3 componentes esenciales para implementar un sistema de agricultura de conservación

beneficiosMuchas veces, en el afán de cumplir un deseo, hacemos las cosas mal o implementamos decisiones sin tomar en cuenta su efecto en el futuro. Así ocurrió con la industria agrícola, la cual, en su carrera por alimentar a más personas con menos esfuerzo, sacrificó la viabilidad de su suelo a largo plazo.

La agricultura de conservación es un acercamiento sustentable a la producción de alimentos en el presente y hacia el futuro; toma en cuenta uno de los recursos más importante en la producción de alimentos — el suelo — e implementa estrategias para cuidar y fortalecer la salud de éste.

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Los tres componentes que sirven de base para la agricultura de conservación son:
1) cero labranza
2) rotación de cultivos
3) utilización de cultivos de cobertura.

A continuación se presentan los aspectos claves que constituyen estos tres componentes, así como maneras de implementar estas estrategias en el campo productivo.

1 Cero labranza
Uno de los retos más importantes en la siembra de cultivos alimentarios, es asegurarse de que las plantas estén recibiendo los nutrientes necesarios para producir frutos de calidad y alto rendimiento. A finales de los 1800s, el norte de Europa vio sus campos productivos drásticamente afectados por la maleza Agropyron repense.

Entre la falta de producción y la hambruna poblacional, los ingenios alemán, neerlandés y británico colaboraron para inventar el arado mecánico, el cual al tornar la tierra, probó ser la herramienta clave para el control de la maleza.

La tecnología fue luego exportada a las Américas, convirtiéndose en la herramienta ideal para la preparación inicial del suelo. Los productores pasaron de técnicas de siembra más sencillas y arduas a la mecanización de las mismas. Sin embargo, la adopción de esta tecnología ha causado daños al suelo a corto y largo plazo, como son su erosión y el consecuente lixiviado de nutrientes a las aguas naturales.

Estudios publicados por el Inifap muestran en “los últimos 40 años México ha perdido más cantidad de suelo por erosión, que todo el suelo perdido en los 400 años de la historia del país.”

También se ha demostrado que bajo el sistema de labranza se pierde 2.5 más nitrógeno en la producción de maíz que en el de cero labranza. El sistema de labrado ha probado ser no tan exitoso en los suelos y climas cálidos y tropicales de las Américas — en comparación a su región de origen en el norte de Europa.

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En las Américas, bajo el sistema de labranza, el suelo simplemente se debilita a tal nivel que no solamente pierde mayores niveles de humedad, sino que se presta para el lixiviado de nutrientes aplicado — costándole al productor mayor inversión en fertilizantes, y al país, la calidad de sus aguas.

Sin embargo, entre los elementos detractores del sistema de cero labranza existen las preocupaciones económicas del costo del sistema y el mayor uso de herbicidas.

Estudios conducidos en Argentina — el cual practica la cero labranza en más de la mitad de sus tierras productivas — han comprobado que el costo a corto plazo se convierte en una ganancia a largo plazo. De acuerdo a investigaciones “el ahorro acumulado del 1991-2009 fue de $4.7 mil millones de dólares.”

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Contribuye a esta ganancia el hecho de que Argentina y Brasil — los dos países líderes en la adopción de esta estrategia de conservación en las Américas — han desarrollado tecnologías de sembradoras para suelos no labrados.

Por otra parte, estudios conducidos por la FAO muestran que el uso de herbicidas en suelos no labrados puede ser minimizado con el empleo de la rotación de cultivos y con cultivos de cobertura.

Estudios en México también muestran que dejar un tercio del cultivo previo como residuo en el suelo, ha probado ser una estrategia efectiva contra la erosión del suelo (más aún en zonas tropicales).

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2 Rotación de cultivos
Cuando un cultivo es sembrado en el suelo, las raíces de éste tienen ciertos requisitos de humedad y nutrientes. Además, cada cultivo sufre de plagas y enfermedades específicas. Cuando un cultivo se produce de manera convencional, el mismo cultivo se repite año tras año, agotando la humedad y los nutrientes del suelo, mientras se empeora las enfermedades y las plagas.

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La rotación de cultivos le ofrece al suelo la oportunidad de descansar y renovarse. El productor alterna entre el cultivo principal, granos pequeños y pastos, a fin de que éstos extraigan nutrientes del suelo, de manera diferenciada. De esta manera, se rompen los ciclos de malezas, insectos y enfermedades del suelo, sin la aplicación intensiva de agroquímicos.

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El suelo, al renovarse y descansar, aumenta su materia orgánica, a su vez aumentando la fertilidad del mismo.

El productor ajusta sus rotaciones de acuerdo a sus necesidades de producción, demanda de su producto y las necesidades de su cultivo. Por ejemplo, las hortalizas de fruto, como son el tomate y el pimiento necesitan satisfacer sus necesidades de fósforo, mientras que las hortalizas de hojas, como la espinaca y la col, requieren mayores cantidades de nitrógeno.

La rotación de cultivos le permite al suelo diversificar sus actividades, al poder ofrecer sus “insumos” naturales de manera alterna, evitando el agotamiento de estos.

El sistema de rotación es también una oportunidad de diversificación para el productor.

 

En la próxima página: Cultivos de cobertura

3 Cultivos de cobertura
Los cultivos de cobertura son aquellos que se siembran antes de o concurrentemente con el cultivo principal.

Cuando el cultivo de cobertura se siembra antes del cultivo principal, éste prepara el suelo, proveyéndolo de nutrientes necesarios para el próximo cultivo, además de mejorar la estructura del subsuelo.

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Cuando se siembran concurrentemente con el cultivo principal, o cuando sus desperdicios se utilizan para cubrir el suelo entre las hileras del cultivo principal, el cultivo de cobertura impide el desarrollo de malezas, mientras que su descomposición ayuda a mantener la humedad del suelo e incrementar la materia orgánica del mismo.

fao 1Entre las desventajas del cultivo de cultivo de cobertura se encuentran la mano de obra requerida al tener que establecer y cortar el cultivo.

Adicionalmente, algunos productores se han quejado de que los cultivos de cobertura atraen ratas y arañas, entre otras plagas que se esconden entre los rastrojos. Sin embargo, si estos se manejan cuidadosamente, el productor podrá ahorrarse dinero que de otra manera gastaría en fertilizantes, herbicidas y riego.

Estudios muestran que la raíz de la alfalfa, el caupí y la tobiata, entre otros, penetran las capas subsuperficiales del suelo, “laboreando biológicamente” la compactación del subsuelo. La estructura del suelo termina mejorando, y por ende, permitiendo mayor aireación, humedad y materia orgánica a las raíces del cultivo principal.

Investigaciones conducidas en Yucatán (México) han reportado que la utilización de los cultivos de cobertura mejora la textura, color y humedad a niveles óptimos para los cultivos de tomate y chile.

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Adicionalmente, la utilización de leguminosas y oleaginosas como cultivos de cobertura le permite al productor suministrar nitrógeno y otros nutrientes al suelo, de manera natural. Estudios conducidos en Argentina, y reportados por INTA  muestran que la mezcla de “vicia y avena produjo un contenido de 3.1118 kg de carbono, 89 kg de nitrógeno, 9.4 kg de azufre y 16 kg de fósforo por hectárea de cultivo de soja.”

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Fuentes: Sagarpa, FAO, Inifap, Servicio Regional de Investigación y Desarrollo Agroalimentario de Asturias, España, Scientific American, Institut de recherche pour le developpment Drance, “History of Crop Production with and without tillage,” por Rolph Despesch; “Conservation Tillage in Mexico and Latin America: An Overview,”por Ramon Claveran; INTA Informa; Ecomallorca.net.