cantidad exacta de los nutrientes requeridos, además de controlar el pH y la salinidad de la solución nutritiva, es decir la conductividad eléctrica (CE).